Quién le iba a decir a Pedro Llompart (Palma de Mallorca, 1982) que el partido europeo más sobresaliente de su carrera le abriría las puertas del extranjero de par en par. Un 9 de diciembre de 2014, el entonces base del CAI Zaragoza firmaba 12 puntos, seis rebotes, 13 asistencias y dos robos para un 31 de valoración en la Eurocup. Su rival fue el Reggio Emilia, que cayó por 75-87 en su propia casa, el Paladozza. Por lo menos, el encuentro sirvió para que en el club italiano tomasen buena nota de las prestaciones de su verdugo. Tres años después, Llompart es jugador del Pallacanestro Reggiana. Con 35 años y, por primera vez, lejos del baloncesto español.
Llompart tiene claro qué es lo que más recuerda de aquel encuentro fundamental para este fichaje: la celebración pletórica, por la importancia del triunfo maño para estar en la segunda fase continental, en el vestuario visitante. Ahora, y “acostumbrado a pensar que la vida da muchas vueltas”, ocupa la caseta local allí donde nació la Tricolore, bandera italiana. Antes de aterrizar en un nuevo país, dos contratos temporales en el Valencia Basket y el Iberostar Tenerife. La llamada de la Lega le sobrevino todavía en las Islas Canarias.
“Me quedaban 15 días de contrato, pero parecía que Ferrán Bassas ya se iba a recuperar (de una lesión) y entendieron mi postura. Les expliqué que me hacía ilusión probar fuera de España y estoy muy agradecido a ellos. La oportunidad en Italia ha aparecido porque en el club ficharon a un base americano que en el segundo partido se rompió las costillas. Va a estar un tiempo de baja y yo estoy cubriéndole”, explica Llompart a EL ESPAÑOL desde el país de la bota. Llegó a finales de noviembre para una estancia de, en principio, dos meses.
No le gusta demasiado el rol de temporero que ha adquirido desde esta temporada, pero no hay mal que por bien no venga: su equipo fue subcampeón italiano dos veces consecutivas recientemente (2014-2015 y 2015-2016). Llompart sabía dónde aterrizaba: “El club está muy bien organizado y se ha preocupado en todo momento de que estuviese todo bien para que me pudiese adaptar lo antes posible. Italia y España son países parecidos, también en la forma de ser. Me he encontrado con un vestuario de muy buena gente, que enseguida me ha ayudado”.
Alguna dificultad ha habido, claro. Aunque nada demasiado reseñable. “La primera semana andaba un poco perdido. Soy un base al que le gusta mucho controlar el ritmo de juego y hacer que los compañeros se sientan cómodos. Eso lleva un período de adaptación, de conocer los sistemas. En España estaba acostumbrado a un ritmo y a un estilo y aquí es otro. Me estoy intentando adaptar lo máximo posible, pero me encuentro bien. Cada día, un poquito mejor”.
Italiano con 'El Duque' y un asesor de categoría
Llompart estaba tan acostumbrado a la ACB (Alicante, Gipuzkoa Basket y UCAM Murcia también le acogieron en la máxima categoría) que las diferencias, claro, le chocan. “Se practica un juego mucho más vertical al aro, no tan colectivo. En España está todo un poco más estructurado, aquí hay muchas jugadas de mucho corazón. Es una liga donde se permiten bastantes contactos, pero alegre, no defensiva. Hay equipos de muchísimo nivel, que pueden competir con los españoles”, opina.
Las particularidades más llamativas las ha encontrado en lo extradeportivo: “Antes de saltar al campo, el árbitro pasa lista en los vestuarios, viendo si llevas la camiseta. Cuando sales a la pista, se escucha el himno italiano. Todo el pabellón se pone de pie y lo canta. La atmósfera que se crea es muy chula”. ¿Y qué tal lleva el cambio de idioma? “Es bastante fácil, muy parecido al español. Lo entiendo casi todo, excepto cuando hablan muy rápido entre ellos. Entonces se complica un poco”.
Eso sí, Llompart no tiene ningún problema para enterarse de las instrucciones. Ni en los entrenamientos ni en los partidos. De hecho, se ha propuesto hablar bien el italiano, y no sólo “en pequeñas dosis”. Su método para lograrlo consiste en ver series en esta lengua. Como Sense8, en la que actúa Miguel Ángel Silvestre, el célebre 'Duque'.
La situación del Reggio Emilia no es tan buena como en anteriores temporadas: hasta la fecha, el equipo está en la pelea por no descender. Aunque todo puede cambiar. “Creo que tenemos cuatro o cinco lesionados, además todos jugadores principales. Aun así, el equipo compite, y muy bien. En el primer partido en casa, tuvimos tiro para ganar contra el Milán (aquí lo consideran un Madrid o un Barcelona) y lo fallamos”, apunta Llompart, encantado con la “olla a presión” que se generó en el debut en su nuevo pabellón.
“La liga italiana está muy igualada. Con dos victorias seguidas, nos situamos en puestos de playoff. La clasificación no se ve como un síntoma de gran alerta. En Eurocup estamos con muchas posibilidades de pasar a la segunda fase. El ambiente es bastante positivo dadas las circunstancias”, advierte con optimismo.
Sin duda, la edad ayuda a afrontar con buenas vibraciones la aventura (seis puntos y 2,5 rebotes de media en dos partidos de Lega; dos y 2,5, más 1,5 rebotes, en otros dos encuentros de Eurocup). También la familia, más lejos que de costumbre. “Estuvieron aquí una semana. Los niños están encantados de que su padre juegue en Italia. Mi mujer también. Se han vuelto para España a acabar el colegio y en Navidades vendrán para aquí. Me dicen que están deseando volver”, revela Llompart.
Sergio Rodríguez, por supuesto, también es un apoyo importante para él. Las seis temporadas del cuñadísimo lejos de casa ayudan. “Me ha dado ánimos y me ha dicho que seguro que me va bien. Que será una experiencia positiva, que salir fuera siempre te aporta cosas. Cuando tuve la posibilidad de fichar, se lo comenté, y me dijo que ni me lo pensase”. Las bromas, a la orden del día. “Alguna vez le he dicho a Sergio que hable bien de mí en el CSKA y en Rusia”, ríe Llompart.
“Se arrepiente de no haber cogido una oportunidad así antes”, revela El Chacho desde Moscú y un tanto sorprendido ante la falta de oportunidades de su familiar, respaldado por trayectoria y físico, en España. “Creo que siempre es bueno para cualquier equipo de la Liga Endesa, sobre todo en estos tiempos, tener a alguien con la experiencia y el poso de Pedro. Para ayudar al equipo a que todo funcione mejor, a asentarse con el gran cambio de jugadores que hay año tras año”, afirma Rodríguez, orgulloso de compartir vivencias foráneas con Llompart.
“Esto le va a fortalecer y a enseñar otro tipo de experiencias. Es algo muy bonito y que enriquece. Los jugadores españoles quizá no estamos tan acostumbrados a jugar en Europa, pero es una coincidencia bonita que podamos estar los dos fuera. Es algo que seguro que recordaremos con gran cariño en el futuro”, cierra Sergio para devolverle la palabra a Pedro, al que se le presentan unas Navidades diferentes.
“Normalmente, las pasamos siempre en familia, con mis padres o los de mi mujer (hermana de la de Sergio Rodríguez). Este año no podrá ser, así que las pasaremos en Italia. A ver si nieva y tenemos un ambiente navideño mejor”, ansía. Entre paseos por el centro de Reggio Emilia y comidas en restaurantes típicos de la ciudad, Llompart disfrutará de los suyos. Fundamentales para volver a jugar fuera de España más allá de lo que le quede a su periplo transalpino.
“Miraría mucho en qué sitio es, cómo nos afectaría eso. Aquí lo tenemos muy fácil. Tenemos dos vuelos directos desde Valencia todos los días o desde Alicante a Milán. Se han dado muchas facilidades para una cosa que es muy importante para mí: la familia, que estemos viéndonos constantemente”, se despide Pedro Llompart. Quién le iba a decir que sus hijos podrían presumir de tío y también de papá trotamundos.
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