Los colores rusos —blanco, azul y rojo— no se ven en ninguna esquina del Estadio Olímpico de Londres. Por las calles de la capital británica apenas se divisan en las chaquetas o gorras de algunos componentes del equipo técnico del país del este de Europa, pero no en las vestimentas de los grandes protagonistas: los atletas. Rusia está vetada.
En la final de los 110 metros vallas defiende el título Sergey Shubenkov. El atleta salta a la pista con un mono azul marino en la parte de abajo y azul cielo con manchas rojas en la superior. Es la equipación con la que acostumbra a competir en los meetings a los que asiste durante toda la temporada. Sin embargo, en el Estadio Olímpico de Londres se disputan los Campeonatos del Mundo de atletismo, donde cada deportista defiende los colores de su país.
No es así en el caso de Shubenkov, que logra la medalla de plata, ni el de otros 18 atletas rusos autorizados a competir bajo bandera neutral tras la sanción impuesta por la IAAF a su país —después de la publicación por la AMA del informe McLaren— que se prolonga desde antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Para poder participar en los Mundiales, esta veintena de deportistas ha debido recibir luz verde de un departamento antidoping de la Federación Internacional y cumplir sus requisitos de limpieza.
Shubenkov, que los satisface, dice estar "feliz de competir de nuevo en un Campeonato del Mundo y de conseguir una medalla", pero la estricta regulación sobre los atletas neutrales le impide portar cualquier detalle que recuerde mínimamente a Rusia. "Los uniformes de los atletas neutrales —se puede leer en el documento— no podrán contener ningún color de, o tener un cierto parecido, con la equipación y/o la bandera de la federación nacional/país suspendido".
Al podio subirá Shubenkov, que con este bronce ya tiene medallas mundialistas de todos los colores, como Colin Jackson y Liu Xiang, con su chándal de atleta neutral. El vallista se perdió los Juegos del 2016, pero un año más tarde siente que ha recuperado "casi todos los derechos que tenía". Si hubiera derrotado al jamaicano Omar McLeod, gran dominador de la distancia, los acordes del himno ruso no se habrían escuchado en el London Stadium.
Para Shubenkov, como el resto de sus compañeros, que tampoco podrán pintarse las uñas o lucir vendajes con los colores de la madre patria, las normas son "duras y un poco ridículas"; mientras, al inicio de cada jornada, se suceden ceremonias de medallas correspondientes a campeonatos de incluso hace una década tras la eliminación de los dopados, los tramposos, los cuales la gran mayoría son rusos.
La plata de Shubenkov es la primera medalla del nuevo atletismo ruso, todavía castigado por los pecados de antaño. A esa federación, según las últimas evaluaciones del equipo de trabajo de la IAAF, aún le quedan varios criterios que cumplir para la reinserción, pero sus atletas ya han vuelto a las citas internacionales. Cuándo se volverán a ver el blanco, azul y rojo de la bandera de Rusia en una pista de atletismo, está todavía por resolverse.
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