Rafael Nadal llegó a la sala de prensa del torneo de Pekín con gesto serio. El campeón de 16 grandes, que debuta este martes contra Lucas Pouille en la cita que abre su gira asiática (luego jugará el Masters 1000 de Shanghái, desde el próximo 8 de octubre), fue respondiendo las preguntas de los periodistas con el piloto automático hasta que apareció el tema que le rondaba la cabeza. ¿Cómo vivió el jugador lo ocurrido el 1-O en Cataluña?
“Con preocupación y con tristeza”, contestó el número uno del mundo. “Es una pena que hayamos tenido que llegar a lo que se llegó ayer. No es momento de buscar culpables, aunque sí que los hay”, prosiguió. “Al final, siempre es lo mismo. Normalmente, las guerras las hacen los poetas. Ha habido gente que ha querido manipular información encendiendo más de la cuenta a la sociedad. Eso ha generado un caos que no debería suceder en el siglo que estamos. Somos un país pacífico”, apuntó.
“Sucedió lo que sucedió ayer, y creo que era algo esperado”, reconoció el mallorquín, que hace unos días mostró su opinión sobre el conflicto en una entrevista con este periódico. “El problema viene de un poquito más atrás. Aunque haya momentos en los que todo parezca imposible, aunque parezca que no tiene arreglo, siempre hay arreglo. Y el arreglo es muy simple: es querer arreglarlo”, explicó el balear. “La única manera de poder arreglarlo es hablarlo. Hablar entre las dos partes del conflicto e intentar llegar a acuerdos, a puntos de encuentros, que los hay. Llevamos conviviendo juntos toda la vida”.
Durante las últimas semanas, mientras se acercaba el momento del referéndum ilegal convocado el 1-0, Nadal lanzó en repetidas ocasiones un mensaje de unión. Tras su victoria en el Abierto de los Estados Unidos, el español recuperó el discurso que ha utilizado siempre para hablar del desafío secesionista y que se sostiene sobre una base simple: el jugador no quiere ver una Cataluña sin España ni una España sin Cataluña.
“A mí personalmente me dan ganas de llorar”, confesó Nadal. “Cuando veo que un país donde hemos sabido convivir y ser un buen ejemplo alrededor del mundo… La imagen que hemos transmitido al mundo es negativa”, añadió. “Sin buscar culpables, pero la imagen ha sido generalmente negativa. Es el momento de que se le ponga cabeza desde todas partes. Para que se le ponga cabeza tiene que haber buena voluntad desde las dos partes, no vale solo con la buena voluntad de una de las dos partes. Es el momento de hacerlo, de sentarse a hablar y llegar a esos puntos de encuentro”, insistió.
“Y que no se repita”, pidió el tenista. “Que no se vuelva a repetir lo que pasó ayer porque fue un momento triste. Estuve todo el día con el corazón encogido. Desde la distancia todo se ve de una manera distinta. Fue un día triste en general. He pasado muchas épocas de mi vida en Cataluña, momentos importantes. Ver la sociedad en general, no solo la catalana, tan radicalizada me sorprende y a la vez me desilusiona”, subrayó. “Es el momento de estar ilusionados y buscar esperanza. Desde el diálogo se puede solucionar el tema”.
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