El acoso escolar, conocido también como ‘bullying’, se ha convertido en uno de los principales problemas de la sociedad. Cada semana saltan a la actualidad casos inimaginables que tienen lugar en centros escolares de toda España, a cada cual más cruel. Una lacra en aumento que padecen cientos de familias que no se sienten respaldadas por la administración, ya sea la educativa o la judicial.

La Asociación Salmantina contra el Bullying y Ciberbullying (Ascbyc), en colaboración con el sector de educación de Unión General de Trabajadores (UGT), ha promovido un debate sobre el Protocolo de Acoso Escolar de la Junta de Castilla y León. “Un tema que merece la reflexión de todos los profesionales, no sólo del ámbito educativo”, destacó Rosa Hernández Rubio, de UGT. Las conclusiones del debate se harán llegar a la Dirección Provincial de Educación, añadió Carmen Guillén, presidenta de Ascbyc, “porque todo es mejorable” debido a las dificultades que se están encontrando profesores, padres, policía y abogados. De hecho, en la provincia de Salamanca no se ha llegado aún pese a las denuncias presentadas.

Entre las dificultades que se encuentran en el día a día están la ausencia de medidas concretas para poder aplicar el protocolo, en el que sólo se se incluyen generalidades. Por ejemplo, no se establece una graduación de las medidas en función de la edad del alumno acosado, y tampoco cómo intervenir sobre las familias de ambas partes, que muchas veces están desconociendo el acoso o encubriéndolo. Y es que el protocolo nació a partir de estudios con datos obsoletos, que ahora han quedado aún más anticuados, además de que la formación en algunos centros escolares es insuficiente o inexistente.

Así, el abogado Alejandro Pérez de la Sota, matizó que el protocolo incluye conceptos jurídicos indeterminados, “palabras que parecen que dicen algo pero en la práctica no dicen nada, y este asunto es de solución urgente, no podemos estar como en el fútbol, parando la jugada para estudiarla, estamos con absolutas vaguedades en el protocolo”. Así, no se aclara cómo se garantiza la autoprotección, qué es violencia grave y qué leve, a lo que se añade que el procedimiento cuando se denuncia un caso de acoso escolar es muy lento.

Y otro gran problema es igualar al acosador y la víctima a la hora de promover un cambio del centro escolar, pues de esta forma se incide en la sensación de culpa del acosado. "Así va con una diana en la espalda, lo lleva en la mochila, no se soluciona cambiando de centro, porque si en otro colegio hay un potencial acosador, será un imán para él, hay causa efecto", explicó el policía Juan Luis Velasco.

Asociación Ascbyc

La asociación Ascbyc nació hace casi dos años. Formada principalmente por padres y madres cuyos hijos habían sufrido acoso escolar, al no sentirse respaldados por la administración, esta asociación surgió contando con la ayuda de profesionales especializados en psicología, criminología y trabajo social, que se han unido hasta erradicar esta conducta.

Las estadísticas oficiales dicen que el año pasado bajó el acoso escolar. En 2016 hubo diez casos denunciados, en 2017 seis pero hay que añadirle otros cinco de ciberacoso que ahora distingue la Consejería de Educación, por lo que al final suman once. Y son sólo denuncias confirmadas, hay muchos padres que no lo hacen por miedo al ser el único colegio en el pueblo y no querer ser señalados, por no tener problemas con otros padres o simplemente porque consideran que aunque denuncien no va a servir para nada. “Se encuentran con la explicación de que son cosas de niños, es algo normal, estaban jugando… se minimiza el problema”, añaden desde Ascbyc.

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