Lecturas taurinas veraniegas. Capea, Robles, Domínguez: gran cosecha castellana del 72
Santos García Catalán nos trae una serie de seis capítulos dedicados a Roberto Domínguez con motivo de sus 50 años de alternativa
3 julio, 2022 09:35Noticias relacionadas
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En la temporada de 1988 alcanzó la cifra de 54 corridas de toros. Acude a todas las ferias españolas y francesas, desde Castellón hasta Zaragoza, enlazando el otoño-invierno con los circuitos de las plazas americanas que estaban en todo su apogeo… y con dinero.
Ese año, en Madrid toreó cuatro tardes (una de ellas con Victorinos). En Sevilla hizo dos paseíllos; otros dos en Valladolid y dos tardes en Pamplona con Cebadas, (cortó una oreja) alternando con Capea y Robles. Y con los Miuras, con Ruiz Miguel y Manili en el cartel. Por el coso pamplonés, ese día, Roberto “veía” al fantasma de “Ojeroso” por todas partes.
La última corrida del año, en Zaragoza, solo mató un toro de Flores Tassara; la lluvia hizo que se suspendiera el festejo en el primer toro. Alternó con Emilio Oliva y Raúl Zorita. Domínguez no rehusaba ningún hierro, y mira que había divisas temibles. Pero si quería llegar a lo que siempre había soñado había que fajarse con todo lo que saliera por chiqueros.
1989: año de las gestas y consolidación de Roberto Domínguez
En esta temporada sumó 73 festejos; un año crucial y definitivo para dar un salto enorme en un escalafón repleto de figuras del toreo. Se anuncia en todas las ferias y en localidades donde se codea con las figuras. Roberto se instala en la élite del toreo como una figura más.
Dobla festejos en Valencia, en Málaga (una en solitario y cortó tres orejas), en Huelva, en Bilbao, en Logroño y en Pamplona. En Valladolid torea tres tardes. Y en Madrid otras tres, pero con una gesta importante como fue matar la Corrida de la Prensa con seis victorinos, de la que sale triunfante cosechando dos orejas. Antes había matado la de Beneficencia con samueles, cortando una oreja. De Las Ventas sale un torero nuevo y consolidado.
Aplausos titulaba: cumbre de Roberto Domínguez con seis victorinos en Las Ventas. Y proseguía: “Con 38 años y 17 de alternativa, Roberto Domínguez se encontraba en el mejor momento de su carrera. Mató con solvencia, oficio y entidad los seis toros de Victorino Martín aquella tarde de 1989 en Madrid”.
Vidal en El País: “Fue una corrida digna y pudo ser de clamor. Digna, por el juego del ganado -salvo los garbanzos negros-; y por la torería de Roberto Domínguez, que lidió con soltura, impuso su ritmo, estuvo valiente, sin concesiones a la galería”.
1990. Roberto torea 100 corridas de toros
El torero de Espartinas está en primerísima figura del toreo. Y como mandón, (llevaba seis años liderando el escalafón) elegía plaza, ganado, toreros…y dineros. Roberto, ya en primera figura, acudía a todas las ferias encabezando casi toda la cartelería con 18 años de alternativa a las espaldas.
Con Espartaco, que era el atractivo de las ferias de las capitales y pueblos importantes, hizo el paseíllo 33 tardes. Volvió a doblar en las ferias importantes, y acudió a plazas de localidades que antes no había pisado. Ahora lo exigían. Veintiséis paseíllos hizo en agosto, con 10 y 12 tardes consecutivas.
Mi paisano Miguel Martínez escribía en El País en 1990 sobre la rivalidad entre el torero de Espartinas y el de Valladolid: “La rivalidad surgida entre Espartaco, actual número uno del escalafón por número de actuaciones, y Roberto Domínguez, número dos, tendrá un nuevo capítulo con su enfrentamiento el próximo jueves, en Toledo. En la tradicional corrida del Corpus Christi toledano, harán el paseíllo junto a Juan Mora. Los toros son de Aldeanueva. El festejo comienza a las siete de la tarde. Este duelo, que ya se arrastraba desde 1989, temporada en la que ambos diestros ocuparon en el escalafón los mismos puestos que ahora, se acrecentó a raíz de las ferias de Valencia y Castellón, donde también actuaron juntos. Sin embargo, por la negativa del de Espartinas la afición de Las Ventas se quedó sin verlos en el mismo cartel, por lo que muchos aficionados madrileños acudirán a este festejo”.
Consuegra (Toledo) 1990: corrida número 100 con toros de Concha y Sierra
No hubo gestas, (salvo un mano a mano con Manzanares en la televisada de Asprona en Albacete) aunque lidiar 100 corridas, entre ellas de ciertas ganaderías y en pueblos era tanto o más que una gesta en solitario. Fue el caso de la última corrida de 1990, celebrada en Consuegra un 27 de octubre con toros de Concha y Sierra (descomunales de pitones) con dos diestros aguerridos de entonces: El Fundi y Juan Cuéllar. Tuve la ocasión de ver aquella corrida y observaba desde un burladero la cara de horror que ponía Miguel Báez “Litri” padre, entonces dueño de la legendaria ganadería, ahora en tierras francesas con dueños galos. Roberto se la jugó, como los dos compañeros con hambre de triunfo. Pero había que llegar al centenar de festejos. Y luego América.
Con Roberto en mi coche hasta Villarrobledo
Esa tarde noche, tras la corrida de Litri, aunque a regañadientes porque el torero estaba muy cansado tras el corridón lidiado, partimos hacia mi pueblo a recoger un trofeo que había conseguido en la feria de 1989. Había recogido al torero en Madrid en la mañana de la corrida de Consuegra, porque pretendía hablar con él abiertamente para tener testimonios directos para el libro.
Y se durmió en el camino…
Tras la cena y la entrega del trofeo en la peña de Villarrobledo, partimos hacia Valladolid en una noche lluviosa. Por el camino, puse en marcha el magnetofón para que, en conversación amena, fuera contestando a las preguntas que le iba formulando. Y al salir de mi pueblo se quedó profundamente dormido…
Al llegar a la puerta de su finca, en Cubillas de Santa Marta, lo desperté diciendo, ¡Torero, estamos en tu casa! ¡Disculpa, disculpa, me quedé puesto!, contestó somnoliento el torero. El esfuerzo ante los Concha y Sierra había tenido su efecto.
Entre los distintos homenajes recibidos hay uno que sigue perenne y se puede visitar. Está en el restaurante de mi amigo Paco Martínez (La Criolla), donde una de las salas está dedicada a Roberto Domínguez. Allí podrá encontrar el visitante una vitrina con un vestido de luces, cabezas de toros, recuerdos y numerosas fotografías dedicadas al torero de Valladolid.