Arte

Presentada la colección del museo de arte contemporáneo de Sarajevo Puerta abierta

27 junio, 1999 02:00

El viernes se presentó en Sarajevo el casi centenar de obras de artistas de todo el mundo que se han reunido para inaugurar la colección permanente del futuro Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad y que hoy se pueden ver en las salas del Skenderija Center. Los trabajos de cuatro españoles, Txomin Badiola, Eugenio Cano, Juan Muñoz y Jaume Plensa, forman parte de esta importante muestra que supone el último tramo de un largo camino que, en 1992, iniciaron los ideólogos y fundadores de este nuevo centro. Por otro lado, es el primer paso que les conduce hacia la sede oficial: un espacio que deberá albergar todas estas obras en una ciudad que intenta recuperarse de las terribles secuelas de la guerra.

Desde 1992 el proyecto "Sarajevo 2000" ha cambiado mucho. La guerra acababa de empezar cuando el departamento cultural de la ciudad decidía poner en marcha un museo, un centro de arte concebido como un signo de esperanza, de solidaridad y de resistencia intelectual. Se trataba de montar una colección con obras de artistas de todo el mundo que actuaran como germen para un futuro Museo de Arte Contemporáneo que la ciudad no tenía.
El concepto de lo que más tarde se llamaría ARS AEVI (en latín: "el arte de una era") se gestó en un foro de intelectuales en julio de 1992, tres meses después de que diera comienzo el sitio de Sarajevo. En los meses siguientes, el proyecto fue aprobado por las autoridades culturales de la ciudad y de la República de Bosnia y Herzegovina.

Sedes temporales
Pero para poner en marcha el proyecto se necesitaba la colaboración de otras instituciones culturales europeas sin las cuales la reunión de las obras necesarias para formar una colección era imposible. Enrico R. Comi, director artístico del Centro de Arte Contemporáneo Spazio Umano de Milán, fue uno de los primeros implicados en hacer realidad lo que todavía era un sueño. Comi, después de varias reuniones mantenidas con el director general del proyecto y del futuro Museo, Enver Hadziomerspahic, pensó que la mejor manera de empezar a trabajar era crear centros o sedes temporales por toda Europa que se hicieran cargo de las donaciones -altruistas- de los artistas y que financiaran la organización y exhibición de las obras hasta su puesta en común en Sarajevo. Comi empezó a organizar exposiciones individuales con los artistas/donantes en octubre de 1994, fue la primera de varias muestras que se sucedieron durante un año. La idea cuajó y se presentó en las Bienales de Venecia de 1993 y de 1995 y en la Conferencia de Alcaldes Europeos que tuvo lugar en Sarajevo ese mismo año. Al siguiente, comenzaron las exposiciones colectivas con las primeras obras donadas para el Museo en los diferentes centros colaboradores: el Centro de Arte Contemporáneo Luigi Pecci de Prato, la Galería Moderna de Ljubljana, el Obala Art Centre de Sarajevo, la Fundación Bevilacqua La Masa de Venecia y el Museo de Arte Moderno Ludwig de Viena. "Cuando llegué a Milán, en mayo de 1993, a presentar el proyecto -comenta Hadziomerspahic- me imaginaba que, pasado un año, la idea sería un hecho que tendría ya todas las puertas abiertas. Pero la realidad fue muy distinta: me llevé uno de los primeros desengaños de una larga lista que comenzaría entonces. Un amigo me dijo: ‘No es ninguna novedad que quieras tu propio museo de arte contemporáneo, hoy día todo el mundo quiere el suyo y da igual que se construya en la Luna, bajo el mar o en Sarajevo’. Nunca olvidaré esas palabras. Seis años más tarde, compruebo que el proyecto ARS AEVI ha sido uno de los movimientos artísticos internacionales más importantes de los últimos tiempos".

Exposiciones por toda Europa
Movimiento, desde luego, sí ha habido, y por toda Europa. Primero, los directores de los centros propusieron la donación de trabajos a los artistas elegidos y, si aceptaban, la obra era incluida en la exposición organizada para promocionar el museo. Así, por ejemplo, Comi llevó a Milán, entre otros trabajos, una espectacular escultura de Juan Muñoz junto a una instalación de Franz West. Bruno Corà, director artístico del Centro Luigi Pecci de Prato, eligió a Jaume Plensa para que compartiera sala con Kounellis o Sol Lewitt. El director de la Galería Moderna de Ljubljana, Zdenka Badovinac, mostró un trabajo del grupo Irwin que acompañaba, junto a otros artistas, a Sophie Calle. El centro Obala de Sarajevo presentó una instalación de Christian Boltanski. En Venecia, Chiara Berlota se decidió, entre otras, por una obra de Cindy Sherman.
En total, más de cuarenta trabajos que, el año pasado, se completaron con otros tantos procedentes del Museo Ludwig de Viena. Su director, Lóránd Hegyi, seleccionó para el futuro Museo casi cuarenta obras más. Así, a los nombres anteriores se unen los de Txomin Badiola, Eugenio Cano, Dennis Oppenheim, David Salle o Sean Scully, con trabajos que, para Hegyi, tienen mucho en común: "Todos muestran el interés de los artistas por algunas ideas arquetípicas, como la casa o el cuerpo, y juegan con referencias del contexto cultural, histórico y sociológico: las imágenes tradicionales son reinterpretadas en el actual discurso artístico". En cuanto al proyecto ARS AEVI, Hegyi añade: "Cuando artistas de todas las áreas, de todas las culturas y sociedades donan trabajos para un futuro Museo en Sarajevo, su intención no es sólo ayudar a una ciudad destruida, también es tomar parte activa en la reconstrucción de una nueva sociedad. Quieren verse involucrados en el proyecto de poner en marcha una colección de arte contemporáneo".

El símbolo de la muerte
Esta visión solidaria no es la de todos los artistas que han donado sus trabajos. Para los cuatro españoles, la creación de un nuevo Museo es una iniciativa positiva, pero el hecho de colaborar en su creación no tiene para todos la misma importancia. Eugenio Cano (Madrid, 1961) -que está este fin de semana en Sarajevo en la presentación de la colección en el Skenderija Center y participa en un congreso de artistas paralelo a la muestra- es el que más se ha implicado en el asunto. Cano ha donado a Sarajevo su instalación "El origen y su doble", formada por un cuadro que cuelga de la pared y varios objetos colocados en el suelo: una calavera, "símbolo de la muerte" -explica-, un libro en blanco, "para reescribir la historia", y un coco, "la semilla de la vida". Tres objetos que se relacionan de alguna manera con la situación de Sarajevo. "No podemos reconstruir el país, pero es una forma de colaborar -dice Cano-. Así, no sólo nos lamentamos, sino que ayudamos, es una forma de hacer presión positiva, de revitalizar este lugar tan castigado por la guerra". Para Eugenio Cano, uno de los artistas elegidos por Lóránd Hegyi, "desde que Viena se unió a ARS AEVI, el proyecto ha cogido vuelo", bien es verdad que con la participación del Museo Ludwig el número de obras se ha duplicado y se ha logrado el apoyo del Ministerio de Cultura Austriaco.
El otro español seleccionado por Hegyi, Txomin Badiola también tiene en gran estima al director de uno de los museos más importantes de Europa Central. "Yo he tomado parte en este proyecto exclusivamente por Lóránd Hegyi, porque me lo pidió él y por la confianza que me transmite. A finales de los setenta, ya doné una obra para un centro de arte que se quería crear en Nicaragua y, una vez entregado el trabajo, no supe nada más ni de mi obra ni del museo", dice Badiola, que ha llevado a Sarajevo una instalación compuesta por dos elementos iguales, de madera con dos sillas, "Double trouble 2", una obra (la segunda versión de otra que él guarda) de los noventa, realizada en Nueva York. "La verdad es que la forma en que este Museo se ha ido gestando tiene mucho sentido, ha sido una labor generalizada, no algo aislado. Ahora me doy cuenta de que merecía la pena. He de reconocer que soy un poco escéptico respecto a este tipo de acciones".
Tanto a Juan Muñoz como a Jaume Plensa, la iniciativa de crear un Museo en Sarajevo les parece una muy buena idea. Plensa eligió para trasladar a los Balcanes una de sus famosas puertas, que viajaron a Prato para participar en la exposición de los seleccionados. "Me gustaba esta obra porque se trata de una puerta a la esperanza y, por otro lado, es una puerta cerrada que hay que abrir, me pareció una idea bonita para llevar a Sarajevo. Cada uno tiene que imaginar lo que hay detrás. Nuestras obras son la semilla para que luego el Museo continúe su andadura", comenta Plensa.

En continuo movimiento
La pieza de Juan Muñoz muestra, como en muchas de sus obras, la relación entre figura y espacio. En este caso, se trata de un hombre colgado del techo por la boca, un hombre de trapo que, en una mano, levanta a otras dos figuras de tamaño menor. "La obra pretende representar el estado de equilibrio", asegura el artista, para quien la idea de inaugurar un nuevo Museo en esta ciudad derruida es "una iniciativa positiva para el arte".
Para lograr la financiación necesaria para poner en marcha el nuevo Museo, desde la dirección general del mismo, se establecen relaciones oficiales con instituciones de toda Europa, se llega a acuerdos con patrocinadores y, lo más importante, se trabaja para crear la Fundación Internacional ARS AEVI, que ayudará a afrontar la construcción del edificio que tendrá que albergar el futuro Centro de Arte Contemporáneo y a que éste pueda seguir su andadura en el futuro. "ARS AEVI es un proyecto en continuo movimiento", comenta Hadziomerspahic. Lo que está claro es que con el nacimiento de ARS AEVI se ha dado un paso muy importante: seis instituciones europeas han trabajado juntas para lograr un objetivo común ante la destrucción y la injusticia, y lo seguirán haciendo otras muchas que colaboren con el centro en el futuro. "Creemos -dice orgulloso el director- que la idea y el contenido del proyecto constituirá un nuevo punto de referencia y de encuentro para el arte. Además, el proyecto sigue creciendo y el círculo de amigos y colaboradores del Museo se amplía cada día".