Una vez clasificado para la final del 1.500, Adel Mechaal quería un ritmo rápido, pero no demasiado; un paso que proyectase una marca de alrededor de 3m34s sería idóneo para sus intereses. Cuando se volvió a calzar las zapatillas de clavos y saltó al Estadio Olímpico de Londres había pasado un día entre las semis y la final, algo que supuestamente favorecía a sus rivales. El mediofondista español, más resistente al esfuerzo que sus rivales, quería correr en desgaste. Y este domingo, cuando el crono reflejó un tiempo de 3m33.61s al cruzar el keniata Manangoi la meta el primero, a Mechaal le faltaron unos centímetros para conseguir esa medalla que había soñado.
Y eso que era la carrera perfecta, la que había solicitado Mechaal: tras una primera vuelta a la pista lenta (1m01s), Cheruiyot, Manangoi y Kiprop, el trío de keniatas, aceleraron de forma salvaje, abriendo un par de metros de ventaja con los otros nueve atletas. Ahí se movía Mechaal, que a toque de campana se encuentra en plena lucha, que cambia en la curva del 200m y que se exprime en la recta, donde le cierra el noruego Ingebrigtsen, donde roza el bronce y lo pierde por un suspiro.
El campeón de Europa de 3.000 metros indoor sucumbió a las puertas de la gloria; tampoco pudo él inaugurar el medallero de España en los Mundiales de la capital británica. Con las fuerzas justas y el ácido láctico generándose en las piernas, con la cara desencajada y los dientes apretados, Mechaal muere en los últimos 100m: adelanta a Kiprop, campeón en las tres últimas ediciones, que se hunde, y trata de superar a Ingebrigtsen por dentro, pegado a la cuerda. Pero el noruego, también al límite, cierra el espacio a su izquierda y el atleta de Palamós no tiene sitio para adelantarle. Mechaal levanta los brazos disconforme, pidiendo explicaciones.
"Me quedo a demasiado poco y con la rabia de haber atacado por el interior y que me ha cerrado el atleta noruego", explica Mechaal. "Cuando Ingebrigtsen ha visto que le iba recortando y que ya no podía se ha tirado hacia la izquierda para obstruirme un poco el paso. Quizás hubiese tenido que atacar por el exterior", reconoce resignado, tras no haber sabido leer bien la carrera, una partida de ajedrez, cuando atacaron los keniatas.
Desde Sevilla 1999, cuando Reyes Estévez logró la medalla de bronce en el Estadio de La Cartuja por detrás de Hicham el Guerrouj y el keniata Noah Ngeny, ningún mediofondista español se sube al podio en un Campeonato del Mundo. Y a solo 18 centésimas se quedó Mechaal de romper la sequía.
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