Leonardo Mayer (Corrientes, Argentina; 1987) habla con su pausa habitual y no la pierde en ningún momento de la conversación con este periódico, ni cuando sale el nombre de Rafael Nadal. El argentino, número 52 del mundo, se medirá al campeón de 16 grandes el próximo miércoles en la segunda ronda del Abierto de Australia después de vencer en su estreno a Nicolás Jarry (6-2, 7-6 y 6-3).
El reto no le asusta, aunque tiene muchas cosas en contra: el argentino jamás ha logrado ganar al mallorquín (0-4), su rival llega después de apabullar a Víctor Estrella Burgos (triple 6-1) y es uno de los grandes favoritos a levantar el título. Mayer, sin embargo, ya ha empezado a repetirse una realidad innegable: nada es imposible.
Su vida cambió en enero del año pasado.
Tener un hijo te cambia la vida, y más a los argentinos que somos tenistas. Nosotros estamos muy abajo en el mapa y las giras son largas, de un mes o mes y medio. Se me hizo difícil. Cuando mi hijo tenía dos meses hice una gira de cuatro semanas y al volver a casa era otro niño. Lógicamente, hacíamos videollamadas para vernos, pero no es lo mismo que poder estar a su lado y cogerlo. Me he ido acostumbrando y ahora mi familia se viene conmigo a algunas giras. Viajo solo con ellos, y con mi entrenador. Mi mujer hace malabares para estar con el niño todo el día, hasta que termino y ya puedo ocuparme yo.
¿Se considera un buen padre?
Pregúntele a mi mujer o a mi hijo cuando hable (risas). Me encanta ser padre, aunque me ha quitado todo el tiempo libre que tenía. Yo soy un enfermo de la pesca y del automovilismo y el bebé no me deja hueco para nada, pero no me importa. Cuando crezca se lo voy a inculcar para que me acompañe a pescar y también a las carreras.
¿Por qué le gusta pescar?
Me encanta desde siempre. Tengo un barco propio y me sirve para alejarme muchísimo de todo. Voy solo o con amigos y paso el día entero. Es algo que me apasiona y a la vez me relaja. Muchas veces me dicen que cómo es posible que me guste irme a pescar y volver sin nada, algo que pasa en muchas ocasiones. ¡No me quedo quieto! Utilizo distintas cañas, pruebo con varios cebos... Eso es lo que más me divierte.
¿Y las carreras?
Crecí en una casa donde se veían muchas carreras de coches por televisión. Ahora tengo varios amigos a los que acompañó a los circuitos en Argentina. Y en mi domicilio actual tengo un simulador de coches, pero con el niño no me deja ningún tiempo. O me voy a pescar un día o corro. Como piloto soy regular. Si juego es una hora o una hora y media y no se aprende mucho.
“No hay persona más buena que Leo Mayer en el mundo del tenis”, dice de usted alguien que conoce muy bien el circuito.
No sé por qué soy así. Quizás tendría que enfadarme más dentro de la pista para ganar. La verdad es que me sale solo, no me gustan las injusticias en un partido de tenis. Los mejores jugadores del mundo, los que baten récords… Federer, Nadal, Djokovic o Murray tienen un carácter especial con el que nacen, no lo trabajan. Es algo que traen de la cuna.
¿Jugar contra Nadal teniendo el revés a una mano es una desventaja muy grande? Ya sabe que le van a llover derechas altas por ese lado de la pista…
Jugar contra Rafa ya es una desventaja, pero sí. Imagínese que a Federer le cuesta trabajo aguantar el ritmo de esa pelota… Yo a pegar el revés a una mano donde entrenaba de pequeño. Es una desventaja actualmente, sí. El tenis ha cambiado mucho, se juega por abajo. Con el revés a una mano necesitas levantar un poco más la pelota. Aunque también es cierto que los que juegan a una mano son talentosos, tenistas muy rápidos de piernas. No todo es malo. Contra Nadal es difícil, pero vamos a ver qué hacemos. Vengo jugando bien, me tengo que relajar e intentar competir con todo. Son encuentros especiales. Enfrentarme a Nadal en una pista así es algo que no se puede comprar. Voy a jugar igual que la última vez en el Abierto de los Estados Unidos, de esa manera. No puedo relajarme ni un segundo porque Nadal no te regala un punto, ni un poco de aire. Si el partido no me va bien iré cambiando de táctica para buscar otras soluciones.
Describa lo que siente cuando se le viene esa pelota del español encima.
Es una bola que se va moviendo mucho en el aire. Después de botar acelera una barbaridad, cuando lo normal es que las pelotas frenen. Eso hace que tú pierdas la coordinación en tus golpes. Aguantar esas embestidas a una mano es todo un reto.
En 2014, dejó escapar cinco puntos de partido para vencer a Federer en Shanghái. ¿Qué diferencias hay entre el suizo y Nadal?
Es fácil. Sabes lo que te puede hacer Nadal, pero no puedes contrarrestarlo. Rafa es como un martillo. Federer… Federer te hace cosas que no podrías llegar a imaginar, pero Nadal intimida porque no falla una pelota.
Hace unos días, Estrella Burgos se apostó en una entrevista con este periódico que saldría de la pista solo con los pantalones si ganaba al número uno.
No, no me haga eso, no soy de promesas. Si le gano a Rafa me voy a cenar con mi hijo. Sé que no es imposible ganarle a Nadal. Tienen que darse varias cosas, pero no es imposible. Nada lo es.
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