Entre las hepatitis o inflamaciones del hígado causadas por un virus, las más conocidas son la hepatitis A -cuya vacuna se administra en forma de pastillas-, la hepatitis B y la hepatitis C. Pero la realidad es que no son las únicas que existen. El abecedario de hepatitis es un poco más extenso, y algunas más complejas, como la hepatitis D o la hepatitis E, requieren de una infección previa por parte de un virus causante de alguna de las anteriores. Por ejemplo, para sufrir hepatitis D se requiere previamente ser portador del virus de la B.
En el caso de la hepatitis E, muy similar a la hepatitis A por los síntomas que provoca, es poco conocida pero ampliamente diseminada a escala mundial. Según la OMS, hay hasta 20 millones de infecciones por virus de la hepatitis E (VHE) al año, provocando síntomas a 3,3 millones de personas.
Normalmente la transmisión del virus es por vía fecal-oral, es decir, por consumir agua o alimentos contaminados por el virus normalmente a través de aguas fecales. Sin embargo, recientemente se ha informado de un extraño caso detectado en un hombre de Hong Kong cuya vía de infección jamás se había descrito anteriormente: ha enfermado por el virus de la hepatitis E de ratas.
El virus de la hepatitis que pasa de ratas a humanos
Según el medio local South China Morning Post, este hombre recibió un trasplante de hígado en el Queen Mary Hospital de la isla el pasado mes de mayo de 2017. Pero, varios meses después, empezó a sufrir problemas hepáticos, hasta que en septiembre de 2017 se constató la infección por VHE. Sin embargo, la versión que sufría el paciente tan solo se había visto anteriormente en ratas y no en humanos.
Si bien es cierto que es posible contraer el virus a través del trasplante, como se sabe que ha sucedido en algunas ocasiones con el virus de la hepatitis C, en este caso se descartó esa opción. El donante de hígado y los donantes de sangre involucrados en la operación dieron negativo para el virus.
Aún así, no se sabe a ciencia cierta cómo el patógeno pasó de una rata al ser humano. Una posibilidad es que este hombre consumiese alimentos contaminados por excrementos de estos roedores, dado que se sabe que vive cerca de un vertedero de basura en un área urbana densamente poblada, las condiciones ideales tanto para el hábitat de las ratas como para contraer este tipo de virus en particular.
Sin embargo, los investigadores analizaron a los roedores de los alrededores y también las muestras de agua sin encontrar signos del virus. Sí se detectó, eso sí, muestras congeladas de una rata que en 2012 vagó por la zona y poseía el virus, aunque dicho hallazgo no es significativo dada la diferencia de tiempo.
Posibilidades de contagio
Por el momento los investigadores descartan un posible brote de hepatitis E causado por ratas, aunque se sabe que estos roedores son portadores conocidos de múltiples enfermedades infecciosas muy contagiosas, como ya sucedió en su día con la peste negra.
En este caso, además, el simple hecho de tratarse de un paciente recién trasplantado ya lo hacía susceptible a sufrir infecciones en general por su sistema inmune debilitado a propósito para evitar el rechazo del órgano donado. Este hecho, junto a la probable exposición a excrementos de roedor infectado, podría haber desembocado en una situación particular e inédita.
Por otro lado, los investigadores no descartan que no sea el primer caso real, es decir, que ya existiesen contagios anteriores que se diagnosticaron mal y no habrían detectado su origen en algo tan extraño como las ratas en las pruebas de rutina. De hecho, muchos individuos que sufren claramente una hepatitis dan negativo en todas las pruebas realizadas, algo que podría explicarse analizando cepas del virus procedentes de animales por ejemplo.
Por su parte, otra hipótesis plausible, según los mismos investigadores, es que la firma genética del virus de la hepatitis E de las ratas haya cambiado y ahora sea capaz de infectar a los humanos, pero es mucho más probable que la debilidad del sistema inmune de este individuo sea una explicación más lógica. En el caso de este paciente, tras recibir correctamente el tratamiento antiviral, pudo recuperarse por completo sin secuelas.
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