Geraint Thomas (Gales, 1986) empezó a montar en bicicleta a los diez años porque le apasionaba una carrera que se corría en julio y se llamaba Tour de Francia. Este sábado lloraba al acabar la contrarreloj porque ya se veía a sí mismo en lo más alto del podio en París, junto al arco del triunfo, al lado del compañero al que ha ayudado durante tantos años y que ahora se ha tenido que rendir ante él. "La última vez que lloré fue en mi boda", confesó. "No sé qué me pasa. En ningún momento he pensado en ganar el Tour y de repente...".
Era el tapado de las casas de apuestas, el que partía como gregario de lujo de Chris Froome y el que le ha cambiado los papeles. Ni siquiera él lo preveía hace once días, cuando se vistió por primera vez de amarillo y aseguró, convencido, que iba a seguir trabajando para que Froome ganara su quinto Tour. Pero en La Colombière, y en Alpe d'Huez, y en Aubisque, las grandes pruebas, demostró que tenía mejores piernas que Froome y le dejó atrás. A punto estuvo también de repetirlo en la contrarreloj, pero frenó en los últimos kilómetros para cederle el puesto. Esos detalles también le definen.
Thomas comenzó a destacar desde el primer día que se subió a una bicicleta. Con ella iba al instituto y luego a entrenar. Pero lo hacía porque quería, porque le gustaba. A los 14 años los entrenadores del equipo nacional ya se habían fijado en él. A los 17, ya era una de las mayores promesas del ciclismo británico. "Sus padres nunca le presionaron. Le decían: 'Hazlo lo mejor que puedas, no importa si ganas o pierdes'", contó Sara Thomas, su mujer, a Velonews. "Si sigue corriendo, es porque le gusta".
Sus primeros éxitos llegaron sobre la pista. A los 20 años formaba parte del equipo británico que quería hacerse con el oro mundial en Burdeos. Era el más joven, pero no necesitaba fijarse en los mayores para saber qué hacer. Si estaba con ellos era porque estaba a su altura. No ganaron en Burdeos, pero sí el Mundial de los dos años siguientes y las Olimpiadas de Pekín en la especialidad de persecución por equipos (también ganó el oro en Londres 2012).
En ese misma selección estaba Bradley Wiggins, una de las mayores estrellas del ciclismo británico. Los dos ficharon por Sky en 2010 y corrieron juntos en varios ocasiones más. En la estructura del equipo de Dave Brailsford, Thomas conoció a Froome y empezó a trabajar para él.
Como gregario de Froome ha participado en todos los Tour de Francia desde 2013. Ha sido el número dos en sus cuatro victorias (aunque en 2017 tuvo que abandonar y su puesto lo ocupó Mikel Landa), pero en ninguna había entrado entre los 10 mejores de la carrera.
Su trabajo le valió para ser el líder de Sky en carreras de una semana y, poco a poco, con sus victorias en Algarve y París-Niza en 2016, logró ser el jefe de filas en el Giro de Italia de 2017. Por fin tenía la oportunidad de brillar en una grande, pero se estrelló contra la moto de un carabinieri y tuvo que abandonar. Parecía que la mala suerte le acompañaba en las grandes vueltas, que siempre tenía un día malo, pero este año le dio la vuelta.
Se preparó el Tour como si fuera el líder. Después de que saltaran las alarmas por el caso de dopaje de Froome, nadie sabía si el vigente campeón iba a poder defender su título. Y Thomas era la mejor opción B, así que le mandaron a la Dauphiné (una carrera de una semana por los Alpes) para probarle. Allí derrotó a alguno de los favoritos que un mes después volvería a encontrarse en Francia, como Adam Yates, Romain Bardet o Dan Martin.
Pero la UCI absolvió a Froome y dejó a Thomas como número dos. La carrera no estaba de acuerdo. Fue el único de los grandes favoritos que sobrevivió a la primera semana sin pinchazos o caídas. En los Alpes se vistió de amarillo. Salió de Alpe d'Huez con él. Lo confirmó en los Pirineos. Él no se lo creía: "Sigo pensando día a día. No quiero mirar más allá". Y así, sumando días, llegará a París con un amarillo inmaculado. Sin errores. "¡He ganado el Tour!", gritaba este sábado.
En Sky se abre ahora un dilema interno. ¿Por quién apostar? ¿Por un cuatro veces campeón del Tour? ¿O por un galés que vive su época de esplendor con 32 años? Desde el equipo han dejado caer la posibilidad de que Froome se presente a la Vuelta a España, pero tras perder en Francia se antoja casi imposible. Sin embargo, Sky tiene en su mano conseguir las tres grandes vueltas de un mismo año, la quinta consecutiva. Ahí, la mejor opción tiene nombre galés. Se llama Geraint Thomas.
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