Ya es oficial. Andy Murray no disputará el Abierto de Australia, que comenzará en Melbourne el próximo día 15 de enero. El británico, que hace unos días también se retiró del torneo de Brisbane, donde debería haber reaparecido, renunció este jueves al primer Grand Slam de la temporada porque su cadera derecha sigue sin estar lista para competir al máximo nivel y limita drásticamente sus movimientos sobre la pista, que son la base del juego. Así, y pese a que lleva seis meses de rehabilitación alejado de las pistas (desde los cuartos de final de Wimbledon), su problema no se ha solucionado.
“Lamentablemente, no voy a jugar en Melbourne este año porque todavía no estoy preparado”, dijo el campeón de tres grandes en un comunicado emitido por la organización del torneo. “Ahora volaré a casa para evaluar todas las opciones que tengo. Aprecio los mensajes de apoyo y espero volver a jugar pronto”, cerró el número 16 mundial, que unos días atrás escribió el calvario que está atravesando en una sincera publicación en su cuenta de Instagram.
El británico, que tampoco estuvo en el Abierto de los Estados Unidos, encadenará así dos torneos del Grand Slam sin jugar y se perderá por primera vez el Abierto de Australia desde 2005, después de 12 años consecutivos compitiendo en Melbourne, donde ha alcanzado cinco finales (2010, 2011, 2013, 2015 y 2016) con un balance de 48 victorias y 12 derrotas.
El jueves a primera hora, y aunque en principio se había marcado el fin de semana como la fecha para tomar una decisión, Murray llegó a la conclusión más lógica: no participar en el Abierto de Australia después de que su cadera le mandase señales negativas en las pruebas que realizó en Abu Dhabi (jugó un set de exhibición con Roberto Bautista, que perdió por 2-6) y entrenando en Brisbane con rivales de gran nivel. Esas malas sensaciones, sumadas a la opinión de los suyos, fue fundamental. Tras bajarse del primer torneo del año, el equipo del ex número uno le aconsejó volver a casa, no arriesgarse a la exigencia de las cinco mangas del primer grande del curso, una auténtica locura en su estado actual, y meditar tranquilamente sus siguientes pasos.
“Somos totalmente conscientes de que Andy ha pasado por un período difícil con su cadera y que ha hecho todo lo posible para prepararse y llegar listo al verano australiano”, dijo Craig Tiley, director del torneo. “Sé que a Andy le encanta el tenis y que haría cualquier cosa por jugar. Esta es una decisión muy difícil para él y la respetamos totalmente”, añadió. “Le deseamos lo mejor en su camino hacia la recuperación y esperamos que vuelva pronto a Melbourne. Él es un verdadero campeón y uno de nuestros favoritos”.
Esa recuperación de la que habló Tiley puede entrar ahora en una fase nueva. Tras hacer todo lo posible por esquivar el quirófano con distintas técnicas de rehabilitación, Murray se plantea operarse como la solución a una lesión que a los 30 años ha puesto patas arriba su carrera.
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