Muchas personas anónimas pensaban que la Ética, los principios personales y los profesionales estarían por encima de los intereses futbolísticos y de marketing de la FIFA y de Qatar, cómo país organizador.
Mientras, compañeros iraníes defendían con su propia vida los derechos de las mujeres, los otros, envueltos en el sueño idílico del mundial qatarí, no fueron capaces de parar, de decir "¡basta ya!".
Contemplar los ahorcamientos y ser conscientes de que "otros futbolistas" esperaban
su turno, es suficiente motivo moral como para parar un Mundial y gritar a todo el mundo que los derechos fundamentales están por encima de cualquier gobierno.
Los triunfadores van como héroes, los perdedores lloran por la pérdida de gloria...
¡Vergüenza...!
¡Que los Dioses de mil nombres protejan a los condenados y abra los ojos de la miseria humana, incapaz de vender los principios por dinero... por gloria efímera...
¡Vergüenza!