Arte

Llegada al museo

Ángel Mateo Charris-Chema Madoz

3 octubre, 1999 02:00

Un fotógrafo y un pintor. Dos artistas del siglo XXI que se enfrentan por primera vez a una exposición en un museo. El IVAM prepara para el 7 de octubre la muestra de un centenar de obras de Charris; el Reina Sofía inaugurará el día 26 una retrospectiva de Chema Madoz. Dos muestras que darán a conocer al gran público la obra de dos de los principales exponentes del arte contemporáneo español. Hoy los dos artistas conversan para EL CULTURAL. Hablan de la libertad, la crítica, las modas, las tecnologías. De las preocupaciones, al cabo, del artista del nuevo milenio.

En el Palacio de Cristal del Retiro recogen los restos de la presentación del Pabellón de España en la Exposición Universal de Hannover 2000. Un preludio de la proximidad del nuevo milenio. Chema Madoz y ángel Mateo Charris acaban de conocerse. Mientras esperamos al fotógrafo, los dos artistas hablan de sus exposiciones inminentes y comentan la marcha de sus respectivos catálogos. A Madoz le falta algún texto y varios viajes a la fotomecánica; Charris, que ya lo tiene casi todo, comenta, risueño, la eficacia de su comisaria americana, "en Nueva York lo preparan todo con tanto tiempo que debe estar horrorizada con nosotros". Es Gail Levin, comisaria también -y no es casualidad- de las exposiciones de Hopper al otro lado del Atlántico. Diez minutos y ya parecen viejos conocidos.

Ninguno tiene conciencia de cuándo empezó a conocer la obra del otro, pero ambos aprecian y valoran el trabajo del contrario, eso seguro.

-Madoz: Tengo confuso el momento en que conocí tu obra. Recuerdo haber visto pinturas tuyas pero no sé muy bien si fue en alguna edición de ARCO o eran reproducciones en catálogo. Desde un primer momento me llamaron la atención. En ellas vi temas que siento muy cercanos, me identifiqué con su forma de mirar, de ver el mundo.

-Charris: Yo recuerdo una fotografía tuya, una de las primeras que vi. Me impresionó, me hizo cosquillas en la mente. Tuve la sensación de que transmitía una sensación similar a la que yo quería transmitir con mis pinturas.
-Madoz: Observando tus cuadros, tuve la sensación de que había una serie de argumentos conocidos que a mí también me interesaban. Me sentía a gusto frente a tus obras.

-Charris: Creo además, que hay aspectos comunes en nuestros trabajos, algo que compartimos, Magri-tte, por ejemplo. (Madoz mueve afirmativamente la cabeza). Creo que Magritte podría ser, junto a Duchamp, uno de los pintores que más ha influido en el arte contemporáneo.
-Madoz: Cuando se habla de influencias uno mira hacia atrás para encontrar la raíz mientras que las referencias actuales quedan más de lado. Fluxus o Art and Language, por ejemplo, son movimientos más actuales que parten de una misma base: una clara vinculación dadaísta.

Libertad heredada

Herederos de las vanguardias, de tantos ismos que lucharon denodadamente por la expresión libre, por la obra abierta, por la ausencia de fronteras creativas, Madoz y Charris hablan de la libertad en el arte contemporáneo.
-Madoz: No sé si ahora hay mucha o poca libertad. Me cuesta hablar en términos categóricos, tan contundentes. En cualquier caso, el término "libertad" es engañoso. En principio, si yo hago libremente el trabajo que quiero es porque tengo libertad.

-Charris: Ahora vivimos una de las épocas más libres en cuanto al arte se refiere. Hoy existen menos ataduras, menos esquemas a los que ceñirse y eso debería llevar a una mayor libertad. Si bien es cierto que siempre tendemos a buscar otro tipo de ataduras y otras jaulas.
-Madoz: Pienso que, en términos absolutos, la libertad no existe. Lo absoluto es sólo un producto artificial, teórico. La realidad es más relativa. Esto tiene que ver con el carácter de mi trabajo que consiste en rechazar las verdades absolutas. Es como una reivindicación de la duda sobre una realidad impuesta. Con mis fotografías tiendo la relativizar, a ver las diferentes caras de la misma moneda.

-Charris: La verdad es que las vanguardias trajeron, no sólo un nuevo repertorio de imágenes, sino también nuevos caminos para desarrollar el arte, abrieron ventanas y se opusieron al academicismo imperante. Pero no cabe duda de que también trajeron sectarismos, aires guerreros que enfrentaron a unos contra otros. Además, el hecho de borrar el academicismo de entonces puede que haya llevado a crear otro tipo de academicismos. De todos modos me parece ésta una etapa de mucha libertad: se puede crear cualquier cosa en cualquier medio.
(El todo vale tan polémico para muchos críticos de arte).
-Madoz: Eso es cierto. Recuerdo una revista de fotografía, "Nueva Lente", que hizo del todo vale su bandera y publicaba en sus páginas todo tipo de experimentos fotográficos. Trabajos, no siempre acertados, que han servido de germen para luego desarrollar otros más interesantes.

-Charris: Todas las épocas de la Historia del Arte han tenido sus reglas del juego. La de hoy es que todo lo que llega a una sala es arte, lo que no garantiza en absoluto es que sea bueno o que tenga interés. Pero, ahora mismo, esa es la regla.
-Madoz: Esto está bien en cuanto que sirve de refresco a lo que se está haciendo en un momento determinado, sirve para abrir nuevos caminos. El problema es que no todo aguanta igual el paso del tiempo, hay experimentos que luego perduran y otros que se quedan en la cuneta. Estaríamos ahora en uno de esos ciclos en los que se está probando, se está experimentando con técnicas nuevas, en nuevos terrenos, pero no se sabe muy bien qué perdurará.

-Charris: La verdad es que la libertad no garantiza que se vayan a realizar mejores creaciones. Ha habido épocas con muchas restricciones temáticas, impuestas por la Iglesia o por el mecenazgo particular, en las que se ha realizado un arte estupendo, de gran calidad. Incluso hay artistas que trabajan mejor guiados por unas directrices externas. De todos modos, prefiero vivir en una etapa como la de ahora, en la que todo vale y cada cual puede enfrentarse a su obra como quiera. Lo que sí habría que replantearse son los criterios de evaluación a la hora de analizar.

Intelectuales e independientes

No hay que pasar por alto que estamos ante una generación de artistas muy cultivados, con gran bagaje cultural a sus espaldas y eso, no hay duda, se deja ver en las obras de muchos de ellos.

-Madoz: Yo no me incluiría en el saco de artistas "intelectuales". Lo que sí es cierto es que a estas alturas jugamos todos con muchísima información. Veo tus cuadros y en ellos descubro paisajes que me resultan familiares y es que los materiales utilizados para la composición del trabajo están muchas veces extraídos de una especie de memoria colectiva formada por películas, libros. Por supuesto, siempre dejando un amplio margen a la creación.

-Charris: Gracias a la internacionalización todos manejamos mayor flujo de información. A través de internet uno puede ver las exposiciones que se celebran en Nueva York, por ejemplo. La globalización hace que se use un lenguaje común.
-Madoz: Por otro lado, cada cual se preocupa más por su trabajo que por adscribirse a una determinada corriente, sea la de artistas "intelectuales" u otra. Yo mismo me identifico con esta actitud.

-Charris: Es que los artistas han tomado caminos propios. Los soportes se mezclan igual que las corrientes. Yo cuando empiezo el proceso de creación utilizo todo tipo de figuraciones o fuentes reales y de la memoria; a veces hago collages en el ordenador. En este sentido tengo mucha libertad de movimientos.
-Madoz: Es cierto que las corrientes se mezclan, yo mismo no sé muy bien dónde situar mi obra. No me siento identificado con el conceptualismo ni el surrealismo, a los que habitualmente suelen adscribirme.

-Charris: Es difícil. También podrías ser simbolista o de otros muchos movimientos. Es imposible definirnos con una sola etiqueta, creo que harían falta muchas. En una obra hay 200 adjetivos que se mezclan.
-Madoz: Hay influencias muy dispares porque uno bebe de muchas fuentes, aunque en mis obras pueda haber un componente surrealista, la afirmación tajante de que soy surrealista no me gusta. Se quedan muchas cosas fuera.

-Charris: Prefiero a los artistas que se mueven en la frontera de un movimiento, a los menos ortodoxos, a los más resbaladizos: me gustan los pop menos pop, los surrealistas menos surrealistas.
-Madoz: Yo respeto los movimientos y reconozco el interés que algunos, como el surrealista, me despiertan. Pero esa actitud casi militante de algunos artistas con un grupo concreto me resulta chocante. No entiendo a aquellos que siguen sin dudarlo a una especie de Pope que dicta las normas. Supongo que buena parte de la crítica ha fomentado estas actitudes encasilladas, al poner etiquetas, muchas veces creyendo facilitar las cosas, sin darse cuenta de todo lo que se dejan en el tintero.

-Charris: No sólo la critica, los artistas también tenemos nuestra parte de culpa. A veces resulta más fácil montarse en un barco en marcha que soltar amarras solo. No hay duda de que requiere menos riesgo el viajar en grupo y formar parte de un movimiento ya consolidado que el ir por cuenta propia. Hay artistas que crean sus mejores obras cuando se encuentran en esa etapa, más arropados. Yo no podría. Supongo que he preferido seguir mi propio rumbo.

Y, al margen, la fotografía

No se puede estar con un fotógrafo de la talla de Chema Madoz y no hablar, aunque sea por encima, de la imparable ascensión de la fotografía, sobre todo para el gran público. Para los visitantes de ARCO, para las galerías privadas y, ahora, con la exposición que organiza el Reina Sofía, para los museos públicos.

-Madoz: Efectivamente, la fotografía está de moda y vive un boom importante. Mi relación con este soporte viene de lejos y recuerdo años en los que nos hemos sentido totalmente al margen de los circuitos artísticos tradicionales. Había una tendencia a ignorarse por las dos partes: los fotógrafos estábamos encerrados en nosotros mismos y los circuitos nos daban la espalda. Me da un poco de vértigo la rapidez con la que se ha producido el cambio: en ARCO había que buscar despacio las poquísimas fotos que se colgaban, mientras que la pasada edición fue una avalancha de papel fotográfico.
-Charris: De momento el uso de la fotografía se ha normalizado y esto puede servir para que público y crítica se den cuenta de que no importa el soporte sino el artista, da igual que para expresarse se use un pincel, una cámara de fotos o un vídeo.

-Madoz: Los nuevos avances tecnológicos nos obligan a fijarnos más en el fondo que en la forma; más en el discurso y menos en el soporte. La herramienta no importa y lo que tiene que llegar al público es el resultado.
-Charris: La tecnología es una herramienta muy útil que sería absurdo no aprovechar, pero el mero artificio no es arte. No es más moderno colocar tres monitores en una sala que pintar un óleo. La novedad no es un valor en sí misma.

-Madoz: Da igual ver una obra en vídeo o en óleo, lo que importa es que conmueva, que llegue, que llene.
-Charris: Creo que tendemos a ser muy sectarios, a separar a los conservadores de los modernos y progresistas, y eso no está mal siempre y cuando miremos también el fondo. Hay trabajos que están vacíos de significado, pero puede ser igual un óleo que un CD-Rom.

Tendencias impuestas


En parte gracias a estas nuevas tecnologías, el arte ha llegado a la calle. Ahora el comercio es mayor y mueve más dinero por lo que interesa más dirigir al público. Se imponen tendencias y nombres, por parte de galeristas, marchantes, periodistas. Pero Madoz y Charris son optimistas.
-Madoz: Es cierto que se crean tendencias inexistentes pero al final las cosas caen por su propio peso.
-Charris: Yo también soy optimista. Un engaño puede durar unos años pero se acaba descubriendo.

-Madoz: El falso prestigio se acaba olvidando.
-Charris: El engaño es tan viejo como la historia, ya Baudelaire en su libro "El pintor de la vida moderna" pone como prototipo a un pintor siniestro que no ha llegado a ninguna parte, desconocido en la actualidad.

-Madoz: Además, esto es algo que se da en todas las áreas, no sólo en el arte.
-Charris: Lo que sí haría falta es un espectador más preparado y, sobre todo, una critica menos sectaria, que no se mueva por las modas, que hable de los trabajos en profundidad.

-Madoz: Yo siempre siento cierta curiosidad por lo que la crítica diga de mis trabajos. Me intriga la respuesta que hay ante mis obras una vez están colgadas en una sala.
-Charris: Hay veces que la postura de un crítico se basa en un aspecto tan nimio y tan banal de la obra que lo que escriba carece de importancia. Aunque es verdad que condiciona a buena parte del público y del coleccionismo.

-Madoz: Por eso me preocupa (risas).
-Charris: Pero mejor que hablen aunque sea para mal. Lo peor es ser ignorado.
-Madoz: Eso desde luego.