Ignacio Echevarría: "La inoperancia de la crítica hace difícil separar el grano de la paja"
Crítico literario, ensayista y editor, de Ignacio Echevarría (Barcelona, 1960), colaborador habitual de El Cultural, se sabe que es tan admirado por los lectores como temido por autores y editores por sus insobornables independencia y libertad. Su “caso”, el de una crítica maldita a Bernardo Atxaga que le costó su trabajo en un medio, ya es leyenda... Albacea de Roberto Bolaño, hoy presenta y modera la primera sesión del III Congreso de Nuevos Narradores Latinoamericanos que se celebra hasta el viernes en Casa de América y en el que intervendrán, entre otros, los argentinos Patricio Pron y Rodrigo Fresán; los peruanos Claudia Ulloa y Sergio Galarza; el colombiano Juan Sebastián Cárdenas y los españoles Use Lahoz, Mario Cuenca Sandoval y Constantino Bértolo, así como autores brasileños, venezolanos, uruguayos... Que nadie espere respuestas de compromiso: Echevarría tendría que volver a escribirse de principio a fin.
Pregunta.- El primer Congreso de Nuevos Narradores Iberoamericanos se celebró en 1999, el segundo, en 2001, y éste, en 2010: ¿falta comunicación entre las dos orillas del castellano, y entre los autores más jóvenes?
Respuesta.- Hay más tráfico que comunicación, y más comunicación que intercambio. Pero las cosas, desde luego, han mejorado notablemente, en los tres niveles.
P.- Es el tema de la mesa que usted coordina hoy: ¿Existe una nueva literatura política iberoamericana?
R.- Me temo que sólo de un modo muy lato, en absoluto comparable a cómo lo político determinó el fenómeno del boom. Con todo, en la literatura iberoamericana lo político nunca ha dejado de estar muy presente, de un modo más o menos explícito u oblicuo.
P.- ¿Cuáles serían sus características y sus protagonistas?
R.- Es difícil señalar características comunes. Pero conviene no confundir la inquietud política con la curiosidad por la Historia, empleada a modo de argumento o de trasfondo.
P.- ¿La sombra de Bolaño es tan marcada como parece para los jóvenes de toda Latinoamerica?
R.- Sin duda. El efecto Bolaño cataliza y a la vez contribuye a intensificar la reactivación de los cauces de circulación de la literatura latinoamericana, tanto en España, como en Europa y, más prudentemente, en Norteamérica. Pero también en la misma Latinoamérica.
P.- ¿Por qué, y cómo está influyendo en la narrativa más joven?
R.- Digo siempre que, más allá de su influencia concreta en el tono y los ademanes de los nuevos narradores, lo decisivo de Bolaño es haber renovado el paradigma del escritor latinoamericano y la mitología asociada a su figura. El éxito mismo de Bolaño, su vertiginosa ascensión al estrellato internacional, actúa, por otro lado, como un señuelo irresistible.
P.- ¿Qué cree que pueden estos jóvenes escritores contra las modas que impone el mercado, o contra las etiquetas que pretenden domesticarlos?
R.- No soy capaz de detectar modas muy persistentes ni etiquetas eficaces alrededor de la nueva narrativa latinoamericana. Precisamente la inoperancia de la crítica hace que se esté haciendo difícil separar el grano de la paja, y tanto los lectores como los escritores, e incluso los propios editores, parecen navegar sin carta. Más allá de sus méritos propios, la visibilidad de los más jóvenes escritores depende más bien de su oportuna inclusión en ésta o aquella antología, y sobre todo de que sean convocados, con más o menos tino, a reuniones y a congresos como este que hoy se inaugura.
P.- ¿Qué queda de la moda del crack, del boom de la literatura cubana, de Bogotá 79...?
R.- Lo que podía quedar. En el caso del crack, una prometedora carrera de funcionario para alguno de sus cabezas de fila. En otros casos, dos o tres nombres a los que seguir la pista, si es que se revelan capaces de perseverar y hacerse oír.