Ni alimentación ni ejercicio: soy geriatra y esta es la clave de la longevidad en España para vivir 100 años
- Aunque se hace hincapié en el estilo de vida para logar la larga vida, las relaciones sociales y los vínculos emocionales también importan.
- Más información: Estar solo y ser infeliz acelera más el envejecimiento que fumar.
Un dato nada sorprendente indica, según una encuesta llevada a cabo por MDVIP, que el 87% de las personas querría tomar medidas para vivir de forma más saludable y durante más tiempo; e incluso un 53% querría vivir hasta los 100 años o más. Sin embargo, casi el 75% de los encuestados no aprobó un cuestionario sobre longevidad: sus conocimientos sobre estilo de vida y envejecimiento eran escuetos o nulos.
A la mayoría de la población le preocupa la longevidad, y dicha preocupación por el envejecimiento ha ido aumentando con el paso de los años. Por desgracia, querer no siempre es poder, y la gran mayoría de la población no tiene claros los pasos para lograr la larga vida, y con una salud adecuada. De hecho, uno de los primeros pasos para lograr una larga y próspera vida se suele pasar por alto, como ha explicado recientemente la Dra. Monica Mahajan, MD, directora médica del Centro para un Mejor envejecimiento y especialista en geriatría.
Se habla mucho sobre la mala alimentación, la falta de actividad física y otros conocidos factores de estilo de vida que, en última instancia, acortan nuestra esperanza de vida. Sin embargo, existe un factor que se tiene poco en cuenta, y que ha demostrado aumentar el riesgo de enfermedad y de muerte prematura: la soledad, es decir, aislarse de los eres queridos.
Como explica la Dra. Mahajan: "Como geriatra, hago hincapié en la importancia de mantenerse en contacto con los seres queridos, especialmente a medida que envejecemos. El aislamiento nos priva de estimulación mental, apoyo emocional y un sentido de pertenencia, factores clave para mantener la salud cognitiva. Las intestacciones sociales regulares mantienen activo el cerebro, reducen el estrés y fomentan la resiliencia mental, todo lo cual puede ayudar a reducir el riesgo de demencia".
Hace años que se sabe que la interacción social, y sobretodo la falta de ella, afecta a la salud y la actividad cerebral. Y esto, a su vez, repercute en nuestra esperanza de vida, como ya sugirió un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature.
Por otro lado, un mentanálisis recientemente publicado en Nature Mental Health concluyó que la soledad aumenta el riesgo de padecer demencia hasta en un 31%. Asimismo, la Dra. Mahajan también recuerda otro metanálisis con revisión sistémica publicado en la revista Perspectives on Psychological Science que concluyó algo similar: la soledad aumenta en un 26% el riesgo de muerte prematura, en relación a su impacto en la salud mental y física.
"La soledad tiene profundos efectos en la salud cognitiva y en la longevidad en general. Puede desencadenar estrés crónico y neuroinflamación, dañando el cerebro con el paso del tiempo y aumentando el riesgo de demencia".
Otros efectos físicos asociados a la soledad también son la hipertensión arterial, un aumento del riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, enfermedades cardíacas, una mala calidad del sueño, dolor crónico e inmunosenescencia o reducción de la inmunidad acelerado por el envejecimiento. Además, cabe recordar que la evidencia sugiere que la soledad produce tantos riesgos para la salud como fumar 15 cigarrillos diarios.
Más allá de evitar todo lo posible caer en un aislamiento y una soledad a largo plazo, los expertos en longevidad recuerdan que existen multitud de factores a tener en cuenta, siempre con el debido equilibrio y constancia:
- Una cantidad de actividad física saludable y razonable, sin caer en el sedentarismo ni en el sobreentrenamiento.
- Dormir suficiente.
- No furmar ni tomar otros tóxicos.
- Hacerse los controles médicos adecuados para la edad y patologías de base.
- Tener una actitud positiva y mantener buenos niveles de vitamina D.
En este último punto, la Dra. Mahajan hace hincapié en el bienestar relacional y emocional como pilar básico de la salud física, y la evidencia lo respalda: "los estudios sugieren que las personas con fuertes vínculos sociales tienen un 50% más de probabilidades de vivir más. Las relaciones significativas reducen el estrés, mejoran las funciones inmunológicas y brindan un sentido de propósito, lo cual contribuye a una vida más larga y saludable".