El Tour de Francia es un evento gigantesco que condiciona a su deporte como pocos. Todos los actores se presentan con sus mejores galas. Los equipos reservan sus buenas nuevas para la Grande Boucle. No en vano, tres de ellos (Cannondale, FDJ y Bora) anunciaron nuevos patrocinadores (Drapac, Le Gaulois y Hansgrohe) en la víspera de la ronda gala; Giant-Alpecin lo hará en el primer día de descanso (Cyclingnews habla de una multinacional milmillonaria suiza; el equipo ficha australianos). Alguna escuadra, como BMC, se atreve incluso a dejarse cortejar a un patrocinador de alto copete, “a la altura de nuestro material”, “una marca como Apple o Google”, para desmentir la información aparecida este lunes en L’Équipe aseverando que el equipo cerrará a finales de la próxima temporada. [Así se lo hemos contado]
¿Y por qué todos esperan al Tour para pavonear? Porque es el momento en que todas las cámaras apuntan al ciclismo. Porque el Tour es un icono prácticamente sin parangón en el mundo del deporte por su difusión global, su periodicidad anual, su situación en el mes de julio, sus paisajes, su forma de retratar y condicionar un país, su preciosa oda a un objeto tan bello y universal como la bicicleta.
El Tour de Francia es más grande que el ciclismo. Por eso, cuando el Tour desaparece de las pantallas como sucedió en Alemania después de sucesivos escándalos de dopaje, el deporte tiene un problema. Para combatirlo y recuperar su influjo sobre el motor económico de Europa, ASO (organizador del Tour) ha inflado paulatinamente a dos equipos de naturaleza o licencia alemana, Giant-Alpecin y Bora-Argon 18, a los que invitó a su gran carrera desde que daban sus primeros pasos como Skil-Shimano y NetApp.
La apuesta salió bien. De los equipos nacieron estrellas como Marcel Kittel y John Degenkolb, actuales estandartes del ciclismo alemán junto a Tony Martin y André Greipel, que han entrado en el gusto del público local hasta el punto de volver a interesarse en el deporte de la bicicleta e incluso han tomado un papel activo en devolverlo a la posición que ostentaba cuando Jan Ullrich y Telekom campeaban en el pelotón.
El propio Kittel contó en The Cycling Podcast su reunión con los ejecutivos de la televisión pública alemana para convencerles de que volvieran a emitir el Tour de Francia. “Me preguntaron cómo podían confiar con nosotros. Yo les dije que no podía darles ninguna garantías [de que no existiera dopaje en el pelotón], pero que nosotros estábamos ganando limpios y nos sentíamos con derecho a pedirles un voto de confianza”. Misión cumplida: ARD emite el Tour de Francia, que partirá la próxima temporada desde Düsseldorf, y ASO organizará a partir de la próxima temporada y durante diez años la renacida Vuelta a Alemania.
Fue Marcel Kittel (Etixx-Quick Step), rubio apolíneo, velocista atronador que ganó ocho etapas del Tour de Francia entre 2013 y 2014 para desaparecer la temporada pasada víctima de unas depresiones nunca lo suficientemente aclaradas, el ganador del sprint de este martes en Limoges. Fue una ‘volata’ que, por abrirse demasiado pronto, se resolvió en un duelo cerrado entre ‘Apolo’ y el galo Bryan Coquard (Direct Energie), que perdió en la fotofinish su ansiada primera victoria de etapa en el Tour.
Todo esto ocurrió en vísperas de la primera etapa de cierta montaña del Tour de Francia. Sucederá entre Limoges y Le Lioran; será el último de los tres maratones consecutivos de más de 200 kilómetros propuestos por ASO; los últimos 50 son intrincados, con cuatro puertos puntuables y final en repecho. Se trata de un terreno complejo que puede valer lo mismo para una escabechina que para una emboscada táctica, para que una fuga lejana prospere o para que medio centenar de corredores se disputen la victoria.
El maillot amarillo de Peter Sagan (Tinkoff) estará en juego y buena parte del pelotón tiene opciones de quedárselo. Entre los máximos aspirantes un español, Alejandro Valverde (Movistar), que por características (escalador explosivo) y por circunstancias (corre tranquilo al albur de su líder Nairo Quintana y marcha tercero de la general provisional, a 14” de Sagan y con 4” sobre el grueso de los favoritos) tiene una oportunidad de oro para vestirse de amarillo. “Si se presenta la ocasión no la desaprovecharé, pero hemos venido a lo que hemos venido”, dijo en referencia al liderazgo de Nairo. También Purito Rodríguez (Katusha) tendrá qué decir. Alberto Contador (Tinkoff), por su parte, deberá demostrar si ha recuperado de sus caídas iniciales. Este martes dijo que no descansa todavía “bien” y que tiene “las mismas sensaciones” que en días anteriores.
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