Hay comportamientos que parecen que no tienen fin. Se persiguen, se lucha contra ellos y se promueven iniciativas, pero siempre hay alguien que llega para saltárselos. Así ha ocurrido este fin de semana en el partido que enfrentaba al Miralbueno con el San Juan en la Primera Regional aragonesa. Allí, en la primera parte, otra vez, tal y como ocurre por desgracia en muchos campos, se produjo una agresión a un árbitro.
Corría el minuto 28 cuando ocurrió el incidente. Entonces, el dorsal número 14 del Miralbeno se dirigió al colegiado corriendo y le propinó un fuerte puñetazo. ¿La razón? Simplemente, que el árbitro había pitado un segundo penalti a favor del conjunto visitante.
Tal fue el impacto, que el árbitro tuvo que ser trasladado al centro hospitalario más cercano por sus propios medios y acompañado por su hermano para ser tratado de diferentes lesiones: contusiones en el cuello, el cuero cabelludo y la cara. Uno daños y una agresión que el propio árbitro piensa denunciar. Y en eso está ya la policía, que ha identificado al futbolista, que, por el momento, no se ha pronunciado. Los que sí lo han hecho han sido los clubes, que han mostrado su rechazo a la violencia y se han puesto a disposición del afectado.
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