El atleta sobre el tartán llega a escuchar el silencio antes de la salida; antes de que el juez de salida pulse el gatillo de la pistola. Luego, la velocidad. Thomas Burke fue el primero en ganar una medalla de oro en una prueba de velocidad (los 100 metros lisos) en los Juegos Olímpicos de Atenas 1896. Desde entonces, los 100 y 200 han dejado algunas figuras atléticas en el imaginario colectivo.

La Federación Internacional de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés) registra las marcas mundiales de los 100 metros lisos desde comienzos del siglo XX y de los 200 desde 1951. Los récords firmados a lo largo del tiempo muestran cómo determinados plusmarquistas tienen reservado un lugar en la historia por la magnitud de sus logros. Es el caso de Michael Johnson, Usain Bolt, Marita Koch o Griffith-Joyner.

Especialmente, la última. Los tiempos del género femenino nunca estuvieron tan cerca de los masculinos como cuando la estadounidense batió los récords de 100 y 200 metros en 1988. Las diferencias fueron de 0,57 y 1,62 segundos, respectivamente. Sin embargo, a partir de ese momento, volvieron a aumentar en favor de los hombres. Así es la evolución de las plusmarcas en ambas disciplinas:

100 metros lisos

La primera carrera de los 100 metros lisos masculinos en unos Juegos se produce en 1896. Aun así, no será hasta 1912 cuando la IAAF comience a registrar las mejores marcas, tanto mundiales como olímpicas.

Durante las tres primeras décadas con datos, la mejora de las plusmarcas siguió una evolución progresiva. Hasta 1956. Entre este año y 1960 se registró el primer descenso palpable -una décima de segundo- en un periodo corto de tiempo.

Ya en la década de los ochenta, Carl Lewis inscribiría su nombre en los libros de historia deportiva con su marca de 9,86 segundos en 1991. En apenas cuatro años consiguió batir tres récords previos (dos de ellos, suyos). En 1994, tres años más tarde, Leroy Burrell batiría su marca.

Pero fueron los jamaicanos Asafa Powell y, sobre todo Usain Bolt, quienes destrozaron las marcas de esta prueba de velocidad. El primero paró el crono en 9,74 en 2007. Un registro que parecía inalcanzable hasta que apareció su compatriota. Bolt batió el récord el 31 de mayo de 2008 por dos centésimas (9,72), pero meses más tarde, en los Juegos de Pekín y tras una exhibición jamás vista, deslumbró al ‘Nido de Pájaro’ con 9.69. Un año después, en el Mundial de Berlín, el mordisco a la plusmarca fue definitivo. Los 9,58 de 2009 son todavía inalcanzables.

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Los récords femeninos en los 100 metros lisos comienzan a registrarse en 1922 (seis años antes de que las mujeres puedan competir en los Juegos Olímpicos en esta prueba).

En las primeras temporadas se producen grandes cambios. Entre 1923 y 1935, las atletas mejoran el récord de los 12,7 a los 11,6 segundos.

De 1935 a 1984 no se ganó ni un segundo al crono -llegando al 10,76-. Pero en 1988, la aparición de Florence Griffith-Joyner supuso una revolución total para la prueba femenina. La estadounidense rebajó los tiempos hasta los 10,49 segundos. La marca permanece vigente en la actualidad.

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Los 200 metros lisos

Con marcas registradas desde 1951, los cambios más notables en la categoría masculina se producen en los años setenta. Se pasa de los 20 segundos de Tommie Smith en 1968 a los 19,72 del italiano Pietro Mennea once años más tarde.

Un récord que se quedó corto cuando apareció en escena Michael Johnson. En 1996, el atleta nacido en Estados Unidos fue capaz de batir el tiempo de Mennea (con 19,66) y, un mes después, batir éste. ¿El registro? 19,32 segundos.

El único atleta capaz de superar estos números fue una leyenda que hoy continúa vigente. Usain Bolt batió la plusmarca de Johnson en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 (con 19,30 segundos) y, un año más tarde, rebajó su propio tiempo hasta los 19,19 segundos. Nadie ha podido correr más rápido.

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Entre 1951 y 1974, las mejoras en las marcas de los 200 metros femeninos fueron progresivas pero vertiginosas. Durante estos años se produjeron hasta 12 cambios en el trono del doble hectómetro, pasando de los 23,6 a los 22,1 segundos.

Las siguientes mejores marcas fueron propiedad de la atleta alemana Marita Koch. El primer récord lo mejora en 1978 con un tiempo de 22,06. Seis años más tarde, en 1984, Koch mejoró sus tiempos hasta los 21,71 segundos.

Y de nuevo, hasta que apareció la figura de Florence Griffith-Joyner. Al igual que en la prueba de los 100 metros lisos, la atleta consiguió en 1988 mejorar el récord previo (de Heike Drechsler) y posteriormente, el suyo propio. Lo rebajó hasta los 21,34 segundos. La inmensidad hecha tiempo -y persona- porque, hasta el momento, nadie ha sido capaz de igualarla o mejorarla.

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Nota metodológica

La International Association of Athletics Federations (IAAF) inicia el registro de las plusmarcas mundiales de 100 y 200 metros lisos en diferentes años. De ahí que las visualizaciones se inicien en 1912 (para el 100 metros masculino), 1922 (el 100 metros femenino) y 1951 (el 200 metros masculino y femenino). A partir de 1977, las marcas se cronometran de forma electrónica en todas las disciplinas.

El libro de estadística de la IAAF, escrito para el Campeonato Mundial de Atletismo de Berlín en agosto de 2009, ofrece los récords mundiales y olímpicos de todas las disciplinas atléticas que existieron, al menos, hasta 2009.

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