Acudimos prestos los españoles, como cada semana, a nuestra cita con la Champions League, esa competición que coloca a veintidós tipos al mando de un producto tan rentable como lujoso. Allí nos plantamos todos, con nuestro pan en la mano, observando un circo de lo más pintoresco que no suele dejar indiferente a nadie. Alrededor del espectáculo pululan desde monarcas de apellido renacentista hasta jeques petromillonarios; desde lenguaraces árbitros hasta mujeres que abandonan el rosa pero no el Chanel; desde Miki Nadal hasta este humilde texto que ahora les saluda.
Los espectadores agitamos la bufanda con cuidado de no dejar caer el mendrugo al suelo: somos felices. No sospechamos que todos intentan amamantarse de esta loba que todavía hoy no tiene claro si cuenta con leche suficiente para cada Rómulo (¿La nueva burbuja?). Los principales beneficiados son los encargados de servir de canal entre el emisor y el receptor: televisiones, radios, periódicos, revistas, semanarios, boletines, gacetas, rotativos... Todos han exigido una razonable cuota por dar la publicidad que un evento de estas características merece.
Locutores, narradores, comentaristas... todos manejan la palabra con espontaneidad, encarándose al error con el calzón quitado
Eso sí, de entre todos los chupópteros, la mayoría contamos con la impagable ventaja del tiempo a la hora de escribir a gusto, de editar y publicar con placer, de emitir juicios sesudos en tertulias calientes. Sin embargo, sí hay algunos que se enfrentan al directo con el cuchillo entre los dientes. Locutores, narradores, comentaristas... todos manejan la palabra con espontaneidad, encarándose al error con el calzón quitado. Por eso, las retransmisiones se plagan de lapsus y errores propios del directo, nada que no se pueda perdonar desde el sofá.
Pero no todas son equivocaciones originadas por la efervescencia del momento. Muchas están instaladas en el subconsciente de los encargados de retransmitir el evento y, por ende, de todos los futboleros del país. Algunas se exhibieron con fasto y pompa durante la final de la Champions, impidiendo que el fútbol, verdadero opio del pueblo, penetrara en nosotros con una cierta dignidad lingüística. He aquí diez vicios que debemos cuidar a la hora de inyectarnos esta pasión en vena si no queremos que las patadas al balón, por desgracia, lleguen hasta el diccionario.
La onceava
Algunos madridistas, pletóricos por el triunfo, presumen de haber conquistado la "onceava". Esta expresión es incorrecta, pues onceavo sería un partitivo referido a cada una de las once partes iguales de un todo. Por tanto, este término no es válido para referirse al trofeo número once dentro de un palmarés. Lo correcto sería utilizar "undécima" como numeral que sucede a la "décima". Así que, madridistas, utilicen este ordinal cuando se pregunten repetidamente: ¿Cómo no te voy a querer?
Área es femenino
Por favor, futboleros del mundo, nunca olviden que área es femenino. Por ello, un futbolista no pisa "este área" ni se deja caer en "el otro área". Como todos los sustantivos femeninos que empiezan por "a" tónica, su determinante debe colocarse en femenino excepto en los casos de "un" y "el" ("un área" y "el área"). El resto serán femeninos. De esta forma comprenderemos que Pepe siembra el terror en "las áreas" y Simeone se vuelve loco en "aquella área". No nos olvidemos, por semejanza, del "hambre" de Iniesta, del "asa" de la copa o del "águila" del Benfica.
Ser duda
No hay semana en la que Bale no "sea duda" por molestias en el gemelo. Sin embargo, la RAE no registra la locución "ser duda" como válida para referirse al estado físico de una persona. En todo caso, deberíamos adaptar el enunciado para poder utilizar el adjetivo "dudoso" [que es poco probable, que es inseguro o eventual]. "La presencia de Bale este sábado es dudosa", por ejemplo, parece un enunciado más elegante.
Pleonasmos varios
Es muy común ver cómo nuestros locutores utilizan expresiones como "Piqué sube arriba a rematar" (¿se puede subir a algún sitio que no sea arriba?) o "la jugada la termina finalizando Griezmann" (¿Se puede terminar sin finalizar?). Este tipo de pleonasmos [Demasía o redundancia viciosa de palabras] es evitable y ayudará a que la retransmisión quede limpia de polvo y paja.
A día de hoy
"A día de hoy, el futuro de Dani Alves no está claro". ¿Cuántas veces hemos escuchado una construcción similar? Estas expresiones heredadas del galicismo "aujourd’ hui" son innecesarias. La RAE nos propone solucionar la papeleta con los castellanísimos "hoy por hoy", "hasta hoy", "hasta ahora" o "hasta este momento". Por tanto, "en este momento, el futuro de Dani Alves no está nada claro".
Obligaciones y suposiciones
Otra de las expresiones que deambulan sin control por nuestras retransmisiones futboleras son aquellas que incluyen el verbo deber más un infinitivo cualquiera. Según el Panhispánico de Dudas, "deber + infinitivo denota obligación" mientras que "deber de + infinitivo denota probabilidad o suposición". Por tanto, por un lado diremos "Pepe debe jugar limpio" y no "Pepe debe de jugar limpio"; y, por otro, "Deben de ser las 20:45", nunca "Deben ser las 20:45".
Percutir no es penetrar
Últimamente venimos observando desde el ala más futbolera de las retransmisiones deportivas el uso de "percutir" con el sentido de "penetrar" o "atravesar". Así nos encontramos con expresiones como "Nolito percute por la banda" o "Cristiano percute a través de la defensa rival". Sin embargo, la RAE define percutir como "Golpear algo, generalmente de manera repetida". Por tanto, si alguien quiere utilizar este palabro, debería hacerlo en este sentido: "Messi percutió varias veces el poste de la portería".
Toca fácil
Los amantes del fútbol también se han hecho adictos a este tipo de expresiones. Así, utilizan el adjetivo "fácil" cuando lo correcto sería utilizar el adverbio "fácilmente". Nos topamos con frases del tipo "Modric la toca fácil" en lugar de "Modric la toca fácilmente" o "Creo que España ganará fácil" en lugar de "Creo que España ganará fácilmente". Por favor, no dejemos que las categorías gramaticales campen a sus anchas por nuestro castellano.
Infinitivo radiofónico
Un clásico dentro de la comunicación por radio (de ahí su etiqueta). Este infinitivo, también llamado fático, se utiliza en expresiones como: "Lo primero, recordarles que la Eurocopa empieza en junio" o "Por último, apuntar que, por primera vez, habrá octavos de final". Debemos evitar el uso de este infinitivo como verbo principal. Así, sustituiremos estas formas por perífrasis del tipo "quisiera recordarles" o "tenemos que apuntar".
Vestir a rayas
El galicismo es una de nuestras construcciones preferidas a la hora de identificarnos futbolísticamente. Por eso, no hay colchonero que en el bar no haya confesado, orgulloso, que su equipo lleva una camiseta "a rayas". Esto es un calco del francés muy poco elegante. Lo correcto sería decir que, por ejemplo, el Barcelona viste "de rayas". Dejen que los calcos se acerquen al idioma español... pero sólo si son necesarios.
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