Vicente Aranda
"El cine en Francia es cultura, en España, delincuencia"
2 febrero, 2010 01:00El director Vicente Aranda. Foto: Antonio M. Xoubanova
Presenta hoy su nueva película, 'Luna caliente', que llega este viernes a las salas
El veterano director Vicente Aranda planea dos proyectos a día de hoy: uno sobre Lope, porque piensa que hay que acercar al público los personajes que le resulten próximos, y otro, una adaptación muy fiel -"más que la de Coppola"- del Drácula de Stoker. Pero mientras tanto, dedica estos días a presentar Luna Caliente, película inspirada en la novela de Mempo Giardinelli que él ha adaptado a la España franquista y, en concreto, al proceso de Burgos. Por lo demás, sexo y pasiones envenenadas -marca de la casa- para revivir el mito de Lolita en una película que, mucho antes de su estreno, ya ha levantado la polvareda de la polémica.
PREGUNTA.- En Luna caliente ha cambiado el paisaje de una novela ambientada en la dictadura argentina por el franquismo. ¿Esa circunstancia ha modificado mucho la historia?
RESPUESTA.- Quería que la historia le resultase cercana al público español, así que era imprescindible acudir a la dictadura. Pero no ha supuesto un gran cambio argumental, sólo el lugar y la coyuntura han sido modificados.
P.- Lo que sí ha conservado es el tono polémico de la novela. De hecho, alguna frase suya en torno al argumento ha levantado la voz de alarma. ¿Le gusta la controversia?
R.- La novela está exactamente igual, incluida la aceptación de la violación por parte de una protagonista que, llegado un momento, le dice a su violador: "No me hizo daño, me gustó y quiero hacerlo otra vez". Y la frase de la discordia, cuando dije que perdonaba a los violadores, me refería al personaje de la película, naturalmente, no pensé que se podía tomar en otro sentido y que la gente pensaría que Vicente Aranda pensaba de esa forma. Me pareció que se trataba de un personaje femenino muy valiente que aceptaba su sexualidad.
P.- ¿Apreciará el público esa "valentía" o cree que muchos se llevarán las manos a la cabeza?
R.- He vuelto a hacer un experimento con esta película, como intento hacer con cada cosa que hago. Quería ver cómo mi interpretación del libro era capaz de transmitirse a la película y, de ahí, al público. Esa interpretación mía llevaba implícita la frase "la violencia engendra monstruos", que de hecho está en el cartel de la película. Pero lo cierto es que estaba pensando más en Stevenson que en otra cosa. Algo similar hice en su momento con Fanny Pelopaja, pero era una historia más sencilla y el público comprendió bien el fácil paso de lo feroz al amor. Aquí me he planteado un más difícil todavía. Son malos tiempos para el cine, y sobre todo para el español, no sé si el público lo entenderá, aunque espero una cosa razonable, porque es una película sencilla, muy sujeta a la narración, estricta y lacónica. Son factores que el público aprecia.
P.- ¿Y a usted, le aprecia el público?
R.- Siento que gozo de cierta popularidad, sobre todo cuando voy a restaurantes o cuando noto que mis vecinos celebran tener un vecino que soy yo. Hay algo que me arropa. No lo sé, yo lo que he hecho es trabajar y ser fiel a mí mismo, pero noto que ahora soy más importante que las películas que hago.
P.- En Luna caliente estrena musa.
R.- Claro, porque mi musa, Victoria Abril, ha cumplido 50 años y el papel no podía ser ni siquiera para López de Ayala. Thais Blume es una actriz maravillosa y yo no lo sabía. Hizo la mejor prueba, pero a pesar de todo la contraté porque cumplía bien con el aspecto sexy de la protagonista. Luego, tanto me ha gustado, que contaré con ella para mi próximo proyecto: Amarilis, sobre el último amor de Lope, que es una historia preciosa, porque si las mujeres se enamoraban de Lope por su perfección, él acabó cayendo en sus propias redes, enamorándose de un ser que encarnaba la perfección aún más que él.
P.- ¿Ha tenido que suavizar contenidos?
R.- Que más quisiera yo que esos fueran mis problemas con los productores. No, qué va, mis dificultades van más por los obstáculos a la hora de cobrar. Cuando yo he producido, no he empezado una película si no tenía el dinero en el banco. Pero eran otros momentos, distribución nos pagaba, teníamos una subvención más clara y más abundante. Ahora somos una especie de delincuentes que vamos por ahí pidiendo.
P.- ¿Y quién tiene la culpa de esa corriente de opinión?
R.- La culpa es indiscutiblemente del PP, porque como no hay gente de derechas en el cine, pues mejor denominarlos delincuentes. Yo soy partidario de la cultura y sostengo que la inteligencia también se aprende, pero por lo visto es más fácil gobernar con tontos que con listos. En el enfrentamiento entre Rajoy y Zapatero ni una vez se mencionó la palabra cultura. Lo dice la Biblia: no sólo de pan vive el hombre.
P.- Menos mal que ahora viene la ley del cine... ¿Qué opina?
R.- Que está llena de buenas intenciones. Las anteriores siempre han sido un parcheo, siempre han fracasado. Ahora tendremos que ver lo que pasa. En fin, por lo menos han pensado algo, pero yo sigo insistiendo en que nos falta una secretaria que sepa francés y que copie la ley de Francia.
P.- ¿Le parece que el modelo francés resolvería los problemas del cine en España?
R.- No del todo, es que hay otro tema y es que el cine en Francia es cultura y aquí es delincuencia. Ante esto, qué podemos hacer. Y somos un pigmeo al lado de un gigante que es el cine americano. El único recurso es acudir a la proximidad con los españoles.
P.- ¿Se refiere a acercarse más al público nacional, de qué manera?
R.- El cine no ha hecho grandes esfuerzos en este sentido. Cuando hice Juana la loca, funcionó muy bien porque es un personaje que está en el imaginario español, porque todavía a las niñas a las que bautizan como Juana se les sigue cantando Juana la loca tenía una toca. Lo mismo pasa con Lope, porque sé que si a un español se le rasca un poco, uno se topa con él. Hay que elegir temas próximos. Por esta razón he acercado la película a Burgos y al proceso, tratando de aproximarme a una temática española. Las películas que me han funcionado son las que tienen relación con lo español. Tan sencillo como que no hay películas del 11M, en tanto que el 11S he visto muchísimas.
P.- Hágala.
R.- No puedo, los productores me dicen que no, que eso no interesa.
P.- Y mientras los convence, ¿qué se propone?
R.- Una versión verdaderamente fiel del Drácula de Bram Stoker, contando la esencia de la novela, que no va de un tío con los dientes largos que chupa sangre de señoras, sino de un fanático que cree en el demonio, que crea fanáticos y que, llegado un punto, se percata de lo que esta pasando pero la corriente se lo lleva. Eso es lo que me interesa, ese es mi drácula, la interpretación que yo he recibido de esa novela gótica estupenda a la que he accedido hace poco.
P.- ¿La abordará desde la perspectiva del género fantástico? De un tiempo a esta parte, parece que ahí está la gallina de los huevos de oro en el cine español.
R.- Eso creen los productores, pero ha habido muchos fracasos. No hay por qué acomodarse a lo que se lleva. El público es difícil de por sí: huyen de la vanguardia, pero si eres tú el que huye de la vanguardia, te lo reprochan.
P.- 2009 no fue malo para el cine español. Ahí está lo de Celda 211...
R.- Es un hecho casual y puntual porque se han concentrado en el año una serie de productos. Celda 211 me parece una película de boy scouts. Cuando veo que se emplean fórmulas de éxito no me contento. En esa película hay uno malo y tres buenos. No me vale.
P.- Es la favorita a los Goya...
R.- Con respecto a los Goya, creo que los premios no sólo no hay que desearlos sino tampoco merecerlos, si uno los merece está perdido. Hay una cosa evidente, y es que hay una pantalla y delante ponen sillas. Si se llenan, ese es mi premio, y si sus ocupantes salen un poco más inteligentes, mejor.