“¡Christian! No puedes esperar, tienes que encarar la bola o te van a fulminar”. A las 10 de la mañana del jueves, el chileno Garín (21 años, 217 del mundo) escucha cómo Rafael Nadal le desvela uno de los secretos más importantes para jugar bien sobre hierba: tener la decisión de atacar la pelota en lugar de esperarla. El número dos del mundo, que se entrenará este sábado por última vez en el Mallorca Open, ya tiene perfilada la última parte de su plan para asaltar Wimbledon tras renunciar a Queen’s hace unos días. Nadal viajará a Londres el lunes, jugará dos partidos en la exhibición de Hurlingham (miércoles y viernes) y seguirá preparándose en las pistas del Aorangi Park antes de debutar en el tercer Grand Slam del año, donde aspira a celebrar por tercera vez el título (2008 y 2010) y a recuperar el número uno, que podría quitarle a Andy Murray si gana el torneo o en función de distintas combinaciones de resultados.
“Uno de los factores importantes a la hora de tomar la decisión de renunciar a Queen’s es que estaban las pistas de hierba aquí”, explicó Carlos Moyà, uno de los entrenadores del campeón de 15 grandes. “Igualmente le habría recomendado hacer lo mismo, pero todo ha sido más fácil pudiendo utilizar las pistas del torneo de Mallorca”, insistió el ex número uno del mundo, que durante toda la semana ha acompañado al balear en los entrenamientos. “La temporada de tierra batida ha sido agotadora, sobre todo a nivel mental. Rafa está escuchando a su cuerpo, aunque tenía ganas de jugar. La salud es lo primero y esta es una buena manera de llegar a Wimbledon”, avisó. “El plan ahora es ir a Londres y aprovechar para jugar un par de partidos. Sabemos que no va a llegar rodado, pero sí con frescura mental y física. Ha hecho una buena adaptación a la hierba. Eso, unido a su carácter competitivo y a la confianza que trae, aseguran que mostrará su mejor versión”.
Durante los cuatro días que se ha entrenado en Mallorca, Nadal ha ido completando una adaptación gradual a la hierba tras pasar varios meses jugando sobre tierra. En intensas sesiones que han pasado de las dos horas y media de duración, el mallorquín ha modificado los desplazamientos, ha probado cómo le respondían las rodillas al agacharse constantemente, ha buscado ser más agresivo y ha redoblado la importancia del saque, porque sobre césped los puntos son muy cortos y el armado de la jugada es clave. En consecuencia, el español ha eliminado todos los automatismos de arcilla para empezar a recopilar los de hierba, que son completamente diferentes.
Así, y con dos días de entrenamientos todavía por delante en Mallorca, Nadal tiene tiempo de sobra para acabar de completar su novedoso programa de preparación de Wimbledon: tras declinar ir a Queen's para practicar por primera vez en su carrera sobre hierba en España, el mallorquín llegará a Londres el lunes, jugará desde el miércoles la prestigiosa exhibición de Hurlingham (también compiten Milos Raonic, Jo-Wilfried Tsonga, David Ferrer, Tomas Berdych, Lucas Pouille y Tommy Haas) y continuará poniéndose a punto en las pistas del Aorangi Park. Esa carga de trabajo será más que suficiente para el objetivo de volver a ser competitivo sobre hierba después de pasarse cinco años en blanco.
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