Marcel·lí Antúnez
"Es una vergüenza el dinero público que se destina a la ópera"
15 diciembre, 2009 01:00Marcel·lí Antúnez durante una de sus charlas. Foto: Carles Rodríguez
Imparte hoy una conferencia sobre "Sistematurgia" en el Barcelona Digital Centre Tecnologic
Pionero en el uso de las nuevas tecnologías en el escenario, el principal mérito de Marcel·lí Antúnez no reside en la complejidad de su trayectoria artística, que ciertamente podría, sino en haber aplicado a sus instalaciones y performances esta tecnología antes de que se instalara en nuestras vidas. Treinta años después de sus comienzos como fundador de la Fura dels Baus y con perspectiva histórica suficiente, le llega la recompensa de mirar atrás y ver que "ha funcionado algo que yo proyectaba hace años". Su trabajo ha terminado abriendo el camino a toda una generación que no concibe el mundo sin ordenadores y consolas, de hecho, desde hace ya más de un lustro imparte por todo el mundo conferencias sobre "teoría performativa", algo "inherente" a su trayectoria y que evoluciona y cambia tantas veces como lo hace su obra. Esta labor sienta sus bases en el proceso colectivo de trabajo y en la premisa de que el texto escénico se construye desde la puesta en escena.
Pregunta: La complejidad de su trabajo ha creado escuela e imparte conferencias sobre conceptos y terminología que usted mismo ha desarrollado, como el de "Sistematurgia" (dramaturgia de los sistemas computacionales). ¿A qué tipo de público dirige su trabajo más teórico y con qué intención?
Respuesta: La representación a través de sistemas computacionales ha hecho posible una nueva forma de gestión escénica que permite que las piezas se puedan representar años después de su creación igual que el primer día debido a su carácter digital. Esta gestión de la complejidad que empecé a usar en los 90 va unida también a unos nuevos ámbitos de trabajo, como el interfaz o los nuevos medios audiovisuales. Con suerte para mí se ve que ha funcionado algo que yo proyectaba hace años y ahora hay una generación de gente súper joven que llevan ya entre cuatro y seis años trabajando con herramientas de open source (código abierto) que se implican en unos procesos creativos relacionados con lo que yo he estado haciendo.
P.: ¿Se considera un visionario?
R.: La gente de mi generación que hemos trabajado en los 90 efectivamente hemos sido unos héroes, porque hacer eso entonces era muy complicado. Hemos tenido que construir nuestro propio software y hardware. Ahora la tecnología ya no se establece como una cosa heroica sino que es algo muy natural. De repente, gente muy ajena a las nuevas tecnologías está entrando en ese discurso porque es lo que ha entrado en nuestras vidas. Internet, por ejemplo, se ha convertido en una necesidad básica, no puedes cortar la electricidad, el agua o internet a una persona. Si la gente delinque habrá que actuar de otra forma pero la solución no puede pasar por eliminarle la conexión.
P.: Como actor, técnico, autor, dibujante, director... ¿En qué papel reconoce más al joven que estudió Bellas Artes?
R.: Soy una persona con muchos intereses, de manera que intento hacerlos convivir, me gusta dibujar porque es una forma de pensar y también es una forma de hacer pervivir tu gesto, pero también me gusta mucho performear porque de algún modo cierro un círculo que he arrancado con un simple dibujo y el cual termina en un feedback con el público, pero en ese arco hay muchas cosas y todas me gustan. Quiero pensar, puesto que tenemos la herramienta para gestionar la complejidad que es la computación, que puedo hacerlo todo (ríe). La vida es sólo una y cuantas más cosas hagas más divertida será.
P.: ¿De qué manera ha cambiado la participación del público en los espectáculos en estos años?
R.: Los primeros diez años de la Fura, cuando éramos un grupo de calle, estábamos acostumbrados a manejar el público en su sentido gregario. Experimentamos con una especie de interacción negativa porque el público tenía que escapar o que replantear su sitio respecto a su posición inicial. A partir de los años 90 en algunas de mis piezas como Epizoo o Protomembrana y también en algunas de las instalaciones existe una interacción positiva, es decir que el público hace que el trabajo exista gracias a su participación y el espectáculo o la pieza no funcionan sin él. Pero es un tema, en mi opinión, todavía no resuelto, la interacción plantea un nuevo espacio semántico y conceptual que escapa un poco de las fronteras de cómo se conciben las artes. La idea de la cuarta pared no es muy buena para determinadas performances interactivas. Yo creo que van a surgir cosas muy interesantes a las que se unen por ejemplo cuestiones como la telepresencia que te permite estar en dos lugares a la vez, pero de momento no está resuelto.
P.: Usted, que ha presentado sus piezas por todo el mundo, ¿cree que el público también se ha globalizado?
R.: La Globalización es un rodillo que nos afecta a todos, eso es evidente. Yo precisamente reivindico un poco lo contrario, la subjetividad y el localismo, y mi obra está llena de eso. Detrás de mi trabajo se ve que hay un tío que ve el mundo de una manera y lo describe a su bola, que soy yo. En El Cairo, por ejemplo, ante algunas de mis piezas las chicas se tapaban la cara, ese tipo de reacciones hacen que mi trabajo no sea global porque lo global debería funcionar en cualquier parte. Lo que sí es interesante es que existen unos medios que permiten conectarse a nivel mundial para compartir conocimiento e información.
P.: ¿Alguna vez le ha sorprendido el público a usted en vez de al contrario?
R.: Sí claro, el público es una fuente de sorpresas constante, está vivo. El otro día se desmayó uno en Egipto, aunque no creo que fuera por mi trabajo. Pero bueno, me han tirado tomates, he tenido a 800 personas silbándome... o todo lo contrario.
P.: Está usted en Facebook, ¿de qué manera aprovecha las redes sociales en su trabajo?
R.: Se puede aprovechar muy bien en temas de mailing lists y lo oriento en ese sentido. Hasta ahora no he tenido mucho tiempo, estos días que voy a estar más tranquilo colgaré fotos de la gira y cosas de ese tipo, para estar más en contacto con gente que muestra interés por mí o por mi trabajo, en ese sentido lo veo muy bien, pero procuro no ser esclavo de eso. De alguna manera Facebook ha sustituido a la televisión.
P.: Como fundador de la Fura dels Baus, ¿cómo ve la evolución de La Fura desde la distancia y dos décadas después de su salida de la compañía?
R.: Veo una evolución lógica porque es la que han seguido Els Comediants y otras propuestas de teatro independiente que arrancaron en los 70 y en los 80. Lo que la Fura está haciendo es vender su negocio, no ha habido ninguna política que propicie una renovación del teatro independiente, unos circuitos para que se pueda exponer, un tipo de ayuda que garantice la libertad de pensamiento y la libertad de acción y priorizar la investigación. La mayor parte del teatro se ha oficializado y esas grandes compañías han perdido su identidad y se han convertido en gestoras de eventos. Han metido la pezuña en la ópera, que es una vergüenza, no por lo que hacen sino por la cantidad de dinero público que va a unas obras escritas en el siglo XIX. Parece como si en el siglo XXI no hubiera artistas porque no hay ningún otro espectáculo que reciba tanto dinero público como la ópera donde no se crea nada nuevo. Lo único que hacen es maquillar con proyecciones y efectos especiales una cosa que ha quedado obsoleta, superada en el siglo XX por el cine en miles de ejemplos.
P.: ¿Qué es lo próximo que vamos a ver de Marcel-lí Antúnez?
R.: Estamos intentando levantar el cuarto episodio de Membrana que me gustaría que fuera un filme. Trabajamos estos meses para ultimar cuestiones de protocolo, guión, etc. En 2010 tengo dos proyectos ya más a medio plazo, uno más técnico que consiste en convertir en open source todos los desarrollos de software que hemos hecho, que pueden ser muy útiles para las próximas generaciones. Espero que en unos meses podamos tener ya una versión beta para que la gente la pueda usar. Y en un aspecto más artístico estoy trabajando en una coproducción hispano-italiana de carácter performántico que se verá a finales de año. Yo me encargaré de la tecnología, contenidos y dirección y ellos de los actores, espacio, distribución, etc.