Ver para creer. Tapándose la cabeza con una toalla blanca para intentar pasar desapercibido entre una multitud de aficionados, Rafael Nadal recorrió el miércoles al mediodía los más de 300 metros que separan la entrada a las catacumbas del Abierto de Australia, por donde se accede a la zona de jugadores, de la pista 14 con el objetivo de acompañar al mallorquín Jaume Munar en su partido de primera ronda de la fase previa (ganó 6-2 y 6-4 al italiano Arnaboldi). El número uno mundial, que por la mañana se entrenó durante más de dos horas y media con Alexander Zverev y por la noche disputó el Tie Break Tens (una exhibición con un formato de desempates al mejor de 10 puntos), se fue al hotel a descansar con la certeza de estar dando los pasos adecuados para olvidarse de la carga por estrés que sufrió en el tendón rotuliano de la rodilla derecha y poder llegar listo al arranque del primer grande de año, que comienza el próximo 15 de enero.
“Estoy bien”, explicó Nadal a este periódico tras perder con Tomas Berdych la final del Tie Break Tens (5-10), que alcanzó después de ganar a Lucas Pouille (10-1) y Lleyton Hewitt (13-11). “Llevo una progresión muy buena. He entrenado cada día un poco mejor, practicando con gente buena. Me he visto compitiendo más o menos bien”, aseguró el balear. “Luego llegaré al primer partido y veremos lo que puede pasar porque llevo tiempo sin jugar. Quizás, mi temporada ha empezado un poco más tarde de lo que me habría gustado, pero es lo que hay”, se lamentó el tenista, obligado a renunciar a la exhibición de Abu Dhabi y al torneo de Brisbane para acabar de recuperarse de su lesión en la rodilla. “El simple hecho de estar aquí ya es una buena noticia. Vengo con la ilusión de hacerlo bien”.
“La única excepción negativa ha sido el encuentro con Gasquet, donde las cosas no fueron como esperábamos”, reconoció Carlos Moyà, uno de los entrenadores del campeón de 16 grandes, sobre el encuentro que el francés le ganó a Nadal el martes en el torneo de Kooyong. “No es preocupante ni mucho menos porque todos los entrenamientos han ido muy bien. Antes de ese partido se había sentido mucho mejor de lo que pensábamos, y hoy con Zverev ha estado muy bien”, añadió el ex número uno mundial. “Ha tenido su tiempo de descanso tras un 2017 muy duro. No solo a nivel físico, a nivel mental también. Por eso, preferimos ir despacio, poco a poco y sin forzar mucho. Tuvo problemas físicos la temporada pasada y hemos querido ir paso a paso, sin que se saltase etapas”.
El miércoles, Nadal se enfrentó a una jornada muy exigente que terminó cerca de la medianoche. A un entrenamiento intenso con el alemán Zverev, con el que jugó un partido sin acabar por falta de tiempo con el marcador a su favor (7-6 y 4-2), le siguió el Tie Break Tens, donde el mallorquín ganó sus dos primeros encuentros (desempates a 10 puntos) con una versión totalmente distinta a la que enseñó contra Gasquet en Kooyong en su primera prueba para buscar ritmo de competición.
Los aficionados que se citaron en la Margaret Court vieron a un tenista correr sin el freno de mano echado, desplazarse con firmeza y energía por la pista y firmar algunos golpes para guardar en la videoteca, como la derecha ganadora que conectó en carrera para superar en la red a Hewitt, levantando una pelota que estaba prácticamente muerta, a ras de suelo. A diferencia de lo que sucedió con Gasquet, la derrota con Berdych en la final no ensució un nivel de juego por momentos imponente, y casi siempre por encima del notable.
“De hoy al primer día que jugué un set entrenando aquí hay una diferencia muy grande”, avisó Nadal. “Uno tiene que volver a coger la rutina de moverse bien, de jugar con la agresividad adecuada y de recuperar los automatismos. Esto solo lo dan los entrenamientos y los partidos”, afirmó. “Hay que ver también cómo va el comienzo del torneo. Cuando llegas con una dinámica de victorias, con rodaje, te importa menos lo que te pueda tocar. El inicio es importante, así que veremos el sorteo que tengo”, subrayó el mallorquín. “También es verdad que he estado un tiempo sin competir, pero no es como por ejemplo en 2015, cuando llevaba parado varios meses. Vengo de un tiempo sin entrenar al máximo, pero con un recuerdo muy bueno del tenis que estaba jugando en 2017. Si soy capaz de arrancar bien el torneo creo que puedo estar preparado”, se despidió el número uno.
“Tiene un crédito enorme”, indicó Moyà. “No tiene por qué no jugar bien si está físicamente bien. Viene de una inercia muy positiva, de hacer un año muy bueno. Ahora ha tenido descanso y recuperación. La rodilla está mucho mejor de lo que estaba. Creo que hemos encontrado un poco la tecla de lo que tienen que ser sus rutinas tanto físicas como de tenis para el futuro”, celebró el entrenador balear. “Esperemos que la rodilla no sea un problema a medio plazo. El año pasado lo teníamos complicado porque no sabíamos qué pasaría, pero lo más importante ahora es que físicamente esté bien. Es un poco incógnita cómo va a reaccionar, pero estamos hablando del número uno del mundo”.
Nadal, que se tomará el jueves libre y por primera vez desde que llegó a Australia no entrenará, sabe mejor que nadie cómo encontrar el camino para pasar de 0 a 100 en el mismo torneo. Y ahí está la historia para confirmarlo.
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