El lunes por la mañana, Rafael Nadal (Mallorca, España; 1986) se baja de una furgoneta negra en Port de Grenelle, se monta en un barco que navega por el Sena y se fotografía con la Copa de los Mosqueteros en los brazos y la Torre Eiffel a su espalda en una imagen que tarda un segundo en dar la vuelta al mundo.
Hace menos de 24 horas que el mallorquín ha derrotado a Stan Wawrinka en la final de Roland Garros y lógicamente todavía no ha tenido tiempo de digerir las históricas consecuencias de su triunfo. Después de ganar el título, el número dos del mundo se marcha a cenar con los suyos a un conocido restaurante del centro de París y termina la noche cerca de los Campos Elíseos.
Antes de volver a casa, y durante la media hora que dura el viaje por el río, el campeón de 15 grandes se sienta con un pequeño grupo de medios, entre los que está EL ESPAÑOL, para charlar sobre una victoria que todavía le quema en las manos.
¿Se duerme bien al lado de la Copa de los Mosqueteros?
He dormido poco, pero no por la fiesta. Es verdad que anoche fui un rato de fiesta, pero estaba tan cansado que no se alargó demasiado. Me fui a dormir a las cuatro, me he despertado a las siete de la mañana y ya no he podido dormirme de nuevo.
Entre todas las felicitaciones que le han llegado, ¿ha recibido algún mensaje especial?
La verdad es que ni idea… Hace dos semanas que tengo un problema con el teléfono y he perdido todos los contactos. No sé de quiénes son los mensajes que he recibido. Tengo que esperar a llegar a Mallorca para que me pasen los contactos de un teléfono a otro.
¿Cómo evitó el riesgo de relajarse? Ha ganado con una superioridad increíble desde el primer día.
Sabía que estaba jugando bien. Desde el primer día que llegué sentí bien la pelota en los entrenamientos, pero en ningún momento he tenido relajación. He jugado muy estable durante todo el torneo, sin altibajos. Quizás, el único instante en el que me he despistado fue jugando en mi debut con Paire en el segundo set. Los otros dos momentos más difíciles llegaron en el comienzo de la semifinal y la final, pero no fue un tema de despiste, fue un tema de nervios. He jugado con el máximo respeto hacia todos mis rivales porque en cualquier momento se pueden torcer las cosas. Sé bien de lo que hablo.
“Quiero que me diga dónde ha aparcado su nave espacial”, dijo Gustavo Kuerten antes de la final. ¿Se considera humano?
Lo soy, no es que me lo considere. Sí, aquí se ha hecho algo difícil de imaginar desde la ilusión diaria y desde el entrenamiento. Me he levantado cada día con la motivación de ir a entrenar teniendo un objetivo claro y el objetivo se ha cumplido. Es verdad que tenía nueve y llegar a una cifra como 10 es muy importante, pero nada más. Hoy no soy más especial. Simplemente he logrado una victoria más en Roland Garros.
¿Dónde le coloca lo que ha logrado con su décimo Roland Garros?
No soy yo el que lo tiene que decir, hay gente que está para analizar y colocarme en el lugar que toque. Yo sigo en activo y digo lo mismo de siempre: espero seguir teniendo opciones de competir bien y luchar por cosas importantes. Ya veremos lo que pasa.
No pienso en cosas tan complicadas como superar a Federer
¿Y ahora qué? Está a tres grandes del récord de Federer.
Ni hace seis meses estaba tan acabado ni ahora soy tan… Soy una persona estable, ni muy eufórica cuando las cosas van bien, ni muy negativa cuando ocurre lo contrario. Generalmente intento asumir las cosas que van ocurriendo desde la naturalidad, evitando los alardes y los grandes dramas. Mi perspectiva de futuro es intentar llegar a Wimbledon de la mejor manera posible y seguir hacia delante. No pienso en cosas tan largas o complicadas como superar a Federer. Ahora mismo estoy lejos. Lo que me hace feliz es que he conseguido algo que hace un tiempo parecía difícil. Es una inyección de energía positiva que confirma todo el trabajo que se ha hecho estos meses. Más que llegar a Federer, mi ilusión es seguir jugando y haciendo lo que me motiva. Ojalá pueda seguir haciéndolo desde la salud. Es todo menos complicado sin complicaciones físicas, la vida es mucho más agradable. Mi única motivación es ser feliz.
¿Se siente más orgulloso de lo que ha conseguido o de su capacidad de superación ante todas las lesiones que ha ido sufriendo?
Me siento feliz de poder seguir haciendo lo que me gusta. Gracias a mucha gente que me ayuda diariamente tengo la oportunidad de estar todavía aquí. Cuando vienen momentos más difíciles, en mi caso las lesiones, sabes lo que cuesta. Lesionarte no implica sólo perder la oportunidad de jugar un torneo, el problema es todo lo que conlleva: empezar desde el principio, tener dolores por todas partes, hacer un esfuerzo grande para volver… Estoy contento de haber mantenido la ilusión para seguir haciendo lo que hago e irme a entrenar cada día con pasión por buscar cosas importantes.
Durante 10 temporadas, usted celebró al menos un Grand Slam. ¿Se le han hecho largos estos tres años sin ganar uno?
La gente me ve como un ganador obsesivo, pero no lo soy. Lo que se me ha hecho largo es no poder competir durante muchos meses de los últimos años. En 2014 paré casi medio año porque me rompí la muñeca derecha y luego tuve apendicitis. En 2015 jugué la temporada completa, pero tuve problemas mentales. Y en 2016 había vuelto a recuperarme, pero paré seis meses de nuevo. Es muy difícil encadenar un buen juego cuando uno tiene tantos parones continuados. Y no quiero volver atrás porque en 2012 estuve fuera la mitad de la temporada y en 2013 empecé tarde. Son muchos golpes los que te vas llevando durante tu carrera y es normal que te desestabilicen.
La gente me ve como un ganador obsesivo, pero no lo soy
“Con 22 años, Rafa me aseguró en Queen’s que a los 27 no jugaría más. Luego, cuando tenía 28 y estaba lesionado de la rodilla, me dijo que se iba a operar y que si tenía que estar un año sin jugar luego jugaría hasta los 35”. Lo cuenta hoy Francis Roig en este periódico.
A los 22 ya llevaba bastantes años en el circuito. Siempre pensé que no podría llegar jugando a esta edad por mi problema del pie. En 2005 me destrocé el pie en la final de Madrid y ahí llegaron mis problemas. Tengo que jugar con una plantilla muy agresiva, corregida para proteger el pie. De hecho, los médicos me dijeron en aquel momento que no sabían si podría continuar con mi carrera. Esa es la verdad, sin añadir ninguna película porque no soy muy peliculero. El pie sigue aguantando a día de hoy y es la parte de mi cuerpo que menos problemas me ha dado, pero el pie ha hecho que se me descompongan otras cosas.
A usted le repiten constantemente que es una leyenda, aunque sigue en activo. ¿Cómo lo lleva?
Con total normalidad, no me preocupa. Agradezco siempre todo el cariño de la gente y todos los elogios son más que bienvenidos. También la crítica. He aceptado todo, siempre que sean críticas con respeto. Es parte de nuestro mundo. Soy muy consciente de que mi carrera es buena, pero a los 31 años no voy a creerme una película diferente. Todas estas cosas que me están ocurriendo son pasajeras. Dentro de unos años seré un ciudadano más y mejor no subirse muy arriba porque la caída luego es demasiado grande. He intentado estar siempre al nivel del mar.
¿Le abruman todas esas cosas?
No me abruman, pero tampoco lo contrario. No soy una persona de grandes fiestas. Soy de hacer fiestas con mis amigos, pero no para celebrar nada en especial. Soy feliz viviendo tranquilo en Mallorca. Tengo la suerte de estar en un lugar donde me dejan vivir muy relajado. Y tengo muchas vías de escape en casa: me pierdo en el mar, me pierdo jugando a golf… Tengo una vida tranquila y eso me da la oportunidad de aceptar las cosas mejor cuando voy por el mundo y estoy rodeado de mucha gente.
“En líneas generales, está por encima del Rafael de 2008”, aseguró ayer su tío Toni, que antes había dicho que su juego estaba técnicamente perfeccionado.
Esto del tema técnico lo he ido escuchando varias veces en mi carrera. Si ponemos vídeos de 2013, cuando gano Montreal, Cincinnati y el Abierto de los Estados Unidos, veremos que no era un jugador físico. Si ponemos un vídeo de 2008, aquí en Roland Garros o en los Juegos Olímpicos… sí, jugaba con más intensidad porque la tenía, pero con intensidad no se gana lo que gané en aquel momento. Está claro que hay cosas que hago mejor ahora que antes. He ido incorporando cosas y perdiendo otras. Mi saque es mejor que antes, mi revés es mejor que antes y el entendimiento del juego también. Mi físico es un poco peor, pero sigue siendo un buen físico. En general, hay una evolución, pero no sé si el Nadal actual le habría ganado al de 2008. No lo sé y no me lo planteo. Todos los jugadores pasan por ese proceso: Federer o Djokovic hace unos años tampoco jugaban igual.
No sé si el Nadal actual le habría ganado al de 2008
Tras ganar el título, habló de Wimbledon y de la importancia de que sus rodillas le aguanten.
Llevo unos cuantos meses muy intensos. Soy el jugador que más partidos ha jugado este año. Aunque no haya sido el Roland Garros más duro de mi carrera, a nivel emocional sí que han sido dos semanas complicadas. Es el momento de analizar bien las cosas, de hacer el calendario adecuado para intentar mantener la frescura mental y por supuesto la física. Acabo de terminar de jugar en París y no puedo plantearme lo que va a ocurrir, pero voy a intentar hacer el mejor calendario posible para llegar bien a Wimbledon.
¿No se plantea recortar el calendario para proteger su cuerpo? Por ejemplo, Federer se saltó toda la gira de tierra batida.
Cada uno hace lo que considera mejor. Este año ya he renunciado a Rotterdam después de jugar la final en el Abierto de Australia. Lo que ha hecho Federer es arriesgado. Le puede salir muy bien en Wimbledon porque lleva una línea fantástica de juego, pero no es fiesta cada semana. Cuando uno deja de jugar tres meses no es tan fácil recuperar el ritmo de competición. Creo que le va a ir bien porque jugará dos torneos antes de Wimbledon y es un jugador con un talento muy elevado. No veo que esta vaya a ser mi línea. ¿Tener parones y no forzar tanto la máquina? Quizás sí. ¿Tener parones de este calibre? No lo veo porque no es bueno para mi cuerpo.
¿Qué le apetece ahora?
Ahora mismo me apetece llegar a Mallorca y ver a la otra parte de mi familia que no ha podido estar aquí. Tengo la graduación de los chicos de la academia este martes por la tarde. Y después me apetece perderme dos días en el mar. Es lo que hago casi siempre cuando vuelvo de una gira, estar dos días en el mar y desconectar.
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