Cinco museos para el arte contemporáneo
Encuentro con los directores de los centros
26 febrero, 2010 01:00Son cinco los museos y centros de arte contemporáneo que, junto con un património histórico-artístico inigualable, atesora Castilla y León. El Esteban Vicente de Segovia, el Patio Herreriano de Valladolid, el DA2 de Salamanca, el CAB de Burgos y el MUSAC de León han supuesto un revulsivo para el arte más nuevo. Hablamos con los directores de estos centros.
El arte contemporáneo ha logrado abrirse camino y superar una historia de sobra conocida: desde las catedrales de Burgos o León, la plaza mayor de Salamanca o las huellas del Imperio Romano en Segovia, el patrimonio histórico-artístico de Castilla y León es sin duda inigualable. Pero en los últimos doce años, la región ha visto cómo surgían y crecían, desde el Museo Esteban Vicente de Segovia (en 1998) al MUSAC de León (el último en llegar, en 2005), los cinco centros de arte contemporáneo, que colocan a esta comunidad a la cabeza en cuanto a número de museos contemporáneos.Y es que entre los cinco centros logran movilizar cada año a 400.000 visitantes. Cada uno, eso sí, con sus particularidades y sus administraciones independientes: desde el Consorcio especial (las cuatro administraciones públicas, la Fundación Esteban Vicente de Nueva York y tres entidades privadas) que otorga personalidad jurídica al Museo Esteban Vicente, hasta el Ayuntamiento de Salamanca, responsable, a través de su Fundación Ciudad de la Cultura, del DA2; el consistorio de Valladolid que lidera el patronato del Patio Herreriano; Caja Burgos, que responde del único centro privado, el CAB de Burgos, o la propia Comunidad de Castilla y León que rige el MUSAC.
Cerca de sus públicos
Son cinco centros "periféricos" que lejos de ver los aspectos negativos de estar en ciudades pequeñas y con poca tradición de arte contemporáneo, se encuentran, por ese mismo motivo, más cerca de sus públicos. "No nos sentimos en absoluto identificados con el término periféricos", puntualizan rápidos Cristina Fontaneda, directora del Patio Herreriano y Emilio Navarro, del CAB. "Los pros son más que los contras -asegura Agustín Pérez Rubio, responsable del MUSAC desde hace apenas tres meses-. Tienes una idea mucho más clara de a quién te diriges, de quién es tu público real, además de no tener tanta presión mediática, ni política como en un museo nacional". No hay duda de que hay una relación estrecha con la comunidad, "así como un contacto más directo con el resto de instituciones educativas de la ciudad, las universidades, conservatorios, escuelas de arte, etc., lo que facilita la colaboración", añade Ana Martínez de Aguilar, directora del Esteban Vicente. Uno de los principales inconvenientes lo apunta Javier Panera, director de programación del DA2: "No siempre es fácil conseguir la atención de los medios de comunicación nacionales, lo que, tengo que reconocer, a veces nos frustra un poco".
Bien diferenciados
Cada uno de estos centros, ya que cada institución tiene unas características bien diferenciadas, lo que hace que no se solapen ni en públicos ni en exposiciones. Así lo explica Panera: "Creo que a lo largo de estos 8 años (el DA2 se inauguró en 2002) nuestra programación se ha erigido como una alternativa a lo que ofrecen las grandes ciudades. Uno de nuestros objetivos ha sido cubrir huecos en individuales y muestras temáticas que los centros de Madrid o Barcelona dejaban y mostrar artistas internacionales inéditos en España". Y de lo contrario se ocupa el Patio Herreriano, preocupado por mostrar del arte contemporáneo español, con una mirada "analítica y retrospectiva", como apunta su directora, y, desde luego, más historicista que las exposiciones del MUSAC, que suele alternar lo español y lo extranjero más novedoso en sus ciclos de tres o cuatro muestras que inaugura dos veces al año. Ambos tienen en común, por otro lado, la dedicación a importantes colecciones de arte contemporáneo, español y de los siglos XX y XXI el museo de Valladolid e internacional y del arte de la última década el de León. También de peso es la colección del CAB de Burgos, en este caso, cien por cien privada, propiedad de Caja de Burgos.
De naturaleza bien distinta es el Esteban Vicente: fue el primero en abrir y es el único dedicado a la figura un artista segoviano aunque norteamericano de adopción, como explica la directora, perteneciente a la Escuela de Nueva York del Expresionismo Abstracto Norteamericano, lo que significa un puente permanente entre Estados Unidos y España. Todas estas diferencias de programaciones y públicos quedan claras si nos fijamos, por ejemplo, en la exposición más visitada en cada uno de los centros: Picasso en las colecciones españolas en el Esteban Vicente, Ángeles Santos en el Patio Herreriano, Hugo Rondinone, Jorge Galindo y Kyong Park en el MUSAC, Barrocos y neobarrocos en el DA2 y Hiraki Sawa, Marcel Van Eeden, Fran Mohino y el proyecto de Cuatro paredes de Rosa Rubio en el CAB.
Dicho esto, queda claro, y todos insisten en ello, que hay espacio para todos y que cuantas más plataformas haya para la cultura, mejor, teniendo en cuenta, además, que Castilla y León es también la comunidad autónoma más grande y con mayor número de provincias.
Puesta en común
De todos modos, no sería de extrañar una colaboración más fluida entre los centros. Todos los directores se muestran favorables aunque reconocen que no ha habido ningún acuerdo en firme. "Existen encuentros puntuales", explica Martínez de Aguilar. "Se han hecho cosas para facilitar el trabajo en red, sobre todo en el ámbito de los centros de documentación", añade Fontaneda. "Podría resultar una experiencia cuanto menos interesante", dice Navarro. Pero es Pérez Rubio el más interesado: "Me gustaría mucho y así se lo he hecho saber a varios de mis colegas. Creo que se puede impulsar más nuestra labor, asumiendo siempre las características propias de cada centro, pero buscando las sinergias".
Quizá esta colaboración pudiera relacionarse con el impulso a los artistas de la comunidad. Tanto Patio Herreriano, MUSAC y DA2 tienen entre sus objetivos el favorecer, difundir en algunos casos producir a los artistas residentes. "El MUSAC es el único museo autonómico y tenemos esa responsabilidad con la realidad local", asegura Pérez Rubio. De hecho desde el museo leonés se está impulsando la creación del Archivo Documental de Artistas de Castilla y León, al estilo del que se desarrolla ya en Madrid, con una serie de comisarios que eligen a los artistas en él representados.
Recorte de presupuestos
Al margen de creadores y públicos, es inevitable hablar de los recortes que todos han sufrido este año. El peor parado ha sido el Esteban Vicente con una reducción de casi el 40% que ha dejado el presupuesto de 2010 en un millón de euros. Poco más tiene Javier Panera en el DA2, quien ya vio como sus recursos caían el año pasado. Igual que el MUSAC, aunque éste, con sus 4.200.000 euros, los supera a todos (también en número de visitantes, ya que alcanza los 160.000 anuales, frente a los 21.524 del Esteban Vicente). Así, no es de extrañar la queja de Ana Martínez de Aguilar que no duda en pedir "un reparto más equilibrado de los recursos existentes entre los centros de la comunidad". No hay recetas mágicas para afrontar la crisis y todos apelan a la imaginación, pero lo cierto es que los cinco coinciden en ampliar la duración de las exposiciones y en echar mano de las colecciones: tanto el MUSAC como el Esteban Vicente y el Patio Herreriano, inaugurarán pronto nuevos montajes en torno a las mismas.
Y para terminar, no pierden la ocasión para hacer algunas reivindicaciones: recuperar el millón y medio anual que disponía el MUSAC para destinar a su colección; una implicación más decidida y más recursos para el Patio Herreriano; un presupuesto estable para el DA2 o, poner en marcha un programa de residencia de artistas y centros de producción como pide Emilio Navarro.
De la periferia al centro de atención
Bea Espejo
Hace veinticinco años, Castilla y León era un lugar situado en el extrarradio del circuito del arte contemporáneo en nuestro país. Sin centros de arte, con pocas galerías y sin apenas cultura de inversión en arte, las únicas tentativas venían de propuestas autogestionadas e independientes. La que impulsó el grupo de artistas A Ua Crag (fundado por Néstor Sanmiguel y Rufo Criado, entre otros) fue una de las más reveladoras. El nombre que adoptaron como colectivo y para su centro de operaciones, situado en Aranda de Duero, Burgos, se inspiró en el chocante contrasentido de las palabras "agua crujiente" y pronosticaba la energía creativa con el que el grupo transformaría la situación periférica de la comunidad castellana. Y poco tardó en adquirir cada vez más protagonismo.
La fotografía en Salamanca
En los 90, el papel que alcanzó el servicio de actividades de la Universidad de Salamanca, con el Centro de Fotografía por un lado y con los "Encuentros de fotografía y vídeo IMAGO" (de 1997 a 2002) por otro, convirtió a la ciudad en una de las más vital en esos años. Aunque la eclosión general vino con el cambio de siglo. En apenas siete años abrieron hasta cinco centros de arte y museos, una inversión institucional que choca en uno de los territorios menos poblados de nuestro país y también, uno de los más envejecidos.
Alternativo y joven
Tal vez por eso, el papel que hoy por hoy vuelve a tener la escena artística alternativa y joven con la creación de nuevos espacios es uno de los rasgos más destacados, aunque la visibilidad sea escasa. Junto a esa emergencia, la multiplicación de talleres, el nacimiento de nuevas galerías y la recién creada asociación de artistas castellano leoneses suponen para la comunidad un nuevo resurgir artístico. Aunque el coleccionismo sigue siendo una asignatura pendiente. Los esfuerzos de la feria Art/Salamanca (nacida en 2005 organizada por el Ayuntamiento y la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura), no son pocos y cada año busca incentivar al coleccionismo una destacada oferta de galerías, entre ellas, Cubo Azul de León y Adora Clavo de Salamanca, dos de las más activas en la comunidad y con una proyección internacional cada vez mayor.