¿Recuerdan ese mito urbano que dice que los jugadores de baloncesto tienen más dedos de frente que los futbolistas? Pues Ekpe Udoh (Edmond, Oklahoma, Estados Unidos, 1987) da pie a creérselo. No es ni el primer ni el último deportista profesional aficionado a leer, pero puede que sí sea el único que tiene su propio club de lectura. “Empecé con esto hace cuatro-cinco años, cuando estaba jugando en los Milwaukee Bucks, y hasta ahora. También lo he puesto en práctica en Turquía. La gente lee, pasa un buen rato y tenemos algunos encuentros”, aseguró el puntal del juego interior del Fenerbahçe en la rueda de prensa previa a la final de la Euroliga contra el Olympiacos (este domingo a las 20:00 horas en Movistar+ a través de #0).
Udoh, de orígenes nigerianos, ha desarrollado buena parte de su trayectoria en la canasta estadounidense. Jugó en Michigan y Baylor durante su etapa universitaria, y le fue tan bien como para estar entre los 10 primeros del Draft de la NBA (sexta elección) en 2010. Sus servicios los requirieron nada más y nada menos que los Golden State Warriors, donde llegó a compartir equipo con Stephen Curry y Klay Thompson. ¡Quién sabe si no podría tener un anillo! Sin embargo, su rodilla no le dejó triunfar en la mejor liga del mundo. Ni en la bahía de Oakland ni tampoco en los ya mencionados Bucks ni en Los Angeles Clippers. Su sitio estaba en Europa. Concretamente, en el Bósforo.
Su primera experiencia genuina en el baloncesto del Viejo Continente (tuvo un breve paso por Israel durante el cierre patronal de la NBA en 2011) no ha podido ser más positiva. Desde que aterrizó en el Fenerbahçe, Udoh no para de acaparar focos gracias a su buen desempeño en la zona. Los mejores números de su carrera han llegado a las órdenes de Zeljko Obradovic, con especial hincapié en la Euroliga: subcampeón en su primera campaña y las distinciones de mejor reboteador y taponador, junto a una nueva oportunidad de alzar la Copa de Europa, en la segunda.
Él tiene mucha culpa de que su equipo, anfitrión de esta Final Four, haya llegado tan lejos. No sólo por su desempeño durante todo el curso, sino también por una semifinal antólogica contra el Real Madrid, que empieza a ser la víctima favorita de Udoh: 18 puntos, 12 rebotes y ocho asistencias para lograr 36 créditos de valoración inapelables. “Es increíble. Estuvo genial en un partido muy importante. Es uno de nuestros hombres clave y un muy buen amigo mío, así que estoy muy contento por él. Espero que mañana (por el domingo) pueda hacerlo aún mejor”, reconoce su compañero Luigi Datome a EL ESPAÑOL.
“Estuvo fantástico a ambos lados de la cancha. Jugamos de forma excelente, todos nosotros. Fue una victoria de equipo. Todo el mundo está centrado en ganar la final”, nos advierte el gran compañero de faenas de Udoh por dentro, Jan Vesely. “Jugó muy bien en la semifinal. Está a un nivel realmente importante para nuestro equipo. Pero es un solo jugador y hay que pensar en todos los demás”, opina, relajando los ánimos, su entrenador.
¿Que cuál es el último libro que recomienda Udoh en su club? Americanah, la historia de una pareja que tuvo que abandonar Nigeria y aparcar su amor durante 15 años por culpa de la dictadura (la chica, por cierto, emigró a Estados Unidos). El '8' del Fenerbahçe tiene motivos para sentirse identificado con esta obra, aunque ahora mismo sólo tiene ojos para una biografía: la de Vassilis Spanoulis (Larissa, Grecia, 1982). “He oído todas las historias sobre él y todo lo que hace a la hora de la verdad, pero tenemos que ser capaces de pararle”, asevera. Sería un regalo de cumpleaños que le llegaría 24 horas tarde (cumplió 30 este sábado), pero lo agradecería igual.
Papá coraje y dios en la tierra
Increíble, pero cierto: Spanoulis ha disputado cinco Final Four y su mujer, que representó a Grecia en Miss Universo, le ha dado un bebé por cada fase final europea. Tres de esos embarazos trajeron consigo las tres Euroligas que lucen en el palmarés del santo y seña del Olympiacos: 2009 (aún en las filas del eterno rival, el Panathinaikos) y los dos títulos consecutivos de 2012 (exactamente en el mismo pabellón que ahora) y 2013. Sólo en 2015, con la derrota ante el Real Madrid, se rompió esta suerte de ley no escrita. ¿Volverá a cumplirse ahora? Puede que sí. Sobre todo, si el papá coraje del baloncesto europeo (quizá lo es tanto porque perdió al suyo en su niñez) vuelve a transformarse en un auténtico dios griego sobre el parqué en la gran final.
“Es un jugador muy experimentado y bueno, especialmente en los últimos minutos. Sabe qué tiene que hacer en el último cuarto. Le he deseado suerte, pero espero que nosotros nos llevemos el título”, cuenta Kostas Sloukas, compatriota y rival este domingo. “Marca la diferencia entre un gran jugador y un líder. Cuando los jugadores son jóvenes, tratan de ajustarse y jugar al más alto nivel. Cuando el scouting empieza a funcionar, el jugador debe encontrar otra solución para aprender y continuar. Eso lo hace muy bien. Por eso es un líder, porque es difícil pararle y leer su juego”, considera el segundo de a bordo de Spanoulis en Olympiacos, Georgios Printezis.
Si la semifinal de Udoh ya fue brillante, la suya no se quedó atrás. Después de pasar desapercibido durante buena parte del encuentro ante el CSKA de Moscú, sin apenas anotar y con malos porcentajes, 'Billy', como le llaman sus compañeros, ascendió al Olimpo. Acabó con 14 puntos, casi todos ellos logrados en un abrir y cerrar de ojos durante los últimos minutos de partido. Los secundarios pesaron y mucho en el triunfo heleno, pero nada habría sido posible sin su guía cuando ya se mascaba el bocinazo final.
“Olympiacos es un buen equipo. Saben cómo llegar a la Final Four y jugar este tipo de partidos. Llevan muchos años juntos. Tienen mucho carácter. En su semifinal, volvieron al partido gracias a los jóvenes. Esto ha ocurrido muchas veces este año. Les he seguido y es así. Tienen calidad y los jugadores más importantes siempre deciden los partidos, pero esto quiere decir que tienen un equipo y un entrenador muy buenos”. Así les ve Zeljko Obradovic, que no se fía en absoluto de Spanoulis y su tropa.
Como ellos tampoco pueden relajarse teniendo delante al entrenador con más tablas de Europa y a un Fenerbahçe que, un año después, vuelve a tener la primera Euroliga turca a su alcance. Hasta el duelo entre aficiones promete ser apasionante, visto lo visto el viernes. Y mucho de lo que depare el marcador final dependerá de un excompañero de Curry que devora los libros. También de un dios en la tierra que, cuando el trabajo se lo permite, cuida de su familia numerosa.
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