Image: De charla con Robert-Houdin

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El Cultural

De charla con Robert-Houdin

6 abril, 2010 02:00

Escultura de Jean Eugène Robert-Houdin en Blois, Francia



Siempre quise charlar con un artista de esa forma de arte que consiste en ocultar el engaño. Vengo hasta su estatua a que me desvele el secreto.
-El mayor secreto de todos es que aquí no existen secretos -va y me suelta el mago Robert-Houdin, a bote pronto.

Es el padre de la magia moderna. Su figura, de un blanco inmaculado, tiene el aire fúnebre de la eternidad. Pero no se lo digo, no vaya a ser que se me enfade. Dejo que siga hablando:
-Si yo te cuento un truco, por muy bien que te lo cuente no podrías desarrollarlo de inmediato. Necesitarías tiempo y habilidad.
-Es que yo de mayor quiero ser escapista -se me ocurre llevar la conversación por el método de la futurología. Pero parece de su agrado que le diga esto y la piedra que llevan sus ojos se ilumina por momentos, o mejor, por arte de magia.

-Otro más que se confunde de mago -suelta con cierto cansancio-. Yo nunca me dediqué al escapismo, amigo -resopla-. Lo mío fueron las máquinas. Pero aún así, el tiempo mecánico nunca fue conmigo. Yo sigo otro tiempo, el tiempo natural, no el de los relojes. Por eso soy mago.

Me apunta que ese tal Harry Houdini robó su nombre por envidia y por envidia fue que quiso ser igual que él pero nada que ver.
-Hasta el gremio de magos tiene sus clases, amigo -me dice muy seguro y sigue diciéndome:
Hay una diferencia entre el que se sumerge en una pecera y el que sabe sumergirse en el tiempo que no marcan los relojes, en el tiempo que burla a la muerte.

-Ya -le corto el rollo- ya, pero Harry Houdini, se reía de la autoridad y fue célebre por ello. Un artista de la fuga. A mí ese fulano me caía simpático, pues si un delincuente escapa de la cárcel es castigado. Pero si Houdini se escapaba, era premiado por ello.
-Rentabilizar el delito no tiene mérito, amigo, comparado con retrasar el tiempo y volver a los tiempos de las primeras civilizaciones donde los hombres eran tratados como esclavos.
-Al esclavismo, se refiere usted- pregunto.
-Sí- contesta cortante.
-Mire, yo creo que el confundido es usted ahora pues yo le hablaba de escapismo, no de esclavismo.

Entonces la piedra de sus ojos vuelve a brillar para decirme que la única manera de remediar el error que llevó a utilizar al ser humano como esclavo es volver a utilizar al esclavo como se hacía antes.
-Pero en su lugar se utilizarán máquinas -aclara- de esta forma el ser humano podrá dedicarse a la vida contemplativa. Yo me dedico a eso, amigo, a construir autómatas.

En el fondo sé que me está engañando y que no hay autómata que no lleve un ser humano en sus tripas. Pero ya se sabe lo que pasa con los magos, son una autoridad en materia de fraude.