A los 31 años, Rafael Nadal consiguió levantar su segundo Grand Slam de la temporada en el Abierto de los Estados Unidos e inmediatamente logró algo que parecía imposible: afianzarse en el número uno del mundo con cinco trofeos en 2017 (Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roland Garros y el título en Nueva York) y evidenciar que pasa por uno de los mejores momentos de su carrera. La pregunta, claro, es evidente: ¿cuánto vida competitiva le queda al balear?
Toni Nadal. Recuerdo que hace siete u ocho años algún espabilado dijo que la carrera de Rafael sería corta, un exjugador. Me preguntaron por ello y dije: ‘Mira, espero que se equivoque y si no se equivoca pues mala suerte, habremos jugado poco’. Estamos en 2017 y Rafael empezó en el circuito en el 2002. Desde el 2003 está dentro del top-100, son 15 años y quien lo dijo jugó bastante menos. Así que si tiene ilusión por jugar más creo que puede jugar bastante tiempo todavía.
Rafael Nadal. En la pista he dicho que voy a hacer lo posible por jugar mucho tiempo más. Eso significa intentar hacer las cosas de la mejor manera, pero tampoco depende de mí en todos los sentidos. Me refiero a hacer todo lo que esté en mi mano para seguir estando competitivo y sano. Luego hay cosas que uno no puede controlar, y cuando ocurren es el momento de parar y descansar. Hablo de las lesiones. Después de eso, uno analiza si tiene la ilusión y la fuerza para volver como hasta el día de hoy la he tenido siempre.
Carlos Moyà. Si se mantiene como está ahora sin lesiones, motivado, con ganas, cuidándose como se está cuidando… siempre se habla de Rafa y cuántos años le quedan. Desde que tiene 20 años yo lo voy oyendo. Es un jugador que ha batido marcas de precocidad, pero ahora está batiendo marcas de longevidad también. Eso es algo que no se ha visto mucho en la historia del tenis. Se habla de un tenis físico, pero el que está ahí con 31 años ganando dos grandes es él. Se está subestimando un poco su talento, su capacidad de mejorar, de analizar las cosas y para mí no hay razón para pensar que no le quedan muchos años en el circuito.
T.N. Hay que definir qué es el talento. Si hablamos de clase, evidentemente Federer tiene mucha más que Rafael. Le pega de manera más bonita. Talento también es que tú desde cualquier posición metas la pelota. No nos engañemos, nadie gana 16 torneos del Grand Slam sin tener un gran talento. Hay gente que pueda pensar que ha corrido mucho, pero particularmente creo no saben demasiado de este deporte.
R.N. Al final, yo no tengo nada que soñar ni que pedir. Estoy más que satisfecho con todo lo que me ha ocurrido, y con todo lo que me sigue ocurriendo. Lo único que puedo pedir es estar sano. Soy muy afortunado por todo lo que me sucede y por todas las cosas que he podido vivir a mi edad. No sería justo pedir nada más, aunque voy a trabajar para seguir en una cosa que me apasiona muchísimo. Hasta que eso cambie, voy a seguir haciéndolo.
C.M. Sobre centrarse más en los torneos del Grand Slam... Yo creo que eso te lo va marcando tu físico y tu edad, aunque por ejemplo con Federer es un caso distinto. Roger viene de estar parado seis meses y prioriza totalmente los grandes, pero porque tiene unas condiciones que no tiene nadie más. Federer se puede permitir no jugar tres meses durante la temporada, ir a Wimbledon y ganar el título. Cada uno tiene sus virtudes y sus puntos más débiles, y hay que saber jugar con eso. Rafa es otro tipo de jugador. Él necesita más ritmo, necesita más seguridad a nivel de entrenamientos y necesita estar convencido que ha hecho las cosas bien a la hora de rendir. Son dos casos totalmente distintos.
R.N. Si me lo preguntan con 27 años, habría dicho que con 31 no estaría aquí. Soy feliz haciendo lo que hago, pero mi vida no se acaba en el tenis, y lo he dicho siempre. Cuando he estado lesionado he disfrutado de otras cosas que me han hecho muy feliz. No me planteo hasta cuándo jugaré. Simplemente, cuando dejé de ser feliz haciendo lo que hago será el momento de pensar en otras cosas.
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