Sopa de tomillo con huevo, una receta tan humilde como reconfortante
Sopas y cremas

Ni pollo ni jamón: el sabroso ingrediente de la abuela catalana que ha hecho famosa la sopa de la longevidad

Es una sopa sencilla, ligera y deliciosa, que reconforta como todas las sopas de las abuelas.

Más información: El plato de las abuelas granadinas que triunfa en invierno: barato, con pocos ingredientes y fácil de hacer

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Tener una vida larga y plena es algo que ansían la mayoría de las personas, por eso, cuando la radio pública de Estados Unidos incluyó la sopa de una anciana cocinera catalana en una lista de las 12 sopas más curativas del mundo, ésta no ha tardado en hacerse conocida como la 'sopa de la longevidad'.

Un vídeo protagonizado por Angeleta Farré, una vecina de la localidad de Avellanos, y compartido en redes sociales por el perfil de Casa Leonardo, un alojamiento rural en el Pirineo Catalán, se ha convertido en un fenómeno viral que acumula ya más de un millón de visualizaciones. Según recoge La Vanguardia, en palabras de la propia Angeleta, esta sopa “va bien para todo”.

Este sencillísimo y humilde plato, un clásico de la cocina catalana, ha sido altamente valorado durante generaciones en la cultura popular por sus propiedades medicinales y curativas. Se considera un remedio natural para aliviar resfriados, gripes y afecciones respiratorias, gracias a las propiedades expectorantes y antibacterianas de su ingrediente principal. Al tomarla bien caliente, ayuda a despejar las vías respiratorias, calmar la tos y reducir la inflamación de la garganta, lo que la convierte en un aliado perfecto en épocas de frío.

También es conocida por su capacidad para mejorar la digestión, aliviar molestias estomacales, reducir los gases y estimular el apetito. Considerada desde tiempos ancestrales como un alimento revitalizante, se la creía ideal para recuperar fuerzas después de una enfermedad o de una jornada agotadora. Aunque, probablemente, lo que más haya contribuido a convertirla en un plato imprescindible en los hogares rurales de Cataluña es su capacidad para reconfortar y dejar una sensación de bienestar en el cuerpo.

Un ingrediente con propiedades beneficiosas para la salud

Aunque una gran parte de la fama de "curalotodo" puede justificarse desde un punto de vista científico, es necesario puntualizar y matizar algunas cosas. La base de esta sopa, conocida en Cataluña como sopa de farigola, es el tomillo. Esta popular especia es rica en compuestos bioactivos como el timol y el carvacrol, que tienen propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias.

Algunos estudios han demostrado que estos compuestos pueden ayudar a combatir infecciones respiratorias leves y mejorar la respuesta inmunitaria, pero no se podría asegurar que, en las concentraciones que se puedan dar en la sopa, tengan algún poder terapéutico. Por eso, aunque se pueda percibir un cierto alivio de los síntomas del resfriado, no se trata de un tratamiento curativo, sino más bien de un complemento que ayuda al organismo a recuperarse al mejorar la hidratación y reconfortar el cuerpo. En definitiva, es ese caldito que siempre nos sienta bien cuando estamos resfriados.

En términos de digestión, la sopa sí ofrece ciertos beneficios comprobados. El tomillo tiene un efecto carminativo, es decir, ayuda a reducir los gases y la hinchazón abdominal, lo que puede favorecer la digestión. Además, el hecho de que sea una receta muy ligera, sin grasas y sin una gran cantidad de carbohidratos, ayuda también a que sea muy fácil de digerir. Esta podría ser el entrante perfecto para la comida de un día frío o una cena ligera en un día que nos sintamos pesados por una comida copiosa.

La sopa de tomillo no es un plato calórico desde el punto de vista nutricional, tampoco es especialmente completo, pues esta "sopa de la longevidad" es baja en proteínas, aunque es algo que puede mejorarse fácilmente añadiendo un simple huevo escalfado en la propia sopa que aportará proteínas de alto valor biológico, vitaminas del grupo B y minerales como el hierro y el zinc. Esto quiere decir que, aunque la sopa puede ser beneficiosa para la recuperación tras una enfermedad leve, su capacidad para "revitalizar" dependerá en gran medida de los ingredientes adicionales que se le incorporen.

Sobre si tomando a menudo esta sopa alguien conseguirá vivir más años y así hacer honor a ese calificativo por el que se la conoce, solo deberíamos interpretarlo como que llevar una alimentación que prima la elección de alimentos naturales y cocinados en casa es un buen camino a seguir para llegar a una muy avanzada edad.

Una sopa de tomillo en la que se ha triturado el pan con el caldo para que tenga textura de crema

Una sopa de tomillo en la que se ha triturado el pan con el caldo para que tenga textura de crema Clara Villalón

Ingredientes para hacer la sopa de tomillo

  • Agua o caldo (de pollo, verduras), 1 litro
  • Ajo, 2 dientes
  • Tomillo fresco, 6 ramitas
  • Pan del día anterior, 4 rebanadas, preferiblemente de pueblo
  • Huevos, 4 ud (opcionales)
  • Sal, al gusto
  • Aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas (opcional)
  • Pimienta molida, al gusto

Paso 1

En una olla, ponemos a calentar el litro de agua o de caldo con las ramitas de tomillo. Llevamos a ebullición y dejamos hervir a fuego medio durante 10 minutos para que el tomillo se infusione dejando todo sus aromas y nutrientes en el caldo.

Paso 2

Mientras el tomillo infusiona, pelamos los dientes de ajo y los frotamos sobre las rebanadas de pan. Después, en una sartén con una cucharada de aceite de oliva, tostamos ligeramente las rebanadas para que queden crujientes. También podemos pincelar las rebanadas con aceite de oliva virgen extra y tostar el pan en la freidora de aire o, tal como hace esta abuela catalana, podríamos omitir este paso y utilizar el pan sin tostar, aunque quedará más sabrosa si lo tostamos.

Paso 3

Colamos la infusión de tomillo para retirar las ramitas y volvemos a calentar el caldo resultante a fuego bajo. Añadimos sal y pimienta al gusto.

Paso 4

Si queremos añadir algo de proteína a la sopa de tomillo para hacerla más nutritiva, podemos escalfar unos huevos directamente en el caldo. Para ello, cascamos los huevos uno a uno en un cuenco aparte y los incorporamos, también de uno en uno, dejándolos caer con suavidad en el caldo caliente. Los dejaremos que se cocinen durante unos 3-4 minutos hasta que la clara esté cuajada pero la yema aún líquida para poder romperla y que aporte cremosidad a esta sopa de ‘farigola’.

Paso 5

Servimos la sopa en platos hondos o cazuelas individuales, colocando primero las rebanadas de pan tostado y repartiendo el caldo caliente por encima. Si hemos añadido huevos escalfados, colocamos uno en cada plato sobre el pan.

Paso 6

Para terminar, podemos regar la sopa con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y la disfrutamos bien caliente.

Otras sopas reconfortantes que se preparan en España

El uso del pan duro para preparar sopas que calman el hambre y el frío es un clásico en la gastronomía de las distintas regiones de España. Son muchas las recetas, más o menos contundentes, que siguen la forma de la sopa de tomillo catalana.

  • Sopa de ajo (Castilla y León). Se prepara con pan duro, ajo, pimentón, caldo y huevo escalfado, es un clásico reconfortante ideal para el invierno. Una variante de la sopa de ajo es la sopa castellana que suele llevar también jamón.

  • Sopa de tomate (Extremadura y Andalucía). Con pan duro, tomate, ajo y caldo, es una receta humilde y sabrosa que puede incluir huevo o jamón.

  • Sopa de maimones (Andalucía). Similar a la sopa de ajo, se elabora con pan duro, ajo, aceite de oliva y caldo, y en algunas variantes incluye huevo escalfado.

  • Zurrukutuna (País Vasco). Una sopa contundente de pan duro con ajo, pimiento choricero y caldo de pescado, a menudo enriquecida con bacalao y huevo escalfado.

  • Sopas de gato (Andalucía). Sopa sencilla y humilde hecha con pan duro, agua, ajo, aceite de oliva y a veces pimentón, consumida tradicionalmente por jornaleros.