Carlos Luis álvarez, Cándido
El columnismo literario es ya el mundo de los sagrados dinosaurios
7 marzo, 2001 01:00Carlos Luis álvarez, Cándido, es todo un clásico de nuestro periodismo. Ahora ha tirado de su propia manta para contarnos en Pecado escarlata (Planeta) su experiencia como negro de Fray Justo Pérez de Urbel, abad que lo fue del Valle de los Caídos. Con él hablamos de negros, santos, pecadores, columnas, maestros, periódicos... de los ingredientes de una vida dedicada por entero a la escritura.
Respuesta. Se mete donde puede, normalmente en su necesidad. Mi caso fue ése. La necesidad es una pasión pura.
P. ¿Y qué se siente ahí dentro?
R. La injusticia de la situación y cierto rencor hacia el negrero.
P. Fue usted negro de Fray Justo Pérez de Urbel, tan conocido en su momento como ignorado hoy. Refrésquenos la memoria.
R. Fue abad del Valle de los Caídos, era un buen historiador, un profesor. La idea de utilizar un negro no creo que fuese suya, sino del poder político.
P. En literatura, ¿es bueno haber sido negro antes que fraile?
R. Siendo negro se aprende mucho. Uno es audaz y ensaya fórmulas. La impunidad es un buen acicate.
P.¿Hay vidas menos ejemplares que las de ciertos santos?
R. Hay santos emocionantes, ejemplares. Hay santos falsos y también innecesarios. Y hay santos imprescindibles como San Juan de la Cruz.
P. La historia que cuenta esta novela es bastante real, ¿verdad?
R. Sí, la historia que cuento en Pecado escarlata es "esqueléticamente" real con algunas concesiones a la invención novelesca.
P. ¿No le parece raro eso de inventarse la vida de una monja para poder casarse?
R. Entonces deseaba casarme, para casarme necesitaba un poco de dinero y hubiera beatificado al diablo para conseguirlo; a ese espía del universo que supongo que también me vigilaba a mí, a pesar de mi modestia.
P. ¿Qué se hubiera inventado, qué sé yo, para darse unas buenas vacaciones?
R. Para darme unas buenas vacaciones no hubiera inventado nada. Mi verdadera vacación es estar conmigo mismo.
P. Usted ha sido negro, de acuerdo. Ahora dígame: ¿ha utilizado negros alguna vez?
R. No, nunca he utilizado negros. Bueno, una vez. En un acto muy importante debíamos hablar dos personas, yo escribí el discurso de la otra, y aquella persona el mío.
P. ¿Cómo se tomó Tomás Borrás lo de sus plagios confesados?
R. Borrás se lo tomó a carcajadas. Me miró como si yo fuera Lázaro de Tormes y fray Justo el ciego guiado por Lázaro contra un muro para que se rompiera la cabeza.
P.Los negros de ahora, ¿no son como los de antes?
R.Yo fui negro, como he dicho, por necesidad angustiosa. Ahora es por avaricia y el negro explota la vanidad del negrero.
P.¿Tampoco el periodismo?
R.El periodismo ha cambiado completamente en función de los formidables avances tecnológicos. Hoy los medios son entes industriales, y el periodista debe acomodarse a esa realidad.
P.Sustituyó a González Ruano en su columna. ¿También en cierto modo literario de entender el periodismo?
R.Creo que el columnismo literario es ya el mundo de los sagrados dinosaurios. Representa la pasada grandeza de un periodismo que nació en Europa y que fue un desprendimiento de la filosofía. Periodismo hoy, en sentido estricto, es información.
P.¿A quiénes se atrevería a llamar "maestros"?
R.Llamo maestros a quienes me enseñan algo. Literariamente, César González Ruano, Cela en sus primeros tiempos de articulista, Agustín de Foxá, hoy injustamente relegado, Pérez de Ayala, un maestro muy entrañable, muy personal, Luis Calvo...
P.¿Se siente una rara avis en el periodismo actual?
R.Creo que soy una referencia de lenguaje y quisiera ser en todo momento una referencia ética.
P.¿Cuál es la receta de una buena columna?
R.Empezar a escribir siempre lo más cerca posible del punto final.
P.¿Qué piensa al oír lo de "la mejor literatura está en los periódicos"?
R.Que en cierto modo es verdad. Notas de sociedad como las de Proust, penetraciones descriptivas como las de Umbral o formulaciones existenciales como las de Vicent, la tensión de vida perentoria que hay en Raúl del Pozo, son gran literatura.
P. ¿Quiénes son, hoy, sus columnistas preferidos?
R. Los mejores. He citado algunos. Entre los columnistas políticos, Santos Juliá, Pradera...
P. Ha dicho en alguna parte que durante el franquismo se escribía muy bien, y que la llegada de la libertad impuso el coloquialismo. ¿Con Franco escribíamos mejor?
R. Durante el franquismo se escribía muy bien, a lo mejor porque no se podía hacer otra cosa. Y creo que hubo un momento en que el escribir bien se identificó con el franquismo. Entonces se escribía mal en nombre de la libertad. Fue una buena coartada. Así que todo el mundo se puso a escribir.
P. ¿Podría ser un lema suyo "Menos lupa y más pluma"?
R.Mi lema es: llama y vuelve a llamar, luego llama otra vez, y si no te abren, déjalo, es inútil hacer el tonto en un caso así.