Joyce Harper (1963) ha ayudado a miles de mujeres infértiles a tener hijos. Lo ha hecho en los años más difíciles de la reproducción asistida, cuando las técnicas apenas se estaban desarrollando y reproducirse por fecundación in vitro (FIV) era mucho más difícil que en la actualidad. Esta bioquímica y doctora en Farmacología ha sido, a su vez, una voz de referencia en el diagnóstico genético preimplantacional (DGP), la técnica que permite estudiar los embriones fruto de la FIV antes de implantarlos para escoger los más aptos para ello.
Pero Harper ya no se dedica al DGP y, de hecho, su discurso ha cambiado casi tanto como lo ha hecho la medicina reproductiva en estos años. Y si algo predomina ahora en esta experta -con más de 160 estudios publicados- es el miedo. "Se nos está yendo de las manos", repite varias veces en la conversación con este diario, que tuvo lugar en Madrid con motivo de su participación en el VIII Simposio Internacional de Reproducción Asistida, organizado por la Fundación Tambre.
La visión de futuro de esta científica es apocalíptica: un mundo donde la mayor evidencia de la separación de clases sea la forma de reproducirse. Por un lado, las mujeres ricas, que tendrán hijos tarde tras haberse congelado los óvulos en la veintena. Por otro, las pobres, que no podrán acceder a esta posibilidad y seguirán reproduciéndose de forma natural. Las primeras podrán, además, en unos años -no se atreve a vaticinar cuántos- escoger embriones editados genéticamente, libres de cualquier enfermedad genética. Las segundas, no.
Usted está ahora más centrada en la educación, sobre todo de niñas pequeñas y mujeres jóvenes. Un asunto importante para este segmento de la población es la congelación de óvulos, que permite retrasar la maternidad sin perder oportunidades de ejercerla. ¿Cree que se les debería indicar esta posibilidad a las mujeres desde niñas o incluso que se debería hacer de forma rutinaria cuando se alcanzara cierta edad?
Yo siempre he dicho que yo hubiera congelado mis óvulos si hubiera tenido la oportunidad. Pero ahora me preocupa que le digamos a las niñas que lo normal es congelarte los óvulos en la veintena, desarrollar tu carrera profesional y recuperarlos y ser madre cuando tengas 40. Ahora mismo, en Reino Unido los nacimientos por FIV son un 4% y en Dinamarca un 9%. Pero si congelamos los óvulos de forma rutinaria llegarán a ser un 100% o casi, ya que siempre habrá alguien que quiera tenerlos por la vía natural. Pero esto sólo será para un grupo seleccionado de mujeres, las de niveles educativos más altos y mejor carrera profesional. Las que no son así se reproducirán normalmente. ", pero cuanto más se avance, mayor será la división que se cree.
Entonces, ¿ha cambiado usted de opinión con el tiempo?
Cuando se logró la posibilidad de congelar óvulos dije: "Oh, qué genial, todas mis estudiantes deberían congelarse los óvulos". Pero ahora estoy preocupada; no es que esté en contra, estoy preocupada. No sólo por la posibilidad de que se generalice, sino por la comercialización de todo el proceso. Yo antes era embrióloga, pero ahora me dedico más al aspecto ético de lo que hacemos y la verdad es que estoy preocupada. Sinceramente, me preocupa cómo vendrán mis nietos al mundo.
¿Realmente cree que llegará ese escenario que describe?
Sí, creo que va a pasar. La tecnología ya se está desarrollando y va muy rápido. Y reproducirse por FIV va a ser una gran ventaja para algunas mujeres, sobre todo las que desarrollen una carrera profesional, que podrán posponer la maternidad, sobre todo sin congelan sus óvulos cuando son jóvenes.
Pero si es algo voluntario, ¿qué tiene de malo?
El problema es que estamos medicalizando toda la reproducción. Es hacia donde nos dirigimos. Me han llamado de una cadena de televisión porque una compañía estadounidense, Genomic Prediction, dice que ha desarrollado un DGP para la inteligencia, para desechar los embriones con poco cociente intelectual. No sé cómo lo harán, porque no conocemos los genes asociados a esa cualidad, pero sé que hay otra compañía que lo hace para seleccionar el color de ojos.
Y sólo al alcance de personas con dinero...
Claro. ¡Mira a todas las actrices de Hollywood! Brigitte Nielsen ha sido madre con 54 años y ha dicho que ha usado un óvulo suyo que congeló hace 15 años, cuando no se podían congelar ovocitos con este fin. El mensaje es que si tienes dinero puedes hacer lo que quieras. ¿Cuántas celebrities están haciendo gestación subrogada? Recientemente estaba hablando con una mujer famosa de mi país y le comenté algo sobre este tema y me dijo que era una gran idea, que así ni siquiera había que estar nueve meses llevando al bebé en el vientre. Yo pensé: "¿En serio?" Una de las Kardashian ya ha dicho que recurrió a la gestación subrogada porque "odiaba estar embarazada". La gestación subrogada permitiría ser madres a las mujeres con enfermedades serias en el útero o a las que se les haya extirpado éste por un cáncer, y eso es un porcentaje realmente pequeño de la población. Sin embargo, para las actrices es algo muy frecuente. También está el trasplante de útero, que ya se ha conseguido y los científicos que lo han hecho ya han dicho que técnicamente se podría hacer en hombres. Sinceramente, yo estoy preocupada por cómo estarán hechos mis nietos.
Volviendo al tema de la congelación de óvulos, si alguien le pidiera consejo sobre cuándo someterse a este procedimiento, ¿qué le diría?
En Reino Unido, la edad media a la que las mujeres lo hacen es 38, pero yo les digo a mis estudiantes que la mejor edad son los 21. Si tienes dudas, hazlo ahora, les digo, cuanto más jóvenes, mejor. Porque con el paso de los años disminuye la cantidad y la calidad. 15 ovocitos extraídos a los 20 años no es lo mismo que 15 extraídos a los 41, no tiene nada que ver. En primer lugar, a mayor edad se necesitan más ciclos de estimulación ovárica para conseguir ese número elevado de ovocitos pero, aunque se lograra en un sólo intento, la calidad no sería comparable. El problema es que ahora no queremos tener hijos jóvenes, la gente empieza a intentarlo alrededor de los 30 ya los 35 ya empezamos a ser infértiles. Y claro, tenemos un problema. La gente piensa: "Bueno, no pasa nada, me voy a una clínica y me hacen un bebé" y van a los 42 años y se quedan en shock cuando les dicen que no pueden. ¡Si ellas se sienten jóvenes!
Además, existe el problema de la exageración sobre la eficacia de las técnicas de reproducción asistida. Y hablamos de un procedimiento cuyas tasas de éxito son del 60% en los mejores casos, pero haciendo varias FIV. ¿No cree que se exagera al hablar de eficacia de la FIV?
Sí, creo que comunicamos mal. Por esta razón, queremos que en los colegios se aprenda algo sobre todo este proceso. En Reino Unido, se enseña algo de FIV, pero sólo a los estudiantes de cursos avanzados de biología, la mayoría no tiene ni idea. La gente ve a esas actrices teniendo hijos muy mayores, pero no saben que la mayoría lo hacen con óvulos de donante y no lo dicen, y por supuesto tampoco hablan del precio. ¡Conozco una mujer que se sometió a 11 ciclos de FIV y al final no pudo tener un hijo!
Usted misma tuvo a sus tres hijos con FIV, ¿cómo fue su experiencia?
A los 32 años yo estaba soltera, es una edad crítica y yo salía con alguien mucho más joven, que no quería tener hijos. De repente, los años pasaron volando y me planté en los 35. Fue entonces cuando conocí a un hombre con quien tener hijos y cuando me puse a ello no podíamos y, tras un montón de pruebas, me di cuenta de que tenía que recurrir a la FIV. Y fue una pesadilla, tardé cuatro años en quedarme embarazada. Es muy duro, yo no quiero que la gente haga eso por sistema. También es cierto que si congelas óvulos en la veintena no se tarda tanto y todo es más fácil pero, ¿es esa la respuesta?
Usted ha trabajado muchos años en diagnóstico genético preimplantacional. ¿Cree que llegará un momento en que podamos optar por tener sólo hijos completamente sanos?
En primer lugar, hay que aclarar que actualmente con el DGP no se puede saber si un niño va a ser más sano, a no ser que se busque una dolencia genética concreta, como la fibrosis quística o la hemofilia. Lo único que se consigue ahora con el DGP que ofrecen muchas clínicas a un precio de alrededor de 2.000 euros es saber si hay un ligero aumento del riesgo de aborto, nada más. Pero eso no es lo que les dicen a los futuros padres. Nosotros hemos escrito un documento de consenso en el que decimos que los pacientes están pagando mucho dinero por un tratamiento que no está respaldado por la evidencia científica. Eso sí, estamos asistiendo a un desarrollo rápido de la secuenciación del genoma, así que es posible que en cinco años sí se pueda secuenciar el genoma de un embrión y ver si es más sano o no pero, de nuevo, será algo reservado para los ricos.
¿Y se podrán evitar sorpresas, saber seguro qué salud va a tener un futuro hijo?
Bueno, podremos saber que son sanos genéticamente, pero no todo son los genes. Hay enfermedades para las que aunque haya predisposición genética se tiene que dar un determinado estilo de vida. Pero sí, se podrá saber mucho sobre la salud de la descendencia cuando esto avance. En realidad, es lo que dibujan muy bien la película Gatacca y la novela Un mundo feliz.
¿Y cree que llegaremos a la sociedad que retratan ambas ficciones?
Lo tengo claro, absolutamente. Lo que no sé es cuando. Ya hay gente que está decidiendo el género de sus hijos, gente rica. También quien escoge el color de ojos, porque hay una compañía que lo ofrece. Se acaba de plantear lo de la inteligencia. Todo va muy rápido. Hay que tener en cuenta que con el DGP seleccionamos, pero con la edición genética vamos a poder diseñar. Hay quien dice que estas técnicas, como el CRISPR-Cas9 -aunque este procedimiento se quedará viejo en nada- socavarán la naturaleza de la humanidad. Yo desde luego no estoy a favor, creo que estamos yendo muy lejos. Tenemos que dudar de la tecnología, porque además hay que tener en cuenta que hay gente muy a favor, como los transhumanistas, que creen que debemos usarlo todo para crear una superraza y yo pienso: "¡Están locos!" Para mí es obvio que no hay que hacer nada de eso, que no se debe permitir ni siquiera elegir el sexo. No porque podamos hacerlo debemos hacerlo. Es como si todos tuviéramos que someternos a cirugía plástica para lucir guapos y jóvenes...
Uno de los problemas éticos que rodea a estos temas es la diferencia de legislaciones en los distintos países e incluso la falta de regulación. ¿Qué país cree que está yendo más lejos?
China es el peor. Está haciendo mucho en edición genética y es preocupante. El año pasado me invitaron a una conferencia junto a otros expertos. Lo organizaba el China National GeneBank y yo pregunté: "¿Dónde se celebra la reunión, dónde se duerme?" Y todo se hacía ahí. Era un edificio en medio de ninguna parte, completamente nuevo, que tiene que haber costado un dineral. Cuando llegamos, había en la recepción una reproducción de un mamut a tamaño natural y nos dijeron que tenían ADN de mamut y que pensaban clonarlo. Después de las charlas, nos juntaron a todos en el auditorio ¡y proyectaron Gatacca! Yo, que nunca me callo, me quedé sin palabras. Acabé bromeando con otros colegas con la idea de que seguro que nos habían secuenciado con las tazas que habíamos usado y que podían clonarnos en cualquier momento. ¡Daba mucho miedo!
Noticias relacionadas
- El "ingrediente secreto" de los espermatozoides que explicaría la infertilidad
- La fatiga en las mujeres, el síntoma más desconocido de la endometriosis
- Este es el secreto para fortalecer el semen: un puñado de frutos secos cada día
- La desconocida enfermedad de transmisión sexual que pronto será imposible de tratar
- Así regulan la gestación subrogada los países de la UE
- El tamaño del pene sí importa... para la fertilidad
- Isidoro Bruna: “La vitrificación de óvulos es la mejor medida preventiva frente a la infertilidad asociada a la edad”