Hoy se celebran elecciones al Parlamento Europeo y he venido dedicando mis últimos artículos a este tema, intentando reflexionar sobre el significado de la Unión Europea y su aportación a la mejora de nuestras condiciones de vida. Sinceramente sigo pensando lo mismo que ya he contado durante estos últimos domingos, y creo que la campaña electoral ha transcurrido sin que los partidos políticos hablen sobre lo que plantean cambiar de las políticas europeas y como obtener beneficios para nuestro país. Pensé que nunca diría esto, pero la verdad es que cada vez entiendo más la decisión que en su momento tomó Inglaterra sobre su salida de la UE. No me parece que estén peor en cuanto a su calidad de vida, y lo que si está claro es que ejercen su soberanía con absoluta independencia y garantizando el bienestar de los ingleses.

Ahora bien, es cierto que disponen de un factor que nos falta a los demás países y sobre todo a España, y es contar con una moneda que siempre ha sido muy fuerte como la libra y que compite con el resto de monedas del mundo desde una sólida robustez. Prácticamente ningún otro país de la UE podría plantearse esta decisión, precisamente porque aceptamos la incorporación al euro, renunciando a la peseta, y como he venido diciendo esta incorporación a una moneda única europea es la decisión que nos ha brindado de una manera clara, fuerza frente al dólar. La moneda única y la política económica son los dos temas que han funcionado en esta Unión Europea.

La Política Agraria Comunitaria y su ineficacia

La Política Agraria Comunitaria que en origen fue junto con el carbón la que dio lugar a la creación de la CEE está resultando un fracaso para este continente y de una manera muy clara para España. El sector está muy envejecido en toda Europa, no tenemos garantizado el auto abastecimiento de alimentos que es uno de los mandatos de los tratados fundacionales y se dan constantes contradicciones en las decisiones que se toman. Por ejemplo, no se permite el uso de determinadas materias activas para tratar los cultivos, pero sí que se permite que entren productos de otros países como Marruecos que los utilizan.

Los agricultores se han manifestado en toda Europa, pero no les han hecho ningún caso. La PAC cuenta para el periodo 2021/27 con más de 386.000 millones de euros y el sector agrario no funciona. Algo está pasando, las decisiones se toman alejados del territorio, de la realidad, de las necesidades que existen. No se puede cultivar lo que es más interesante para el mercado porque entonces no cobras las ayudas. No se pueden tratar los cultivos para impedir las plagas que los dañan. No se pueden vender las producciones en el territorio en el que se produce porque están globalizadas y acabamos vendiendo el trigo para que vaya a Bélgica y luego compramos a otro que lo trae de allí. Es un auténtico disparate. Nos pasamos el día hablando del cambio climático y lo primero que podríamos ordenar para evitar emisiones a la atmósfera seria evitar que las mercancías viajen innecesariamente y que se queden cerca de dónde se producen.  

El despilfarro de los eurodiputados

Analizando el coste de los 721 eurodiputados que van a integrar el Parlamento Europeo he comprobado que nos cuestan 376 millones de euros anualmente. Resulta que además de un salario de 9000 euros mensuales, tienen una asignación de 5000 euros al mes para dietas y otra para contratar asistente y para alquilar oficinas. Cada eurodiputado cuesta mensualmente 44.000 euros. Vamos el triple al mes de lo que gana al año un trabajador que percibe el salario mínimo interprofesional.

Con estas retribuciones los eurodiputados bien podrían bajar a la arena y conocer la realidad de los 27 países de la UE. Creo que debería dar para hacer un esfuerzo y conseguir adaptar las políticas que se desarrollan a la realidad de este continente.

Si a esto sumamos el coste de la Comisión Europea, que constituye el poder ejecutivo de esta estructura de gestión que tenemos, Europa tendría que funcionar como un reloj. El coste de funcionamiento de esta Institución supone un gasto anual que supera los 57.000 millones de euros

España, a la cabeza en gasto en burocracia

Ya sé que todas estas cifras son mareantes, pero me parecía muy interesante ponerlas encima de la mesa, por una sencilla razón, estamos permanentemente preocupados por el gasto público en nuestro país, que es realmente desorbitado porque somos el país con más estructuras administrativas de los 27, gastamos más que la media en el sostenimiento de trabajadores públicos y políticos. Nuestro gasto es superior al de Alemania o Francia, que son países de mayor tamaño. Pues resulta que lo que se gasta en el sostenimiento de la administración europea adquiere unas dimensiones estratosféricas y nadie ha hablado de ello en estos días. Realmente el voto de los ciudadanos en estas elecciones es definitivamente un voto desinformado, un voto que la mayoría de los ciudadanos no saben ni a quién ni para qué lo van a depositar en una urna.

La política europea como el resto de las políticas que se ejercen se han quedado desconectadas de la realidad. Cada vez la realidad avanza mucho más rápido que la respuesta que las estructuras administrativas y políticas son capaces de dar a los ciudadanos. Cuanto más se alejan los centros de decisión más alejadas de la problemática social y real quedan las soluciones que se dan y más ineficaces resultan.