Derribando una barrera que había ido haciéndose más alta en los últimos tiempos, Garbiñe Muguruza alcanzó este sábado la final en el Premier 5 de Cincinnati, el último torneo antes de asaltar el Abierto de los Estados Unidos (desde el próximo 28 de agosto) en Nueva York. Tras caer seis veces seguidas con Karolina Pliskova, la española derrotó 6-3 y 6-2 a la número uno del mundo, siguió dando pasos en su camino hacia lo más alto y se clasificó para pelear el domingo por el título de campeona contra Simona Halep (6-2 y 6-1 a Sloane Stephens), que se juega también llegar a lo más alto de la clasificación por primera vez en su carrera.
“No sabía cómo iba a terminar el partido, pero esta vez quería ser más agresiva y también más inteligente a la hora de colocar la pelota porque muchas veces jugar tan fuerte no te hace ganar”, explicó a este periódico la número seis después de su pase a la final. “Ahora ya no tengo partidos tan malos como antes, eso ha cambiado. Mi nivel medio es más alto”, prosiguió. “En 2017, mi objetivo era mantener la regularidad. A principios de temporada no lo conseguía del todo: una lesión, un buen torneo, una lesión… al fin estoy cumpliendo mi meta, que es llegar cada semana a las últimas rondas”.
Muguruza amarró la primera manga cediendo un solo punto con su primer saque (14 de 15 ganó) y solo cuatro en total al resto (16 de 20 se llevó). Ante eso, y tras arrancar con break en contra el partido, Pliskova solo pudo mirar cómo la española ganaba un turno de servicio tras otro sin afrontar problemas y tampoco pudo meterle mano con la pelota en juego, porque Garbiñe pegó lo mismo que su contraria (nueve ganadores) y falló mucho menos (cinco errores no forzados, por los 14 de la número uno).
El tenis mecánico de Pliskova, capaz de jugar de línea en línea de carrerilla, no incomodó a Muguruza, como en tantos de los partidos del pasado entre las dos. Para frenar los poderosos golpes de la checa, un punto por encima en agresividad, la española usó la inteligencia y movió a su oponente por todos los rincones de la pista, haciendo que sus tiros perdiesen efectividad al tener que pegar en movimiento y encontrando así la forma de controlar el duelo.
Los 28 errores que acumulaba Pliskova al final del partido, con Garbiñe brillando en la segunda manga cuando las cosas se apretaron (salvó las tres bolas de rotura a las que se enfrentó), acabaron provocando una derrota inevitable de la actual líder del circuito a manos de una jugadora que está subiendo escalones a toda velocidad para alcanzar esa misma posición, algo que podría ocurrir si se dan los resultados adecuados en el Abierto de los Estados Unidos.
De momento, Garbiñe sigue poco a poco, pero muy en serio. El jueves, superó por primera vez a Madison Keys, con la que siempre había perdido (0-3). El viernes, salvó un partido durísimo ante la rusa Kuznetsova, decidido por dos detalles que fueron para ella. El sábado, y ante Pliskova, rompió una racha de seis derrotas seguidas, sumó su primer triunfo ante la checa desde 2013 y se clasificó para pelear por el título en Cincinnati. Inmejorable.
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