Con una solidez impermeable, controlando de principio a fin los tiempos del partido, Rafael Nadal apagó el amenazante fuego de Karen Khachanov en la segunda ronda del torneo de Pekín (6-3 y 6-3) y se clasificó para cuartos, donde este viernes se encontrará con John Isner (6-0 y 6-3 al argentino Mayer). El mallorquín, que consiguió dar un salto de nivel tras pasarlo muy mal en su estreno ante Lucas Pouille, tiene delante la oportunidad que estaba buscando: igualado su resultado de 2016 (cayó con Grigor Dimitrov peleando por una plaza en semifinales), todo lo que sume a partir de ahora le ayudará a abrir distancia con Roger Federer en la lucha por terminar el año en la cima de la clasificación. [Narración y estadísticas]
“Hoy he jugado mucho mejor”, reconoció el campeón de 16 grandes tras el cruce, su novena victoria consecutiva y la número 30 de la temporada en pista rápida. “Aunque nunca sabes... Él ha tenido algunos puntos de break en el comienzo y al inicio del segundo set. Un partido de tenis cambia muy rápido”, prosiguió el balear. “Puede haber parecido fácil, pero no es cierto. Ha sido un encuentro positivo, importante para mi confianza”, se despidió el tenista.
“Sí, hoy ha estado mejor”, coincidió Francis Roig, el técnico que acompaña al español en la gira asiática. “Quizás, Khachanov no le ha apretado tanto como Pouille, pero Rafa ha conseguido hacer más daño su derecha, sin quedarse tan atrás como el primer día”, añadió el entrenador catalán. “Hay que seguir mejorando de cara mañana, pero tiene espacio para ir a más. Sabe perfectamente que en un partido contra Isner puede jugar bien y acabar perdiendo”, continuó sobre el próximo oponente del mallorquín. “Es importante que aproveche los puntos importantes del partido, que no serán muchos. Y sobre todo, tiene que jugar con decisión y no especular”.
Khachanov buscó la victoria a puñetazo limpio. El ruso, que hace unos meses se enfrentó por primera vez a Nadal en la tercera ronda de Wimbledon y cayó derrotado sin tener opciones, planteó un partido muy similar al de entonces. Con la intención de jugarse sus tiros a cara o cruz, Khachanov arrancó el encuentro con un 0-40 sobre el saque de Nadal (no lo aprovechó), perdió la primera manga, volvió a procurarse otro 0–40 en el juego inicial del segundo set (tampoco convirtió ninguna de esas oportunidades) y terminó inclinándose irremediablemente.
Nadal, que mezcló agresividad (25 ganadores) con estabilidad (15 errores no forzados), anuló las seis bolas de rotura del ruso sin esperar de brazos cruzados el fallo de su rival. Enfrentándose a esas ocasiones de peligro a pecho descubierto, atacando la red en varias de ellas, el español salvó todos los intentos del número 42 del mundo por abrir un hueco en el muro para colarse en el partido, no perdió ni una pizca de consistencia y con eso fue suficiente.
A los 21 años, Khachanov es muy bueno, pero todavía le queda un mundo por recorrer. No es el caso de Isner (más de una década mayor que el ruso), pese que Nadal domina por 6-0 el cara a cara. El estadounidense, que lleva una semanas jugando de maravilla, tiene todo lo necesario para dejar fuera al número uno del mundo en un encuentro que debería decidirse por tres detalles fugaces.
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