Políticos a golpe de ocurrencia
Trigésimo cuarta semana de 2018, la de la exhumación del dictador Francisco Franco. A falta de actividad política local, envuelta entre vacaciones y fiestas en los pueblos, la política nacional centra la atención mediática, también en Salamanca, una provincia donde la huella del infausto general es pronunciada y su sombra alargada. Porque aquí estableció su cuartel general (décadas aguantó su medallón en la Plaza Mayor), aquí todavía hay muchos nostálgicos de sus acciones pero aquí también permanecen cientos de salmantinos desaparecidos desde que fueron fusilados hace ocho décadas y numerosas fosas con restos humanos por encontrar e identificar.
El Gobierno de Pedro Sánchez ‘El ocurrencias’ está volcado ahora con la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. Con toda legitimidad, tanto normativa como social, pero una vez más acierta en el fondo y falla en las formas. ¿Sobra el dictador de un lugar que no debería ser exaltación del franquismo sino recuerdo de las víctimas de la guerra? Sí. ¿Debería incluso derribarse la enorme cruz que preside el lugar? Personalmente tengo dudas, pues es un elemento histórico, y quienes olvidan su historia cometen el riesgo de repetir sus errores. ¿Debería ser un lugar como el Centro de la Memoria Histórica de Salamanca, con un carácter más cultural? Absolutamente.
Ahora bien, ¿es el principal problema de España ahora mismo? Pues lo parece a tenor de los esfuerzos de unos partidos y otros por hablar del eterno problema de las dos Españas, de rojos y azules, de estás conmigo o contra mí. De un ambiente de crispación, al fin y al cabo, que no beneficia en nada al progreso del país, y por tanto de cada una de sus comunidades autónomas y de sus provincias. El PSOE quiere que el Partido Popular de Pablo Casado quede retratado y que Ciudadanos de Albert Rivera esté en un aprieto. Es lo que realmente interesa a la camarilla que omnubila las decisiones del presidente del Gobierno, a quién también se empieza a apodar 'El aviador', por la afición que está cogiendo a viajar en avión particular o helicóptero a lugares donde perfectamente podría ir en coche o tren. Derroche a costa de los contribuyentes, todo un ejemplo a seguir.
Ahora hay que centrar esfuerzos en la economía y el empleo, pero sobre todo en la ciencia y la investigación, porque con ellas llegará el desarrollo y todo lo demás, porque si hay empleo hay dinero, hay recursos para sanidad y educación, y así la cadena sigue acrecentando eslabones. Salamanca debería ser referente de esa I+D+i gracias a sus universidades- Para sacar a Franco del Valle de los Caídos hay tiempo. Hágase, pero bien, con consenso, sin crispación, con un proyecto completo.
Sin embargo, nuestros políticos viven al día, a golpe de tuit, a golpe de ocurrencia, buscan el rédito inmediato sin mirar más allá, sin proyectos a medio plazo, sin pensar en el beneficio general futuro. Y así nos luce el pelo. Otro ejemplo es la inmigración. Tan pronto se acoge a un buque repleto de personas que precisan ayuda humanitaria urgente como se deriva a Francia un caso similar, tan pronto casi se abren las puertas a quienes asaltan la valla desde Marruecos y hieren a guardias civiles como se les devuelve inmediatamente, casi con una patada en el trasero, acogiéndose a un convenio del año 1992. Ahí es nada. Cuando era presidente del Gobierno el socialista Felipe González, alcalde de Salamanca el socialista Jesús Málaga, se celebraron los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla. Pues no ha llovido desde entonces (ahora cada vez menos debido al cambio climático, del que también tendríamos que hablar largo y tendido).
La inmigración está provocando, para bien o para mal, profundos cambios en nuestra sociedad. Por ejemplo, días atrás se conoció que este curso se impartirá religión islámica por primera vez en Salamanca. Según lo ha anunciado la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, parece una asignatura específica sobre esta religión. Mal asunto si la fe continúa en las aulas, provenga de donde sea su culto. La religión es una opción personal que une al colectivo, pero su elección es individual. Por tanto, la religión, cualquier religión, desde el punto de vista de la fe, debe estar fuera de las aulas. Si alguien quiere que su descendencia continúe su fe, se la mostrará en su casa, en su familia, entre sus amigos, pero no en un colegio. Me da lo mismo un católico que un musulmán. Lo correcto en la escuela es enseñar la historia de esas religiones, por qué surgió el catolicismo y su iglesia, por qué las corrientes protestantes, por qué el islam, por qué el budismo, por qué otras corrientes de fe. En qué contexto social se expandieron, dónde perduran, pero no aprender a rezar, sea en el idioma que sea.
Y esta semana ha sido, una más, la de la sanidad rural. Éste sí que es un asunto que debería centrar los esfuerzos de nuestros dirigentes. No se entiende que haya centros de salud casi sin médicos y consultorios de pueblos donde llevan sin pasar consulta desde hace semanas porque la Consejería de Sanidad no ha repuesto a quienes estaban de vacaciones, de baja, se han jubilado o incluso fallecido. No se puede poner como excusa la falta de presupuesto. ¿Qué no hay dinero?, pues se quita de donde no haga falta y se destina a contratar médicos. ¿Qué no hay médicos de familia?, pues se forman (aquí volvemos a la falta de miras de los políticos, a no pensar en un proyecto de futuro, con varios años de antelación). Y encima en el peor momento, cuando los pueblos están repletos de gente por las fiestas patronales y las vacaciones de verano.
La sanidad rural es un problema que exige una solución y no las continuas monsergas de los políticos. Y mucho menos que sea objeto de enfrentamiento político, incluso de cargos del mismo partido. Dicen que el consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, a quien le quedan dos telediarios en el cargo, hasta que lleguen las elecciones de 2019, ha ordenado que a Salamanca ni agua por aquello del enfrentamiento del actual equipo de gobierno en la Comunidad Autónoma con el alcalde charro, Alfonso Fernández Mañueco, que los desterrará a todos si es elegido presidente de Castilla y León, además de ‘enemigo amigo’ en un PP totalmente dividido. En este ambiente, incluso alcaldes del Partido Popular están pidiendo ayuda a sus homólogos del Partido Socialista para que hagan presión y la Consejería de Sanidad se apiade de los pueblos. Pero me da que la plantilla de médicos, como las golondrinas de Becquer, ya no volverá a números de antaño (¿quién hablaba de recuperación y de que ya no había recortes?).
Pero no se preocupen, ya se acerca septiembre, los políticos volverán de la playa, o de donde hayan ido a esconderse, y prometerán lo que haga falta. La maquinaria de la propaganda ya está engrasada, de unos para minimizar y ridiculizar problemas importantes, de otros para maximizar y exagerar cuestiones nimias. Mientras, los hay que presumen de sus viajes a costa del dinero público, no por corruptos, sino por sus suculentos sueldos sin dar un palo al agua. “Mira dónde he estado, me he pulido el sueldo de agosto en estas vacaciones, pero como no he trabajado, pues como si hubiera sido regalado”, le vino a decir más o menos un político a un amigo en una terraza donde a escasos metros estaba un servidor con la oreja puesta. Pero ya saben, se dice el pecado, no el pecador. La próxima semana, les prometo más madera.