Isabel y Alfredo, la pareja al frente de la Quesería Artesanal de Mucientes

Isabel y Alfredo, la pareja al frente de la Quesería Artesanal de Mucientes Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

Isabel, Alfredo y una quesería artesana con casi 20 años de historia en un pueblo de Valladolid: “No dejamos de hacer clientes nuevos”

Han ganado 20 premios gracias al mejor sabor de sus productos. Todo, elaborado de forma artesana

12 julio, 2024 07:00

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Alfredo González Vaquero tiene 53 años. Es ganadero de tradición familiar en Mucientes. Su padre hizo el intento de fabricar queso, pero el proyecto no salió adelante. Suma 35 años en el mundo de los negocios y siempre tuvo presente sacar su proyecto adelante.

Isabel Edesa Hernández tiene 51 y suma 19 en el mundo de los negocios. Desde que echó a andar la Quesería Artesana de Mucientes. Es su mujer, nacida en Valladolid y licenciada en Geografía por la UVa. Llegó a la localidad pucelana en el año 2002. Año en el que contrajo matrimonio con su marido.

Nuestra entrevistada mantuvo, durante dos años, su trabajo. En los Recursos Humanos de una empresa de Telemarketing, donde mantuvo su empleo durante ocho años. Mientras tanto, fueron perfilando el proyecto de la quesería.

“Alrededor de la quesería han ido surgiendo otros proyectos relacionados con el vino y la agricultura, de modo que no nos aburrimos. Tenemos todo el año completo con diferentes campañas”, asegura Isabel en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

En 2004 se puso en marcha la Quesería de Mucientes. Desde el primer momento tuvieron claro que “solo” utilizarían leche obtenida de la ganadería familiar que, además, se alimenta de agricultura también propia.

Los quesos de la Quesería Artesana de Mucientes

Los quesos de la Quesería Artesana de Mucientes Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

El primer año ganamos nuestro primer premio, lo que nos animó a seguir con la idea de cerrar el ciclo de producción de forma completa para así conseguir un producto de calidad que controlásemos de principio a fin. Desde entonces son más de 20 los premios obtenidos. Completamos la producción con la elaboración de yogures y cuajadas, de leche de oveja y yogures con fruta. Se trata de un producto de gran calidad, que no se parece en nada a los yogures de distribución a gran escala”, explica la pareja.

Los inicios y un proyecto de oro con casi 20 años de vida

No sabía nada del mundo de la leche. El hecho de estudiar una carrera, aunque después no ejerzas en ese sector, te proporciona una gran capacidad de aprendizaje. Soy muy autodidacta. Además de la elaboración, me ocupo del autocontrol, de la contabilidad y de otras labores”, confiesa Isabel.

Ella va de la mano de su marido. Alfredo tuvo la idea de abrir esta Quesería Artesanal de Mucientes desde pequeño. Rondaba por su mente. Juntos fueron tejiendo todos los mimbres para completar la primera fabricación que se produjo el 5 de agosto del año del año 2005.

“Llevamos 19 años en Mucientes. Estamos en la carretera que va a Villalba de los Alcores. Fuimos los primeros en instalarnos y, ahora, ya hay varias bodegas. Dentro de poco contaremos con un centro de turismo rural. Por eso, y en confianza, llamamos a esta zona: la Milla de Oro de Mucientes”, asegura Alfredo.

Una quesería en la que trabaja la pareja y otros dos empleados. Tres más lo hacen en la ganadería. Cuenta con 600 metros cuadrados.

Isabel y Alfredo con sus productos

Isabel y Alfredo con sus productos Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Unos quesos que quitan el sentido

“Elaboramos queso de oveja con leche cruda, el tradicional castellano. Lo comercializamos en dos curaciones: el semi y el curado, aunque este último no lo tenemos todo el año. Como solo nos abastecemos de la ganadería familiar, la producción es muy limitada. A veces tenemos que dejar de vender para que los quesos maduren”, explica Isabel.

Son quesos “muy al estilo tradicional”. Lo más parecido a lo que las abuelas y bisabuelas elaboraban en casa antiguamente. Lo fundamental pasa por controlar la materia prima y eso solo se consigue “teniendo un ganado saneado y muy bien alimentado” buscando siempre “productos agrícolas de primera calidad”.

“A veces los clientes se “enfadan” porque vienen a por queso curado y no tenemos. En un mundo donde todo se consigue a golpe de clic, no entendemos que hay cosas que requieren su tiempo. Nosotros vamos a contracorriente, nos aferramos a lo de antes, porque la inmediatez y la calidad están reñidas”, afirman nuestros protagonistas.

Venden sus elaboraciones, en un 40-50% en fábrica. Mucha gente se desplaza desde Valladolid para comprar vino, dulces, y también queso. También se encargan de la distribución del producto sin intermediarios. Sobre todo, a tiendas de Valladolid y alguna de Palencia. “Tenemos clientes desde hace 19 años y no dejamos de hacer nuevos. No siempre podemos abastecer a todos”, señalan.

Los sabrosos quesos de la Quesería Artesana de Mucientes

Los sabrosos quesos de la Quesería Artesana de Mucientes Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Sacrificar muchas cosas para triunfar

Es difícil sacar un negocio adelante en cualquier sitio. Lo importante es saber si tu idea es adecuada al sitio donde estas y aprovechar las facilidades del entorno. Y sobre todo hay que tener claro que se debe trabajar mucho y de manera muy constante. En el mundo rural hay muchas oportunidades, pero hay que sacrificar cosas a cambio. No todo el mundo está dispuesto”, señala Alfredo.

Todo, cuando le preguntamos a la pareja sobre las dificultades para sacar su negocio adelante en Mucientes, una localidad con 667 habitantes. Sin embargo, ellos apuestan por su trabajo para seguir adelante, muchos años más.

“Nuestro objetivo pasa por seguir apostando por el mundo rural. Defendiendo valores que creemos se deben mantener, aunque suponga nadar contra corriente. Queremos educar a la gente en el mundo del queso, que se acostumbren a buscar calidad, productos de la tierra. Que apuesten por la calidad más cercana y por Mucientes, para seguir manteniendo una identidad y que el pueblo no se vea víctima de la despoblación”, finalizan los vallisoletanos.