Enoturismo, los mejores destinos para disfrutar del buen vino y la naturaleza
La Covid-19 nos plantea un nuevo reto: disfrutar de un verano condicionado por las normas de seguridad. El enoturismo desafía esos límites. Te proponemos algunas opciones.
7 julio, 2020 12:00Noticias relacionadas
“Tenemos muchas ganas de invitaros a venir a visitar La Rioja, sus gentes, sus paisajes y sus vinos", decía María Larrea, enóloga y directora técnica de CVNE, una de las históricas bodegas de Haro, durante uno de nuestros "Diálogos de Vino Cocinillas". Y no es la única.
Las bodegas de toda España esperan con los brazos abiertos a sus visitantes durante un verano atípico pero perfecto para aprovechar los espacios abiertos, las actividades al aire libre y los grupos reducidos. Ventajas propias del enoturismo, que es impone como una de las mejores opciones para disfrutar de unas vacaciones marcadas por la seguridad.
Muchas bodegas nacionales, entre ellas CVNE, se preparan para la nueva normalidad y a la nueva demanda que conlleva en materia de enoturismo, con opciones adaptadas a la circunstancia actual e ideales para que pequeños y mayores disfruten de los secretos y placeres que ofrece el mundo del vino y los viñedos a través de citas originales para realizar en solitario, en familia o con amigos.
Catas, recorridos o picnics al aire libre, tanto en la centenaria bodega de Haro, como en Viña Real, en Laguardia, o en Viñedos del Contino, en Laserna, son algunas de las alternativas de ocio que propone esta bodega.
En la tierra de la verdejo, en los entresijos de la D.O. Rueda a orillas del Duero, bodegas como Javier Sanz Viticultor (cuyo gran atractivo este verano es la reciente reformada iglesia de la Orden Tercera en La Seca, donde ya organizan visitas y degustaciones) o Nexus & Frontaura (que cuenta con el maravilloso Hotel Nexus en el corazón de Valladolid para hacer aún más completa la experiencia) retoman sus actividades de enoturismo con las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los turistas, y dando mayor protagonismo a sus espacios abiertos, las actividades en exterior y los pequeños grupos.
Si te animas a disfrutar de unas vacaciones enológicas y quieres meterte de lleno en el tanque de la cultura, la tradición y la magia del vino, aquí tienes algunas propuestas diferentes para un verano también diferente. Porque si vas de bodegas, hay visitas, y visitas.
Naturaleza y vinos
Una buena idea si buscas naturaleza este verano es echar un ojo a los llamativos espacios naturales que se encuentran en los territorios de las 31 Rutas del Vino de España que actualmente forman parte de este club. Montañas, valles, cañones, ríos, lagunas, acantilados, costas… El verano es uno de los mejores momentos para adentrarse en esos parajes, muchos de ellos poco conocidos pero absolutamente fascinantes.
Con la tradición vitivinícola como punto de partida, es un buen momento para descubrir que en España se hace vino más allá de las tres 'erres', y en entornos tan asombrosos como el Desfiladero de La Yecla, muy cerca del monasterio de Santo Domingo de Silos (Ruta del Vino Arlanza); el Lago del Espejo, en el Monasterio de Piedra (Ruta del Vino Calatayud); el Río Vero y la Sierra de Guara, en el prepirineo oscense y en el territorio de la Ruta del Vino Somontano, donde además se practica el turismo activo en barrancos y cañones; la Isla y la Torre de San Sadurniño, de la Ruta del Vino Rías Baixas, si queremos enoturismo junto al mar; o incluso las Playas de Rota, dentro de la Ruta del Vino y Brandy del Marco de Jerez, que ofrece 16 kilómetros de playas de arena fina y blanca.
En definitiva, un sinfín de espacios únicos en lo que a viticultura y entorno paisajístico se refiere, con un nexo de unión: la pasión por el vino. A través de la web de Rutas del Vino de España encontrarás numerosas ideas para visitar estos lugares, uniendo el enoturismo con los parajes naturales más singulares, y planificar así un recorrido estival diferente y saludable.
Comer y dormir en la bodega
La gastronomía va tan de la mano del enoturismo, que no podrían sobrevivir la una sin el otro. Este verano podemos descubrir este perfecto maridaje en nuevos espacios como el que estrena la bodega vallisoletana Emilio Moro, ubicada en plena 'milla de oro' de la Ribera de Duero.
Una tienda, un wine bar y una coqueta terraza en el porche son sus propuestas para recientes para tomar un tinto de Ribera o un blanco con D.O. Bierzo, antes o después de conocer las cuatro nuevas experiencias en torno al vino que han pensado para este verano. Todas ellas con visita al viñedo solidario, tour guiado por la zona de elaboración y crianza y cata de vinos incluidas.
Abadía Retuerta también inaugura espacio gastronómico. Calicata Terroir Bar es la nueva apuesta culinaria de la bodega vallisoletana. Una terraza al aire libre, con vistas al pinar y a los viñedos, en la que el chef Marc Segarra confecciona platos clásicos de la cocina tradicional con sofisticados matices vanguardistas.
Una propuesta basada en el producto local, de la tierra y de su huerto orgánico, siguiendo el ejemplo de los monjes que habitaron en la abadía hace más de ocho siglos, y en la que los vinos de esta magnífica 'bodega-hotel-spa-restaurante gastronómico' (que no falte de nada) son los protagonistas.
Otro lugar único, el Hotel Burbuja Zielo Las Beatas, reabre este verano con una propuesta de relax, naturaleza y experiencias en torno al vino poco vistas. Una de ellas, tan llamativa o más que la posibilidad de dormir en una de sus "burbujas" climatizadas observando las estrellas, es la velada gastronómica que proponen disfrutar dentro de una tinaja. Sí, dentro.
Esta finca de 7.000 metros cuadrados, ubicada en Villahermosa (entre Ciudad Real y Albacete, a mitad de camino de Madrid y Valencia), en plena ruta del Quijote y próxima al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, cuenta con varias tinajas que acaban de ser restauradas y convertidas en pequeños habitáculos aptos para una cena para dos romántica, original y exclusiva, pues existen muy pocos lugares en el mundo donde poder vivir una experiencia similar. La decoración de cada tinaja sigue una temática diferente, y todas están acondicionadas para cualquier época del año.
Pero hablando de dormir, qué mejor que hacerlo en la misma bodega. Que después de bebernos sus encantos es lo que más apetece, habemus otra sugerente novedad para este verano. El esperadísimo Hotel Bodega Tío Pepe, el primer 'sherry hotel' situado en el interior de una bodega de Jerez y en pleno casco histórico de la ciudad (entre la Catedral y el Alcázar y con vistas al Jerez antiguo), abre sus puertas.
Lo hace con el ciclo de enoturismo "Veranea en la bodega", en el que caben visitas especiales a rincones nunca antes abiertos al público, catas magistrales, experiencias gastronómicas únicas, flamenco en vivo y otras vivencias para el recuerdo que alargarán los días y las noches entre jardines, patios y calles emparradas.
Meditación y aventura
¿Playa o montaña? Tanto si lo que buscas es calma como un poco de acción, el lugar es Girona. Concretamente la Costa Brava, al nordeste de la península ibérica, y una vez allí, l'Empordà (el Ampurdán), una región espectacular en la que el mar Mediterráneo se une con las montañas de los Pirineos. Una tierra de gran belleza y contraste paisajístico, con espacios protegidos, un rico patrimonio histórico y cultural y un increíble litoral de playas y calas que ha sido fuente de inspiración de artistas. Que se lo digan a Dalí.
En este paraje crecen viñedos heroicos y pervive una tradición ancestral de elaboración del vino que hoy despierta el interés del público por visitar estas pequeñas bodegas biodinámicas y sostenibles lideradas, en muchos casos, por la tercera generación de viticultores de l'Empordà, quienes han sabido mantener viva la filosofía de trabajo de sus abuelos gracias al enoturismo.
Hay propuestas enoturísticas para todos los gustos, como descubrir los secretos vitivinícolas de los monjes del monasterio de Sant Pere de Rodes a través de sus viñas; recorrer las tres cooperativas históricas de l'Empordà (Garriguella, Espolla i Empordàlia), con más de 215 años sumados a sus espaldas; hacer una ruta en bicicleta de bodega en bodega con la gente de Bacchus on Bikes para disfrutar del paisaje; realizar una sesión de mindfulness en el Celler Martín Faixó, en pleno Parque Natural de Cap de Creus; o, para los más activos, admirar las fincas en bancales de las bodegas Hugas de Batlle o Castell de Perelada, a orillas del Mediterráneo, y probar sus vinos de después de una excursión en kayak.
Un "parque temático" del vino
Salimos de España pero no nos alejamos demasiado. Solo hasta Oporto, porque este verano la ciudad portuguesa inaugura su particular 'parque temático' del vino y no hay mejor momento para ir a descubrirlo. WoW (World of Wine) es el nuevo centro cultural de la ciudad, dedicado al patrimonio de Oporto, a su cultura gastronómica y del vino.
Su impulsor es un pionero de la industria enológica en Portugal, el empresario británico Adrian Bridge. Un enamorado de los vinos portugueses y promotor de otros fantásticos proyectos en Oporto como el icónico The Yeatman Hotel.
Se trata del primer gran proyecto de interés turístico que se lanza en Portugal tras la pandemia. Más que una atracción o un proyecto cerrado y ubicado en Vila Nova de Gaia, en una zona en auge donde estaban las antiguas bodegas de Vino do Porto, WoW pretende ser un distrito cultural urbano que incluye museos, restauración y exhibiciones en torno a la industria vinícola.
Un espacio que recopila la historia y las emociones que se esconden detrás del vino portugués, el ritual en torno a esta bebida y la industria del corcho, y que va mucho más allá, sumergiéndose en el patrimonio cultural de Oporto y revelando los secretos de algunas de las principales industrias de la región, como el textil y la moda e incluso el chocolate.
"Oporto está en una posición geográfica estratégica, muy cerca de muchas y muy diversas regiones vinícolas: Douro, Vinos Verdes, Dão, Bairrada. Todas a menos de una hora de coche desde el centro de la ciudad", expone el CEO de WoW. "Son regiones con numerosos atractivos para que turistas y visitantes. Ahora afrontamos un período que será todo un desafío. Las agencias turísticas comienzan a abrir poco a poco, garantizando que todas las condiciones de seguridad e higiene se cumplan".
Algo bastante sencillo para WoW, cuyo tamaño equivale a 7,5 campos de fútbol. "Es un área muy grande y puede albergar mucha gente garantizando el espacio y distancia entre personas".
Dedicado tanto a aficionados como a profesionales, la experiencia de WoW tiene como objetivo desmitificar el vino. Es un lugar donde saber más sobre los agentes y procesos que tienen lugar e interfieren en la calidad del néctar hasta que llega a la botella, pero también un sitio donde desarrollar, a través de los sentidos, el ritual de la amistad y la celebración del momento que acompañan a la cultura del vino.
Una alternativa, asegura Adrian Bridge, "perfecta para viajeros que quieran conocer más a fondo el destino, para familias con hijos, para apasionados del vino y la gastronomía en general, y para quien busque una oferta cultural completa durante sus vacaciones".