Arte

La contradictoria realidad chicana

28 noviembre, 1999 00:00

Aztlán hoy La posnación chicana. Sala de Exposiciones del Canal de Isabel II. Santa Engracia, 125. Madrid. Hasta el 23 de enero

Aztlán es la reivindicativa denominación chicana del territorio de los estados de Texas y California que en otros tiempos formó parte de México. La constante inmigración mexicana a esta zona a lo largo del siglo, con sus historias de desarraigo, marginación y explotación, ha terminado por generar un espacio cultural chicano inscrito en la sociedad anglosajona, con la que mantiene relaciones ambivalentes. El inevitable mestizaje y, en el extremo contrario, la necesidad de conservar la propia idiosincrasia están en la base de las muy diversas propuestas artísticas de los creadores chicanos actuales.

Para esta exposición, Berta Sichel ha escogido a doce artistas, la mayoría fotógrafos, que comparten el rechazo de los estereotipos y que modificarán la visión que tenemos, sobre todo a través del cine, de esta realidad social en proceso de decidida afirmación, con todas sus contradicciones y matices. Son Laura Aguilar, Philllip Avila, Roberto C. Buitrón, Christina Fernández, Rita González, Jesse Lerner, Daniel Martinez, Lourdes Portillo, Chuck Ramirez, Armando Rascón, Alex Rivera, Kathy Vargas. Con la excepción de Vargas, son todos jóvenes y estadounidenses de segunda o tercera generación, lo que marca una inevitable distancia con su cultura de origen. Todos aportan reveladoras visiones y apreciaciones, que van desde la nostalgia a la crítica, de la aceptación de la situación creada a la preservación de la historia personal y colectiva, en ese territorio propio y a la vez extraño, ocupado y a medias reconquistado, imaginario y real que es Aztlán. Pero, aunque el análisis sociológico está muy presente en la exposición, lo que prima es la actualidad de una potente corriente de creatividad que surge de este conglomerado cultural que, a pesar de que comparte rasgos con el arte estadounidense de hoy, presenta también otros diferenciados.

Sería injusto liquidar con un par de líneas a cada uno de los participantes. Me parece preferible destacar a los que creo tienen un mayor interés artístico. Martínez muestra un impactante políptico que alterna imágenes de muchachos negros y flores ante un desenfocado fondo urbano. Como insinúa su título, en ella casi todo es ficticio y, sin embargo, de una tremenda presencia real: las plantas son artificiales, y las fisionomías se someten a sutiles distorsiones de la lente, planteando en último término las dificultades de la adaptación a un medio social y físico hostil. En contrapunto a la contenida ira de los personajes de Martínez se sitúan Pancho y Tonto, protagonistas de El corrido de Happy Trails de Buitrón, que, en una divertidísima sucesión de irónicas situaciones, de gran habilidad compositiva, recuperan los modos de vida chicanos desde su plena inmersión en la sociedad de consumo norteamericana. Igualmente reseñables son la mayor fuerza visual de Ramirez, la "actualización" de Fernández de la emigración, la inmersión de Kathy Vargas en un pasado de místicas luces y tinieblas, y el dramático aprisionamiento de Aguilar por las banderas estadounidense y mexicana.