La rana que acompañaba los entrenamientos en la piscina de natación sincronizada tenía los días contados: las quejas de los diferentes equipos por su color verdoso (además de su fría temperatura) han terminado de convencer al comité organizador sobre la conveniencia de reemplazarla íntegramente, un día después de que las palabras de su director de comunicación, Mario Andrada, diesen la vuelta al mundo: “La química no es una ciencia exacta”, dijo el comunicador.
Las dos piscinas del centro acuático de saltos serán drenadas para volver a llenarse este fin de semana: una medida radical tomada cinco días después de que los primeros deportistas protestaran por picor de ojos, el olor de las instalaciones y el nada tranquilizador color del agua. El ruido mediático había aumentado, sobre todo desde que un saltador alemán dijese que el edificio entero “olía a pedo” y que el británico Thomas Daley, medallista de bronce en saltos sincronizados, publicase un tuit esperando que “no hubiesen nadado en nada demasiado peligroso durante los últimos días”.
El agua de la piscina de competición será sustituida por la de calentamiento, para favorecer que las nadadoras se vean entre sí y los jueces puedan observar el ejercicio sin dificultades. Gustavo Nascimento, director de gestión sedes del comité organizador, explicó en rueda de prensa que los cambios de filtros en la piscina no eran suficientes para devolver al agua su color y transparencia originales.
Cinco días de color verde
“Había poco tiempo para recuperar el agua”, dijo Nascimento, que precisó que el cambio de los 3.750.000 litros debe estar terminado a las siete de la mañana del domingo, a tiempo para el comienzo de la competición de sincronizada a las 11. El agua de la piscina llevaba cinco jornadas de color verde debido a una reacción química de los productos empleados para su mantenimiento. La falta de reservas de uno de los componentes necesarios para restablecer los valores causó una reacción al cloro, que lo neutraliza.
Nascimento explicó que el desarrollo de la competición de waterpolo dejaba muy poco tiempo, solo por las noches, para trabajar en el drenaje del agua. Se decidió cambiar los filtros, pero no fue suficiente para eliminar las partículas sólidas que le dan el color verde y cierta turbiedad. “Fue una fallo en el sistema de reposición de todos los químicos que van al agua”, explicó Nascimento a la agencia Efe. “Hubo un fallo en nuestro contrato, nuestro contrato es parte de nuestro equipo y fue nuestro fallo. ¿Qué vamos a hacer? Arreglarlo. Tenemos todos los recursos para cambiar el agua y mantenerla en buen estado; el agua de la piscina de calentamiento está en perfectas condiciones”.
En la piscina contigua de saltos, la primera que se puso verde, no ha sido necesario cambiar el agua dado que no ofrece complicaciones para la competición. El estadio Maria Lenk del Parque Olímpico de Río tiene dos piscinas de calentamiento, pero con el traslado del waterpolo al Centro Acuático para la fase final solo se necesitará una. La pareja española de sincronizada (Gemma Mengual y Ona Carbonell), que debuta este domingo, no tendrá el inconveniente de no poder ver las paredes –y por tanto desorientarse– en un ejercicio por el que aspiran a medalla.