Luis Enjuanes, virólogo: "En España hemos tenido presidentes negacionistas y no eran del PSOE"
"Vox favorece cosas que deberían estar prohibidas como los toros o la caza" / "La pandemia ha dejado al descubierto el egoísmo de los países desarrollados" / "En la ciencia ha existido un machismo atómico, pero eso no lo arreglas a tortazos" / "Vox reducirá dramáticamente los recursos para investigar".
30 septiembre, 2023 02:47Al virólogo Luis Enjuanes (Valencia, 1945), como a casi cualquier mortal, el impacto de la Covid-19 le pilló por sorpresa. Tal vez en su caso fue mayor, pues justo por ese tiempo se había decidido a jubilarse, pese a que por la edad podría haberlo hecho mucho antes. Aquella jubilación no se iba a producir en un colegio, un banco o un hospital, sino en un laboratorio donde llevan años investigando acerca del coronavirus.
Así es, más de tres décadas de estudio para que, en el momento de marcharse, el SARS-CoV-2 protagonice la peor pandemia que se recuerda en los últimos 100 años. No parece que Enjuanes se lo pensara mucho. El director del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) 'cerró' la puerta del despacho que tiene en la segunda planta y, junto con el equipo de investigadores que lidera, se propuso desarrollar una vacuna contra la covid a la que ya no pone fecha: "Con la nuestra tratamos de mejorar aspectos de las que están aprobadas. Por eso vamos más lentos", reconoce.
De conseguir la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), se convertiría en la segunda vacuna española, por detrás de la de Hipra. Enjuanes no cree que en una decisión de este tipo pueda influir la ideología, no así a la hora de vacunarse: "Por ejemplo, en Estados Unidos, dependiendo de si eres demócrata o republicano, serás más o menos favorable a la vacunación".
El investigador, que atiende a EL ESPAÑOL tras recibir el Premio Nacional de Investigación Gregorio Marañón, no evita mostrar su indignación cuando habla de Trump. "Le decía a la gente que bebiera unos chupitos de lejía diluida". Tampoco cuando se acuerda de lo ocurrido en Italia, donde encuentra "inconcebible" que la primera ministra sea de ultraderecha.
"Yo soy de izquierdas", presume Enjuanes (por si no había quedado claro). No descarta que en España se pueda vivir una situación similar a la del país transalpino. En tal caso, vaticina un escenario desolador para la ciencia: "Los recursos para investigar con los de VOX se van a reducir dramáticamente".
[El zasca de un meteorólogo de la Aemet a Vox por una propuesta de su programa electoral]
Quién sabe si para entonces Enjuanes seguirá en su laboratorio. Y es que, después del 'fiasco' de la última vez, ya no se marca la jubilación en años, sino en objetivos. Son tres, aunque prefiere no desvelarlos. Si los consigue, ejercerá a jornada completa otra profesión que entiende poco de horarios: "Verás mi nieta cuando me vea en las fotografías", comenta este orgulloso abuelo. No obstante, no será la única que se lleve la atención del entonces jubilado: "También estoy deseando jubilarme para hacer fotos. No es broma".
¿De dónde le surge esa afición por la fotografía?
Viví cinco años en Estados Unidos. Allí es donde ganaba dinero como para comprarme una cámara [se ríe]. También es verdad que trabajé mucho. Fui con la intención de aprender inmunología de virus y lo conseguí. Eso hizo que a la primera vez que me presenté a una oposición en España la sacara.
¿Quería volverse?
La vida siempre va al revés. Cuando tuve que volver a España, en EE.UU. las cosas me iban muy bien. El jefe me aumentó el sueldo tres veces, por lo que me hubiera gustado quedarme un poco más. Pero si no aceptaba la plaza, la perdía. No para siempre, pero si cuando quieres regresar el puesto está ocupado, te tienes que ir a otro sitio.
Sin embargo, su sueño de pequeño era ser médico, no químico.
Sí, es cierto. Hice Química porque era más económico, aunque enseguida me contrataron en la Facultad de Medicina de Valencia. Luego vine a Madrid para ampliar estudios y después de acabar la tesis fue cuando me marché a EE.UU. Fue duro, pero también cogí rachas de trabajo excelentes donde me salía todo.
Eso en ciencia es complicado.
Claro, es muy complicado. En ciencias experimentales no vale con tener la idea. Es una exageración, pero si quieres que te den el Premio Nobel, lo tienes que demostrar.
¿Se arrepiente de no haber cumplido su sueño de niño de haber sido médico?
No. Luego siempre he estado ligado a las ciencias experimentales. Por eso me ha ilusionado mucho que el Premio Nacional de Investigación que me han dado lleve el nombre de un médico como Gregorio Marañón.
En el laboratorio hemos trabajado siempre en Biomedicina. Aunque nuestro fuerte es la ingeniería genética de los virus. Fuimos los primeros en publicar cómo se construía un coronavirus sintético en el año 2000.
¿No había entonces negacionistas que les acusaran de crear un virus en el laboratorio?
Negacionistas los ha habido siempre. Eso es como si hay uno que es apasionado del Real Madrid y otro del Barça. Pues unos creen en los virus, y otros no.
No le preguntaré mejor con qué equipo asocia a cada grupo.
En los dos equipos hay negacionistas.
La dotación del Premio Nacional de Investigación es de 30.000 euros. Aunque esté mal visto hablar de dinero, ¿ha pensado ya a qué lo destinará?
Normalmente, a nosotros nos premian con reconocimientos honoríficos, no suelen ser premios económicos. No te voy a negar que cualquier ayuda económica nos viene bien. Pero yo soy profesor de investigación emérito; es decir, que no cobro, sólo la Seguridad Social.
Lo hace por amor al arte (o a la ciencia, mejor dicho).
Es que llevo trabajando así ocho años. Está claro que lo hago por vocación. Mira, yo formo parte de la National Academy of Science de EE.UU. Es el top del top. Sólo han entrado nueve españoles. Pero a mí me la suda. Lo más importante es que nos salgan los experimentos. Y lo otro [el dinero] gusta, pero creo que ni en mi caso ni en el de otros colegas es lo importante. Hay muchos que se podrían jubilar a los 65 años y no lo hacen.
Entre ellos, usted.
Entre ellos, yo.
¿No ha pensado en la jubilación?
Sí, por supuesto. Me hubiera querido jubilar un par de años antes, pero vino la pandemia y hay que tener en cuenta que nuestro equipo lleva trabajando con coronavirus 35 años. Yo probablemente sea de los 10 coronavirólogos más antiguos en el mundo. Entonces me pareció una obligación.
Por tanto, ¿no tiene una fecha prevista de jubilación?
Me he propuesto tres metas. Y en cuanto las cumpla, pues es posible que me retire. Ya estoy un poco pasado de años y no me importaría tener más tranquilidad porque llevo trabajando desde los siete años.
71 años trabajando.
Así es, y he trabajado de todo: mecanógrafo volante, de botones en un hotel o haciendo vino, por decirte algunos.
Se habrá perdido entonces muchos momentos familiares.
Muchísimos. La familia siempre es la que más ha sufrido. La gente a veces no se da cuenta, pero irme a Madrid, en primer lugar, y luego a Estados Unidos… Es muy fuerte para tus padres. Sobre todo si no hay muchos medios económicos que te permiten ir y volver.
¿Cuántas horas diarias echa de media en el laboratorio?
Ha variado mucho a lo largo de mi vida, pero fácilmente unas 12 horas. Eso era lo normal. No sólo en mi caso, mis compañeros también lo hacían. Aunque ahora ha cambiado.
¿Se puede ser un científico de prestigio sin ser una rata de laboratorio?
Depende del área en la que estés. Si eres un físico teórico, hay expertos que recomiendan trabajar tres horas y media diarias porque se trata de un trabajo en el que lo fundamental es la creatividad. En cambio, en las ciencias experimentales, por excelentes que sean tus ideas, tienes que demostrarlas. El trabajo experimental es muy sacrificado porque las células están vivas y no entienden de sábados y domingos. Creo que las ciencias experimentales son mucho más esclavas que las teóricas.
¿Somos más fuertes tras la pandemia?
Sí, creo que la pandemia nos ha hecho más fuertes como sociedad porque se ha intercambiado mucha información y se han compartido sistemas de diagnóstico y vacunas para el virus. Aunque al mismo tiempo ha quedado al descubierto el egoísmo de los países desarrollados, atendiendo primeros sus necesidades y apoyando muy limitadamente a los más débiles.
¿Volveremos a vivir una situación como la de la Covid-19 en un futuro cercano?
Seguro, seguro. No necesariamente con este virus. Será otro coronavirus. Normalmente, las epidemias tienen lugar de seis a 10 años. En el caso de las pandemias, depende del nivel que hablemos.
¿Le sorprendió el impacto que tuvo?
En principio, no pensábamos que fuera a tener la difusión que tuvo: ha afectado a 227 países y ha matado a 6,9 millones; al menos, sobre el papel. Se dice que la realidad suele triplicar la cifra oficial porque hay muchas personas que murieron y no se diagnosticaron. En cualquier caso, es una barbaridad de gente. Y el virus sigue matando. Mucho menos que antes, claro, porque ahora la población en general está inmunizada. Es una defensa que tenemos, pero no es perfecta.
¿A qué se refiere?
Las vacunas de Pfizer y de Moderna, por citar los dos mejores ejemplos, han sido muy eficaces para la humanidad. Han salvado muchísimas vidas. Pero son vacunas que hay que mejorar por varios motivos. El primero es que se están administrando intramuscularmente para proteger frente a un virus que es respiratorio, por lo que hay que cambiar la vía de administración. Eso es importantísimo.
A mí me vacunaron de la polio, de la viruela, del sarampión hace 60 años. Me dieron una dosis y ahora, más de 60 años después, estoy protegido. En cambio, contra el SARS-CoV-2 me he inmunizado cuatro veces, pero sigo siendo susceptible al virus. Hay que mejorar aspectos como estos en las vacunas. Es lo que tratamos nosotros de hacer, por eso vamos más lentos.
¿Cuántas veces le han preguntado '¿cuándo estará lista su vacuna?'?
Pues todos los días.
¿Tiene sentido desarrollar una vacuna contra el SARS-CoV-2 en 2023?
Sí, completamente. El SARS-CoV-2 todavía está entre nosotros. En este momento ha aumentado muy significativamente el número de personas infectadas.
Los tres equipos de investigación que buscan desarrollar una vacuna en España están liderados por hombres mayores de 70 años. ¿Existe un techo de cristal para la mujer en la ciencia?
Sinceramente no. Hay una tradición cultural en España en la que evidentemente los hombres han sido dominantes injustamente. Ahora se está corrigiendo, aunque tal vez equivocadamente. No pondría leyes que forzarán a igualar a alta velocidad. Sí que soy partidario de que en cualquier oposición en España el porcentaje de hombres o mujeres gire alrededor del 45-55%.
Llevo más de 40 años en estos 'rollos', y he tenido 44 becarios, hombres y mujeres al 50% aproximadamente. Unas veces era mejor una tía y otras veces, un tío. Ir en contra de las tendencias es un error. Tengo 78 años, por lo que sé que ha habido un machismo atómico, pero a tortazos no lo arreglas. Lo tienes que solucionar desde pequeños en la escuela.
¿Es un fallo que la primera vacuna española contra el SARS-CoV-2 no se haya aprobado hasta 2023?
No necesariamente. Tal vez las agencias que aprueban la administración de los medicamentos tienen sus preferencias.
¿Influye la ideología política en una decisión de este tipo?
Creo que la ideología política no, aunque se sabe que en Estados Unidos, por ejemplo, dependiendo de si eres demócrata o republicano, serás más o menos favorable a la vacunación. El Gobierno de España siempre ha apoyado muy fuertemente la vacunación. No sé si hay una base completamente sólida, pero me atrevería a decir que más que otras tendencias políticas.
¿Qué opinión le merece que una declarada antivacunas, como la diputada de Vox Marta Fernández, presida las Cortes de Aragón?
Es que es lo que encaja dentro de las ideologías de derechas. ¿Quién ha sido el presidente más antivacunas en el mundo? Trump.
¿En España ha visto un comportamiento similar al del expresidente estadounidense?
En España ha habido presidentes —y ninguno socialista, que yo recuerde— que han dicho que eso de que el clima causaba todos los desastres ecológicos no tenía ningún fundamento, que eso siempre había pasado.
No da nombres, aunque tal vez no es necesario. Entiendo que la ideología no influye a la hora de ser un buen o mal investigador.
Claro. Conozco investigadores de derechas que son muy buenos en lo suyo.
Usted criticó la gestión del Partido Popular durante la pandemia en la Comunidad de Madrid. ¿Cómo explica entonces que obtuviera mejores resultados en los comicios autonómicos, en comparación con los de 2021?
Yo no soy ni rojo, ni verde, ni amarillo. Yo soy de izquierdas. Y siempre favorezco al PSOE frente a otro partido. Pero creo que la gestión de las residencias con los ancianos fue incorrecta. Hay constancia escrita y grabada de órdenes que se daban a las residencias para que no trasladaran ancianos a los hospitales, lo cual evidentemente constituía una discriminación.
Lo que reflejan a veces los resultados electorales es que hay una gran influencia por los acontecimientos de cada momento. Por suerte, la población española ha aumentado su formación política dramáticamente. Pero creo que en la vida y en la política todo está lleno de ciclos. Ahora en estos tiempos recientes estamos observando el crecimiento de Vox, es de los que más electores tiene.
También me afecta muchísimo que en Estados Unidos el expresidente Trump sea el que tiene más votos, según las últimas encuestas. Es un señor que ha demostrado que no guarda ningún respeto por la democracia, que favoreció el asalto al Congreso. ¿Cómo te puedes explicar que esta persona haya sido la más votada? Uno de los mayores disgustos que me podrían dar es que volviera a salir presidente. Desde mi punto de vista, esto no corresponde con algo irracional. Son tendencias que están guiadas por informaciones falsas. Los regímenes políticos se suelen alternar y ahora están sucediendo acontecimientos que no hubiéramos creído nunca, como que en los países nórdicos gane la ultra derecha.
¿Cuál es el virus político al que más teme?
Lo de Trump, por ejemplo, es muy grave. Se tomaba la libertad de aconsejar a la gente que se tomara hidroxicloroquina. Recomendó públicamente, con la responsabilidad que eso tiene, que la gente bebiera unos chupitos de lejía diluida. Eso llevó a la muerte a varias personas. Se creía con unos conocimientos que estaban muy lejos de la realidad. Recientemente, ha hecho declaraciones en las que reconoce que el SARS-CoV-2 se escapó de la ciudad de Wuhan.
¿Hay una evidencia sólida como para hablar del origen de este virus?
Diría que la evidencia es del 99,993%. Estudios muy serios, que se han publicado en revistas como Science, Nature o Cell, han determinado que la identidad de secuencia del mapache que estaba en las jaulas del mercadillo de Wuhan coincide en ese porcentaje con la del virus humano. Pero, ¿para qué sirve que haya científicos secuenciando un virus si luego llega un señor como Trump?
Cuando Trump dice algo, al día siguiente lo amplía The New York Times, aunque sea para contradecirlo. ¿Quién va luego? La BBC. Es decir, que esa declaración de Trump ha sido reproducida por los medios más importantes del mundo pese a que sea mentira. Él lo sabe, sabe que funciona. Y, al final, cualquier cosa nueva que le pillan a Trump, hace unas gorras nuevas y unas camisetas y saca más dinero. Para mí, no es un argumento de peso el hecho de que en situaciones de estrés sucedan este tipo de movimientos. No me digas tú ahora que en Italia, con la tradición que tiene, la primera ministra sea de ultraderecha. Esto es inconcebible.
¿Cree que en España se puede llegar a ver algo como lo de Italia?
Por supuesto que sí. ¿Qué es lo que más ha subido últimamente? Vox. Y ya me dirás tú la ideología que tiene. En los sitios en los que ha entrado este partido está arrasando con una serie de normas que se habían establecido antes, que han costado muchos años y se las están cepillando. Favoreciendo, por otro lado, cosas que, al menos desde mi punto de vista, ya no deberían existir: los toros, la caza… Por decir algunos ejemplos más folclóricos.
¿Cree que también pueden arrasar con la ciencia?
Desde luego. Los recursos para investigar con los de Vox se van a reducir dramáticamente. Ha habido unos movimientos de izquierdas importantes que han contrarrestado un poco la subida de este partido. El PSOE está teniendo un sentido de estado muy fuerte y valentía para tratar de normalizar la situación, por ejemplo, en Cataluña. Esto no lo hace un presidente que no tenga visión de Estado y visión de futuro, y eso a VOX nunca se le ocurriría hacerlo.
¿Usted es de esos científicos que cree en Dios?
Para bien o para mal, soy ateo desde siempre. En la universidad tuve un compañero, que era religioso, y un día me presté a él. Me dijo que me iba a aplicar el esquema de Pío XI. Este Papa había elaborado un documento con 21 puntos para explicarle a un universitario —que se supone que es una persona culta— el porqué de la religión católica. Cumplí con todos hasta que llegué al séptimo, el de la Santísima Trinidad. Me dijo que eso era un acto de fe. Le respondí que no lo entendía ni lo iba a hacer en la vida, porque no tengo fe. He de decir que mis padres, que venían de una aldea en Valencia, tampoco eran religiosos.
¿Cómo casa la existencia de Dios con algo tan racional como la ciencia?
Yo no puedo casar ambas cosas. Lo que suelo decir es que lo más normal es que uno siga la tendencia de su medio ambiente. La mayor parte de los amigos que tengo son muy católicos porque sus padres también lo han sido. Y los de izquierdas, igual. Yo afortunadamente admiro mucho a mi madre, porque sin tener cultura tenía la mente muy clara.
Esto es como ser del Barça, del Atleti o del Real Madrid. Conozco gente muy inteligente que es del Atleti. Lo mismo sucede en las relaciones, donde intervienen unos factores que yo denomino de encoñamiento, que obedecen a otras leyes.