La pregunta fue simple y la respuesta también.
¿Debería la organización del Abierto de Australia cambiarle el nombre al estadio Margaret Court después de sus reiterados comentarios ofensivos contra la comunidad gay? Sí, al menos eso piensa la legendaria Billie Jean King.
“No creo que el estadio deba seguir llevando su nombre”, dijo la estadounidense tras ser reconocida como la mujer del año por el primer grande de la temporada. “Yo siempre fui una defensora de sus méritos deportivos porque ganó 24 torneos del Grand Slam, más que nadie. Cuando le pusieron el nombre de Rod Laver a la central del Abierto de Australia me pregunté lo que ellos harían por Margaret”, reconoció. “Estaba de acuerdo hasta hace poco, hasta cuando dijo tantas cosas ofensivas en contra de mi comunidad LGBT (Lesbian, Gay, Bisexual and Trasgender, por sus siglas en inglés). Soy una mujer gay, eso me dolió en el corazón y en el alma”, insistió. “Cuando una tiene su nombre en una estructura pública debe ser capaz de representar unos valores, ser hospitalaria, inclusiva y abrir los brazos a todos. Por eso, si estas declaraciones hubieran sido contra pueblos indígenas o judíos estoy segura de que se habrían tomado severas medidas”, cerró la ganadora de 12 grandes.
“El tenis está lleno de lesbianas”, había asegurado Court el pasado mes de junio en Vision Christian Radio. “Cuando yo jugaba solo había un par de ellas, pero ese par llevó a las más jóvenes a las fiestas”, añadió. “Estamos aquí para ayudar y que puedan superarlo”, continuó la australiana, que cargó también contra los niños transgénero. “Son un producto del trabajo del diablo. Es lo que Hitler y el comunismo hicieron, meterse en la mente de los más pequeños. Hay un complot en nuestro país y en el resto del mundo para comerle la cabeza a los niños”.
Lógicamente, las explosivas palabras de Court, por títulos del Grand Slam la mejor de la historia (24, por los 23 de Serena Williams), provocaron mucho rechazo en el vestuario y también en los aficionados, que asistieron en vivo a la caída como persona de una de las más grandes.
“¡No tengo nada en contra de las personas homosexuales!”, se asombró la australiana el pasado mes de diciembre en una entrevista publicada en el Daily Mail, reabriendo el tema. “Yo quiero ayudar porque amo a la gente. No tengo nada en contra de ellos, pero su error no es correcto”, reflexionó Court. “¿No está mal mentir? ¿No está mal cometer adulterio? Hay leyes espirituales y leyes naturales. La Biblia es nuestra guía para la vida y nuestro mapa de ruta hacia el éxito. A la manera de Dios, el matrimonio es entre un hombre y una mujer”.
El sábado, mientras los mejores jugadores del mundo apuraban su preparación para el torneo y cumplían sus habituales obligaciones previas con los periodistas, la pregunta sobre el cambio de nombre del estadio se instaló en la sala de prensa y voló por los pasillos a la velocidad de la luz.
“No tengo toda la información”, respondió Rafael Nadal, el número uno mundial, cuando le recordaron la postura de Jean King. “Estoy aquí para jugar al tenis, no por cosas que realmente carecen de un gran impacto en el juego”, explicó el español. “Me encanta la Margaret Court. No es mi decisión si el Abierto de Australia decide mantener el nombre o cambiarlo. He venido para jugar el torneo y voy a hacerlo. Si me ponen en la Hisense Arena, juego en la Hisense Arena. Si me ponen en la Rod Laver, juego en la Rod Laver. Y si me ponen en la Margaret, no importa el nombre, juego en la Margaret”.
“Los comentarios que hizo son equivocados, pero como jugador no decides en que pista juegas”, le siguió Stan Wawrinka, campeón del torneo en 2014. “No es una opción y sinceramente no es algo que sea importante para mí en este momento. Tengo otras cosas en mente”, zanjó el suizo. “No hay lugar para la discriminación en nuestro deporte”, avisó Grigor Dimitrov. “Por mi parte es simple: estaré emocionado de jugar en la pista 15 o en la Hisense Arena”, reveló el búlgaro, número tres mundial y uno de los grandes candidatos a la victoria final.
“Jugaré donde me pongan, sin importar la pista que sea”, afirmó también Garbiñe Muguruza, que debutará el próximo martes ante la francesa Ponchet. “Si me toca en la Margaret Court lo último en lo que pensaré será en eso”, señaló la española. “A mí me encanta este torneo y jugaré en cualquier pista que me programen”, coincidió Caroline Wozniacki, la número dos del mundo. “Obviamente, no depende de mí porque no hago el orden de juego, pero respeto lo que dijo Billie Jean”, dijo Sloane Stephens, la última campeona del Abierto de los Estados Unidos. “Respeto a todo el mundo”, subrayó Simona Halep, a día de hoy la mejor jugadora del mundo. “Cada uno es dueño de su vida”, apuntó la rumana. “Voy a jugar donde me pongan. La organización del torneo es la encargada de decidir estas cosas”, finalizó Halep, posiblemente ajena a la firme posición de los directivos.
“La federación australiana, junto con el resto de la familia del tenis, vive con orgullo los valores de la igualdad, la inclusión y la diversidad”, contestó Craig Tiley, director del torneo, tras la petición de Jean King. “No importa tu raza, sexo, capacidad, edad u orientación sexual si puedes empuñar la raqueta”, continuó el mandatario. “Las opiniones de Margaret son suyas y para cambiarle el nombre al estadio se requiere una gran unanimidad por parte de la sociedad porque es un asunto público”.
De momento, y bajo la amenaza de un boicot por parte de las jugadoras que han deslizado la posibilidad de no competir en esa pista, el torneo ha demostrado una alarmante falta de tacto. De entrada, los organizadores programaron el estreno de Samantha Stosur ante Mónica Puig en la Margaret Court, pese a que la australiana se había mostrado a favor de no volver a pisar el estadio mientras no llevase otro nombre.
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