Emilia Enríquez, ecos orientales
Hasta el próximo 1 de noviembre puede verse en el Centro Cultural Diputación de Orense la nueva exposición de Emilia Enríquez (Orense, 1972) que, echa la vista atrás para construir sus nuevas y gigantes esculturas. Sus Ecos do pasado, título de la exposición, entablan un diálogo con otras memorias, las que la famosa novela de Arthur Golden escribió sobre una geisha. Doce años después de haberse convertido en una de sus lecturas fetiches, el tema sigue siendo fuente primordial de sus obras. Precisamente con ese nombre, el de Geisha, denomina a todas sus monumentales figuras, vestidas al modo de las japonesas aunque éstas con el lujo visto desde el reciclaje. Telas de saco, trapos, cuerdas usadas u objetos antiguos son los materiales que esta artista utiliza (al modo del arte póvera) que, lejos de buscar una relación fácil con la estética oriental, se acerca a una apariencia momificada que, para la artista, simboliza el devenir que preserva algo de lo que el individuo fue. No sabemos si tras esas representaciones está el autorretrato de la propia artista. No es gratuito que geisha signifique literalmente, persona de arte, o de manera más clara, artista. Emilia Enríquez no está lejos, con esta colección de 21 esculturas, de hablarnos del rol de la artista, para quien la historia del arte no guardó un lugar preferente. Es esa nostalgia, esa adscripción de la geisha al universo de lo folclórico, lo que se oye tras esos ecos, para la artista, bien presentes.