No está teniendo suerte Mikel Landa en este Giro de Italia. No sólo por el hecho de verse privado de pelear la general por culpa de una moto que estaba en el lugar menos indicado en el momento menos oportuno. Después de quedar desterrado en la clasificación, el alavés lo sigue intentando a diario para llevarse al menos una etapa. Si en Bormio fue Nibali quien le robó la gloria, este jueves ha sido Tejay Van Garderen el que ha podido con él en Ortisei.
Lo cierto es que Van Garderen conocía tanto la subida como la entrada final como anillo al dedo. El estadounidense ha planteado bien el sprint frente a Landa, que ha vuelto a entrar en el último kilómetro delante de su rival, y arregla de este modo un Giro que estaba siendo malo para él y nefasto para BMC. Rohan Dennis abandonó a los pocos días de empezar la carrera, el propio Tejay se quedó fuera de cualquier pelea por la general en el Blockhaus y Ben Hermans, el único hombre relativamente bien posicionado en la tabla para buscar al menos un puesto de mención, también se tuvo que ir para casa. Con esta victoria, el ciclista de Washington justifica su presencia en la ronda italiana. Tal vez no sea una mala opción para él, a los 29 años, olvidarse de las generales de grandes vueltas y dedicarse a buscar victorias. Se haría con un palmarés más que respetable, porque la calidad la tiene.
Ambos corredores han sido los supervivientes más fuertes de una fuga numerosa –otra más- que se ha formado con intereses de victoria de etapa por parte de algunos integrantes y con sentido táctico por los equipos de los primeros clasificados. La escapada se ha creado en el Passo Pordoi, primera de las cinco dificultades del día, y al menos Landa sí ha podido dar un salto –casi definitivo- en la clasificación general de la Montaña donde ha sacado un gran número de puntos. Le falta, eso sí, esa victoria de etapa que arregle un Giro de auténtica pesadilla para Sky. Este jueves, se ha vuelto a escapar, y el vasco asume su error: “Me he equivocado. Pensaba que había más terreno hasta meta. Me ha pasado en el pavés y ya no he podido reaccionar”, ha explicado antes de decir que le quedan “dos carreras de un día”.
“Que pierdan el podio”
El otro gran beneficiado ha sido Thibaut Pinot, que ha logrado sacar un minuto de renta debido a la excesiva vigilancia entre Quintana, Nibali y Dumoulin, de la que ha vuelto a salir ganador el neerlandés. Un día menos y sigue líder. Nairo Quintana y Movistar han vuelto a llevar, de nuevo sin éxito, el peso de los ataques. Primero lo ha intentado desde lejos en la subida a Gardena para tratar de rematar una jugada táctica del equipo telefónico que había metido por delante a Andrey Amador y Winner Anacona. También ha probado el colombiano en la subida final a Ortisei, pero no ha podido alejar al resto de contendientes.
Dumoulin ha podido contrarrestar todos los ataques y se mantiene de rosa después de una de las etapas más peligrosas para él. Después, mientras el líder se vigilaba con Nairo y Nibali, el resto de corredores han ido atacando uno por uno y sacando diferencias. Pinot y Pozzovivo han sacado un minuto, y el francés ya está a escasos segundos del podio. Tras ellos han llegado, de uno en uno, Zakarin y Kruijswijk, cada uno peleando por el ‘puestómetro’ de la general. Por el contrario, los grandes perjudicados del día son Bob Jungels y Davide Formolo. El luxemburgués pierde su maillot blanco de mejor joven en favor de Adam Yates.
Tras la lucha a pedales ha llegado la de declaraciones. De hecho, Dumoulin no se ha cortado un pelo en recriminar a Nairo que no le diese relevos en el tramo final de la etapa, e incluso ha llegado a decir públicamente que se alegraría si a Nairo y Nibali su forma de correr les cuesta el podio: “Su posición de podio está en peligro ahora. Estaría bien que la perdieran por centrarse tanto en mí”, ha dicho. Nairo no ha respondido directamente, pero sí ha dejado claro que la única opción ya es un ataque desde lejos y a la desesperada. “O revienta él, o reviento yo”. Una declaración de intenciones aunque lo cierto es que hoy en día la sensación era que al colombiano le faltan más piernas que ganas. Y es que ya sólo quedan dos días de montaña antes de una crono final a la que Dumoulin tendría que llegar por detrás para que Quintana o Nibali mantengan opciones de ganar. La situación actual sólo le vale al actual líder, y se empiezan a acabar las oportunidades para destronarlo.
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