Mucho más que Seminci
Valladolid, puerta de entrada del gran cine
26 febrero, 2010 01:00El Teatro Calderón, sede de la Seminci
Desde el Desencanto de Chávarri a las adaptaciones de Giménez- Rico de la obra de Delibes, Castilla y León muestra las mejores producciones en festivales como la Seminci o Medina del Campo.
Nació como un certamen de cine religioso y en 1973 comenzó a perfilar su carácter actual, aunque quizá de esa vocación primigenia le ha venido una tradicional querencia por el cine de temática social atento a los problemas del mundo. Gracias a la Seminci, por Valladolid han pasado buena parte de los directores de cine más importantes del mundo. La lista es de vértigo: Manoel de Oliveira, Stanley Donen, Ken Loach, Abbas Kiarostami o Ang Lee entre los internacionales, porque nacionales han pasado todos en un momento u otro de su historia. Tras algunas turbulencias, el certamen ha recuperado el rumbo y su impacto de la mano de su nuevo director, Javier Angulo, quien le ha dado nuevos bríos como quedó claro en la última edición, cuando directores tan importantes como Goran Pakaljevik, Ken Loach y Steven Soderbergh -entre los internacionales- o Vicente Aranda y Marc Recha -entre los nacionales- presentaron allí sus últimas películas.
La rica tradición cinematográfica de Castilla y León no termina en la Seminci. El pasado 15 de enero, ocho festivales de la comunidad se unieron en una coordinadora para tener más fuerza. Allí estuvieron, entre otros, certámenes con tanta solera como la Semana de Cine de Medina del Campo, puntero en materia de cortometrajes. El último en añadirse a la lista ha sido el Festival de Cine Histórico de León. Otro evento pujante es la Muestra de Cine Europeo de Segovia (Muces). Castilla y León ha sido también la cuna de cineastas fundamentales como Basilio Martín Patino (Lumbrales, Salamanca, 1930), Antonio Hernández( Peñaranda de Bracamonte, Salamanca, 1953) o el pujante Chema de la Peña (Salamanca, 1964) además de actores como Emilio Gutiérrez Caba (Valladolid, 1942), Roberto Enríquez (Fabero, León, 1968) o Elena Anaya (Palencia, 1975). Para la retina queda la estampa de filmes rodados en esa comunidad como Amantes, de Vicente Aranda, con la impresionante imagen final del asesinato frente a la Catedral de Burgos. Castilla y León ha sido también escenario de grandes producciones estadounidenses como Doctor Zhivago, (Soria), El bueno, el feo y el malo (Burgos) y la reciente En el punto de mira (Plaza Mayor de Salamanca).
Aunque sin duda ha sido Martín Patino el cineasta que más y mejor ha retratado Salamanca en filmes como Tarde de domingo (1961), Nueve cartas a Berta (1966) u Octavia (2002). Patino, además, fue el organizador de las Conversaciones de Salamanca (1955), encuentro de los mejores cineastas de la época que cambió el rumbo del cine español bajo la batuta de Ricardo Muñoz Suay.
En la memoria cinematográfica española no puede eludirse el documental El desencanto, de Jaime Chávarri, que fue realizado en la convulsa España de 1976 y que retrata la vida de la familia Panero a través de sus recuerdos familiares y de sus vivencias en la localidad leonesa de Astorga. Finalmente, destacar las adaptaciones cinematográficas del escritor Miguel Delibes, entre las que destacan la laureada Los santos inocentes, de Mario Camus, y algunos de los mejores títulos de Antonio Giménez Rico (Burgos, 1938) como El disputado voto del señor Cayo, Las ratas y Retrato de familia (sobre la novela Mi idolatrado hijo Sisí).