“En la Copa del Rey, no vi un campo atrás que fue muy notorio. No se pasa bien, aunque estamos acostumbrados a convivir con el error. Es una situación que no nos gusta vivir a ninguno. Lo asumes, convives con ello, sigues trabajando y el resultado está aquí”. Por muy largo y duro que se haya hecho el año, a Daniel Hierrezuelo (Málaga, 1970) le ha llegado la mejor de las recompensas: participar en la quinta Final Four de su carrera (cuatro de Euroliga y una de la FIBA) en Estambul. Como él mismo dice, “de lo máximo” que te puede pasar en el baloncesto, algo que “queda siempre para el recuerdo por la calidad del evento y de los jugadores y por la importancia del título”. Ya seas jugador, entrenador o, como en su caso, árbitro.
“Evidentemente, te pilla por sorpresa. Sabes lo difícil que es estar en una competición como esta. Al final, son ocho árbitros los elegidos, y la calidad del arbitraje español es buena. Mis compañeros también han hecho una temporada excelente. Estoy orgulloso y contento por la responsabilidad”, cuenta a EL ESPAÑOL. Compartirá honor con el esloveno Damir Javor, el serbio Milivoje Jovcic, el italiano Luigi Lamonica, el letón Olegs Latisevs, el alemán Robert Lottermoser, el portugués Fernando Rocha y el ucraniano Boris Ryzhyk.
“Un grupo de trabajo excelente” que intentará que “al final gane quien se lo merezca y que de nosotros, como siempre o casi siempre, se hable lo menos posible”. Por delante, cuatro partidos de la máxima exigencia. “Ninguno quiere quedar el último. El tercer y cuarto puesto también es un encuentro intenso, en el que ningún entrenador y equipo quiere dar su brazo a torcer igualmente”, asevera Hierrezuelo. Que le veamos o no dirigiendo la final de la Euroliga “irá en función de los equipos (obviamente no puede pitar al Real Madrid), de cómo hayan estado los árbitros y de cuál es la idea de nuestro director de arbitraje sobre quién tiene que arbitrar”.
La pregunta es obligada: ¿cómo es el día a día de un colegiado en una Final Four? “Estamos en régimen de concentración. Repasamos conceptos que hemos tocado durante toda la temporada. Hay máxima tensión, porque sabes que se está dilucidando un título muy importante, los equipos han estado trabajando para llegar hasta aquí. Hay mucha responsabilidad. Para eso estamos y nos preparamos, es lo que queremos vivir todos: esta tensión y presión”, afirma Hierrezuelo. Queda claro que para los árbitros también son “tres días muy intensos de baloncesto, de concentración full time y poca dispersión”.
Ellos no comparten habitación, como los jugadores, pero sufren idéntico o mayor nerviosismo que las estrellas de la canasta antes del evento. “Aquí, al final, tienes que tener una dureza mental y templar mucho los nervios. Sabes que se juega mucho y cada decisión es importante. Quieras que no, los días previos estás especialmente más nervioso, tienes ese gusanillo. Sabes que estás ante un reto importante”, confirma Hierrezuelo.
No cree que sea más difícil pitar en Turquía, “un sitio apetecible para todos, igual que cualquier cancha de la Euroliga”, cuyo nuevo formato aplaude: “Gracias a Dios, se ha dado un salto importante. Todas las canchas han estado a tope. Es un gustazo ir a arbitrar cualquier partido de estos. La calidad de los equipos es incuestionable, así que seguro que la Final Four será un grandísimo espectáculo”.
Tampoco le preocupa la seguridad, un tema recurrente en torno a la cita de Estambul. “Desgraciadamente, la situación que vive el mundo en general no te delimita ciudades que estén exentas de ello. Es muy difícil escoger entre una u otra, nunca sabes qué te puede pasar. Seguro que la organización será perfecta, habrán planeado un buen control de seguridad en todos lados y no habrá ningún tipo de problema”, confía el árbitro malagueño.
Hierrezuelo aprovecha la conversación con este periódico para intentar acabar con uno de los mitos del deporte: que el anfitrión suele resultar más favorecido que el resto. “Si miras otras fases finales que ha habido, no siempre es el equipo que ha ganado. El aficionado, al final, es libre de pensar lo que quiera, pero ahí están los datos para corroborar lo contrario”, argumenta.
Este fue el caso de la Final Four de Madrid 2008, para la que el Real Madrid ni siquiera se clasificó (sí el Baskonia, eliminado en semifinales). Por el contrario, Hierrezuelo estuvo en aquella edición, su favorita de entre las cinco fases finales continentales que le ha tocado arbitrar. “Fue muy especial pitar la final, muy bonita. Una Final Four en casa, en España, siempre hace que lo recuerdes con más cariño. Ganó CSKA contra Maccabi”, recuerda.
Antes de despedirse, “dispuesto a lo que me manden” y con “máxima intensidad y tensión” para lo que le espera, Hierrezuelo pone en duda su presencia en el próximo Eurobasket. “Tal y como está la situación entre FIBA y Euroliga, creo que no vamos a ir ningún árbitro de Euroliga. Como es algo que todavía no se ha designado y todavía hay muchas vueltas en ese tema, sinceramente no lo sé. Si voy, iré a dar lo máximo. Si no, descansaré después de una larga temporada y me prepararé para la siguiente”, concluye. Suerte, valor y, en este caso, al silbato.
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