Francia llegará al domingo decisivo de la final de la Copa Davis con una importante ventaja de 2-1 sobre Bélgica, pero la fotografía del sábado pasó de la angustia a la felicidad en un suspiro. Richard Gasquet y Pierre-Hugues Herbert derrotaron 6-1, 3-6, 7-6 y 6-4 a Ruben Bemelmans y Joris De Loore para quedarse con un punto de dobles que durante bastante rato corrió muchísimo peligro: en la tercera manga, con el cruce en un alambre, los belgas sacaron por el set con 5-4, tuvieron a sus rivales en la mano y dejaron que se escaparan lanzados hacia la Ensaladera.
“Fue la primera vez que jugamos juntos e hicimos un gran partido”, dijo tras el triunfo Herbert. “No sabíamos qué esperar, pero nos mantuvimos unidos desde el comienzo hasta el final. Nos dijimos al principio que iba a ser así, largo. Los partidos de Copa Davis son largos, pero estuvimos juntos y dimos lo mejor”, insistió. “Y nos llevamos la victoria, así que estamos muy contentos”.
Las más de 25.000 personas que abarrotaron el Pierre-Mauroy de Lille vieron cómo se materializaba la arriesgada apuesta de Yannick Noah. El seleccionador francés, que el pasado jueves dejó fuera del equipo a Nicolas Mahut para incluir a Gasquet, rompió así una de las mejores parejas de dobles del circuito (la formada por el número seis del mundo y Herbert) y se plantó en un día importantísimo con una dupla sin experiencia de ninguna clase, algo que muchos de los miembros del equipo consideraron un suicidio.
Al principio, Herbert cargó con el peso de la atrevida idea de Noah sin que se notase la falta de rodaje con su compañero. En menos de 30 minutos, y con una aportación escasa de Gasquet, que apareció poco, los franceses habían ganado la primera manga cediendo un solo juego y el encuentro estaba tranquilo como una balsa de aceite. Las cosas, por supuesto, cambiaron en un segundo.
La reacción de Bemelmans (eufórico tras cada punto) y De Loore tuvo éxito porque los belgas buscaron a Gasquet con frecuencia y porque Herbert fue perdiendo la brillantez con la que comenzó el partido. Así ganaron los visitantes el segundo parcial, así se colocaron con break arriba en el tercero y así sacaron con 5-4 para haber dado un golpe casi definitivo a los franceses, que respondieron con una garra imposible de enseñar.
Gasquet y Herbert suplieron la falta de coordinación con las ganas del primero, con una deuda moral enorme, y el sentido estratégico del segundo, que desde ese momento crítico del tercer set hasta el final gestionó la presión con soltura para poner a los suyos por delante, muy cerca de alcanzar el sueño de la décima Ensaladera, la primera desde 2001.
El domingo, con Francia acariciando la victoria, Jo-Wilfried Tsonga tendrá la primera ocasión de cerrar la final en el cuarto punto contra David Goffin, aunque si el belga gana ese encuentro la serie se decidirá en un quinto duelo entre Lucas Pouille y Steve Darcis.
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