Melbourne (enviado especial)

No fue un día de bromas, fue un día de pruebas que no salieron bien. El martes a mediodía, Rafael Nadal se marchó de la pista con el gesto serio y lo mantuvo cuando cruzó la puerta del vestuario, un síntoma claro de alerta. Richard Gasquet derrotó al número uno del mundo (6-4 y 7-5) en el torneo de exhibición de Kooyong y retrató todas las carencias del balear en su primer partido desde noviembre, cuando cayó con el belga Goffin en la Copa de Maestros de Londres y decidió cerrar su temporada para recuperarse de la carga de estrés que sufrió en el tendón rotuliano de la rodilla derecha en el tramo final de la temporada. Así, y a cinco días del comienzo del Abierto de Australia (desde el próximo 15 de enero), el número uno tiene muchas dudas y bastante trabajo por delante para intentar despejarlas a tiempo. 

“Tuve una temporada muy larga el año pasado, así que comencé mi preparación más tarde de lo habitual”, dijo sobre la pista Nadal, que por culpa de la recuperación de la rodilla renunció a jugar a finales de diciembre la exhibición de Abu Dhabi y canceló también su participación en Brisbane, el primer torneo oficial que debería haber disputado en 2018. “Hoy fue un día para empezar a tener de nuevo las sensaciones de jugar un partido. No ha sido un encuentro oficial, pero sí una buena prueba para mí y eso es lo más importante”, prosiguió el balear, que pese a perder no dejó señales de dolor en la articulación de su pierna derecha. “Estoy bien. Si no me sintiera así no estaría aquí, así que son buenas noticias. Ahora necesito seguir entrenando duro los próximos días para llegar listo al Abierto de Australia”.

El partido se disputó entre ráfagas de viento que dificultaron el juego bonito entre dos rivales con buen gusto por el golpeo de la pelota, casi siempre partidarios de discutir los intercambios masticándolos y no a estacazos. Hasta el 4-4 de la primera manga, Nadal mantuvo el cruce apretado sin hacer demasiado y dejó algunos tiros interesantes, sobre todo con su derecha. A partir de ese juego, sin embargo, el español perdió el control del duelo y ya nunca pudo recuperarlo, pese a intentarlo insistentemente en un arrebato de orgullo en el segundo set.

“¡Venga! ¡Fuerza!”, le gritó desde la grada Carlos Moyà, uno de sus entrenadores. “¡Va, Rafel!, le animó Rafael Maymò, su fisioterapeuta, ubicado a la izquierda del ex número uno del mundo. “¡Vamos, nen!”, le apoyó Carlos Costa, su agente, sentado en la misma fila de la tribuna que ambos. El aliento de los suyos, conscientes de la importancia del partido para Nadal tras casi dos meses parado, no consiguió despertar nunca el veneno competitivo del campeón de 16 grandes, dominador aplastante del cara a cara con el francés en el circuito (15-0 y 23 sets ganados consecutivamente) y derrotado por primera vez desde 2003 (Challenger de St. Jean de Luz, en Francia), aunque en un enfrentamiento sin nada en juego.

Durante toda la mañana, y mientras el sol concedía pequeñas treguas escondiéndose momentáneamente entre las nubes, Gasquet compitió con la bravura que le falta en muchos de sus partidos oficiales. Relajado, sin la presión habitual, el francés soportó con entereza las pocas embestidas de Nadal y se atrevió a ser agresivo cuando vio la puerta abierta para lanzarse a la yugular de su oponente. El balear, que se desangró con 40 errores no forzados (¡40!), firmó una reacción interesante en el segundo parcial (de 0-3 a 4-3) que arruinó con malas decisiones en los momentos decisivos para marcharse derrotado.

En Kooyong, Nadal tuvo tres grandes agujeros en su tenis. Primero, le faltó confianza en su saque, con el que cometió varias dobles faltas, posiblemente porque la pierna de apoyo al caer después de ejecutarlo es la derecha, donde sufrió la lesión en los últimos torneos del curso anterior. Segundo, falló muchísimos puntos sin exigencia con su derecha, el golpe sobre el que gira todo su juego. Y tercero, se movió mal casi hasta el final del partido, con demasiada precaución en los desplazamientos laterales, como si tuviera miedo a hacerse daño.

Por supuesto, los tres problemas son lógicos viniendo de un largo período de inactividad y tienen solución: al español, que jugará este miércoles otra exhibición (Tie Break Tens, con partidos decididos en desempates de 10 puntos), le queda margen para estar listo antes de arrancar a jugar en Melbourne.

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