Perder el norte en cinco pasos es así de fácil. Ganar Roland Garros júnior con 17 años. Explotar a ojos del mundo con un tenis mercurial. Vivir rodeada de comparaciones con Maria Sharapova o Garbiñe Muguruza. Pensar que todo está hecho, que conseguir una plaza en la élite es pan comido. Caer irremediablemente en una espiral de presión asfixiante y expectativas incumplidas. Es la historia de Paula Badosa, que tras vivir ese proceso hace casi dos temporadas empieza de nuevo el camino hacia lo más alto con el aprendizaje y la experiencia de su lado, preparada para subir con paso firme.
"Me costó mucho gestionar la presión", reconoció la española a este periódico después de perder 4-6 y 5-7 contra la ucraniana Bondarenko en la primera ronda del torneo de Miami, donde jugó gracias a una invitación de la organización. "No era capaz de digerir todo lo que me estaba pasando. En 2016, empecé con un esguince y cuando me recuperé me costaba mucho competir de nuevo. Tenía mucha presión, sentía que tenía que ganar siempre", insistió la española, golpeada además por los problemas físicos. "Estuve así tres meses, con muchos altibajos. En junio me lesioné y no volví a competir más hasta enero de este año", recordó. "Perdí la perspectiva. Mi familia, mi entorno, yo misma… Iba todo tan rodado que pensaba que la evolución seguiría igual de rápido o más".
Después de ganar Roland Garros júnior en 2015, y tras encadenar varias buenas actuaciones en torneos del circuito ITF, Badosa rompió la barrera de las 200 mejores del mundo (193). Llegados a ese punto, la española ya tenía en su currículo dos victorias en el torneo de Miami (aprovechó una invitación para llegar a tercera ronda en 2015) y había superado la fase previa en Madrid, retirándose en su primer encuentro del cuadro final contra Sara Errani por una lesión en la pierna. Desde entonces, la cuesta de las lesiones y el castigo de la presión.
"Lo hablaba mucho con mi equipo", confesó la española. "Está muy bien ganar ese tipo de torneos porque demuestra que puedes llegar a ser una gran jugadora, pero también tiene la parte mala. Lo viví muy joven, con 17 años. Me costó un mundo llevarlo todo. Decían que iba a ser la nueva Sharapova, la nueva Garbiñe… Son comparaciones odiosas que no ayudan", reconoció. "Me hizo daño esa situación, no estaba acostumbrada. Creo que ahora me veo más preparada para superarlo", avisó Badosa.
"Es muy bonito ganar Roland Garros júnior o lo que hizo en Miami y en Madrid, pero no le benefició nada que le pasara todo esto", coincidió Xavier Budó, entrenador de la española. "Badosa es una tenista con unas condiciones excepcionales para ser una referencia a nivel mundial. ¿Qué pasa? Que cuando ganas estos torneos, te comparan con Sharapova, te ponen arriba del todo y no tienes una base que sustente todo eso porque la debes trabajar… Inconscientemente, y sin ninguna mala fe, piensas que estás mucho más cerca de la cima del Everest que del primer campamento base", continuó el técnico catalán. "Tiene que entender que subir el Everest se hace andando, de metro en metro y pasando por muchas tormentas. Es muy normal, propio de una persona joven".
Así, lo que le toca a Badosa ahora es evidente: olvidarse de aquellos días, encontrar ritmo de competición y prepararse para un segundo salto en el que tendrá de su lado todo lo que ha vivido en este tiempo.
"Poco a poco lo estoy haciendo, jugando un poco mejor en cada torneo", celebró Badosa, que en 2017 ha alcanzado los cuartos en tres torneos ITF. "Ahora me toca picar piedra en eventos menores, hacerlo bien ahí para estar aquí lo más pronto posible. Me estaba costando mucho a principio de año, pero creo que tengo una buena mentalidad y me veo preparada", subrayó.
"Nunca se me ha pasado por la cabeza no llegar. Estoy convencida de que puedo hacerlo, aunque haya tenido malas rachas. Tengo el nivel, pero me falta mejorar la mentalidad, aceptar muchas cosas, tener humildad en otras. No voy a tirar la toalla. Estoy satisfecha porque en Miami he podido volver a encontrarme, a sentirme la Paula de antes. Hacía mucho tiempo que no me encontraba compitiendo a este nivel", se despidió la española, que ahora seguirá trabajando en la sombra para aspirar a cosas importantes.
"Su gran problema fue que se infló un globo totalmente irreal", le siguió Budó. "Ha vivido el éxito muy rápido y no pudo gestionar las expectativas que se crearon sobre su figura, pero ahora está en el proceso adecuado. Va a ser muy buena, seguro. La única duda es si lo será en un año y medio o en cinco años", afirmó el entrenador catalán, que también se ocupa de Carla Suárez.
"A día de hoy, está empezando a entender todo lo que representa ser tenista. No me preocupa que gane un partido, como si está 300 del mundo los dos próximos años. Lo más importante es que entienda lo que significa ser una jugadora profesional. Es muy consciente de lo que le toca hacer. Tiene mentalidad ganadora, es muy líder y ha nacido para pensar en grande. Lo tiene todo, pero su proyecto real para ser tenista empieza ahora", sentencia el técnico de Badosa.
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