Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación, Cultura y Deporte y portavoz del Gobierno, ha contratado a un autor best seller para dirigir la Secretaría de Estado de Cultura: Fernando Benzo, en sustitución de José María Lassalle. Benzo ha llegado con fuerza y con ganas de escribir una nueva novela en la gestión de las políticas culturales. Se titula Plan Cultura 20 20, es un relato sobre la recuperación de un sector arruinado, tras cinco años de abandono y derribo de un Gobierno sin cultura. Hoy ha presentado otro capítulo de su obra, Plan de Fomento a la Lectura, y promete invertir 7,2 millones de euros, aunque nadie sabe en qué. Ni siquiera él.
Pregunta: ¿cuánto invertirán en comprar libros para las bibliotecas estatales, después de cinco años a cero? “No sé cuánto dinero invertiremos en comprar libros para fondos bibliotecarios”, ha contestado en la presentación a la prensa de un plan de este calado desde hace 12 años.
Benzo defiende desde la primera convocatoria en el Congreso de los Diputados “la imaginación” (“no la fantasía”) antes que el dinero. Lo ha vuelto a hacer al explicar sus propuestas para que el público más joven -el mismo que no puede estudiar Literatura Universal en segundo de bachillerato gracias a la LOMCE- sea mucho más lector. “Me resulta pedante explicar la planificación económica del proyecto. Por una cuestión técnica, no es necesario comunicar la inversión en cada capítulo. No pretendemos ocultar su coste”, ha dicho.
El secretario de Estado volvió a defender lo que su ministro ha inoculado en el discurso desde el primer minuto: la cultura es bonita y hablar de dinero es de mal gusto, a pesar de que el sector industrial reclama protección, ayuda e inversión. “La política cultural no se puede medir en términos monetarios. Nosotros preferimos la imaginación para buscar formas con las que aprovechar nuestros recursos. No medimos nuestra actividad en términos presupuestarios, la medimos en ideas y creatividad”, ha añadido. A su derecha e izquierda, los representantes del sector librero y editorial escuchaban atónitos.
Promesas frente a presupuestos
Sin embargo, los Presupuestos Generales del Estado contradicen este Plan de Fomento de la Lectura, difundido sin cifras. Lo más llamativo, sin duda, es el dinero destinado a la tradicional campaña de animación a la lectura “María Moliner”: en 2016, se destinaban 640.000 euros. Para 2017 serán 512.000 euros, es decir, 130.000 euros menos. El fomento a la lectura empieza con recortes.
Las librerías también salen perdiendo en otro punto: ya no se destinará la ridícula cantidad de 150.000 euros para su “revalorización cultural” y “modernización”. Ahora serán 120.000 euros, en un capítulo en el que Francia está aportando a este capítulo dos millones de euros. Pero el representante del sector de los libreros, Juancho Pons, quiere creer que ganarán gracias a la compra de libros para bibliotecas.
En los PPGGE también se descubre que la partida de las ayudas a la edición de libros pasa de 1.000.000 de euros a 800.000 euros. ¿Avance? Estos datos confirman la frase de Benzo hoy: “Hemos sido unos buenos gestores de la austeridad”. Pero no se ha acabado.
En el anuncio que han montado para la campaña televisiva aparece Barcelona, pero el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte lleva años sin comprar un solo libro (o licencia de digital) que no sea en castellano. Benzo asegura que respetará la pluralidad lingüística de este país. “No habrá discriminación por lengua”.
¿Y los 20 millones de euros?
La campaña del Plan de Fomento, cuyo objetivo principal es el “público infantil y juvenil”, lanza un lema propio de los videojuegos: “Leer te da vidas extras”. Tiene seis retos (sin especificar cuánto se invertirá en cada uno para lograrlos): “Promoción de los hábitos lectores mediante al apoyo a eventos propiamente literarios”, “impulso de la lectura en el ámbito educativo”, “refuerzo del papel de las bibliotecas en el acceso a la lectura”, “fortalecimiento del sector del libro” y “fomento del respeto a la propiedad intelectual”.
Muy buenas intenciones que son aplaudidas por Antonio María Ávila, secretario general de la Asociación de Cámaras del Libro, y Juancho Pons, presidente de CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías), que acompañan a Benzo en la presentación. “Queremos una sociedad más lectora, es decir más libre”, asegura Ávila, que hace dos años presentó un Plan similar en el que demandaban 20 millones de euros anuales, muy lejos de los siete.
“Pocas acciones son tan contundentes como la compra en bibliotecas públicas”, recordó Antonio María Ávila, que centró el éxito del proyecto en cumplir con esta partida abandonada, para salvar a las editoriales y a los libreros (las compras de la Administración para librerías se hacen a través de ellas).
Para Pons, la inversión en las bibliotecas es esencial en el fomento de la lectura. “Hay que volver a dotarlas con novedades. Necesitan presupuesto y necesitamos que estén a rebosar. Las bibliotecas necesitan actualizar sus fondos, porque en los últimos años no han tenido esta oportunidad. Estamos esperanzados, pero no tenemos ninguna partida prometida”. Ni Ávila ni Pons ni el secretario de Estado de Cultura saben cuánto se gastará en este capítulo.
No piratees
A pesar de todo esto, Benzo definió su propio plan -o novela- como “ambicioso” y “abierto”, porque se irá construyendo sobe la marcha. Es decir, tiene 57 medidas para empezar, pero su idea es que se sumen otras y no invertir menos de esos siete millones de euros cada año, hasta 2020. Lo más llamativo es que promete a los medios allí presentes lluvia de miles de euros de publicidad, para “aumentar la afición por la lectura y por leer mejor”. “Queremos estar en todos los medios y trabajar juntos”.
Entre otras medidas estrella: una página web para anunciar las actividades entre las nuevas generaciones, pretenden que España sea país invitado en Francfort en 2021, una exposición de diez años de Premio Nacional del Cómic y campañas de “sensibilización” de escolares sobre el respeto a la propiedad intelectual, con el lema: “No piratees tu futuro”. Por último, se ha declarado el Plan como acontecimiento de excepcional interés público, gracias al Ministerio de Hacienda. Esta declaración conllevará una desgravación fiscal del 90% de lo invertido por las empresas.
En la rueda no había ningún representante de la Secretaría de Estado de Educación para responder al “impulso de la lectura en el ámbito educativo”. Benzo no ha querido responder a cómo se puede fomentar la lectura recortando en segundo de Bachillerato la Literatura Universal y la literatura hispanoamericana del temario de Lengua y Literatura.
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