Image: Bienal de Valencia

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Arte

Bienal de Valencia

200 artistas en la fiesta del arte

6 junio, 2001 02:00

Ousmane Ndiaye Dago: La femme terre, 1998

Valencia se mueve. Y desde hace doce meses, más que nuca. Es el tiempo (récord) que la Generalitat Valenciana ha necesitado para cuajar la idea de organizar una bienal propia y sin igual en España. El próximo domingo, a las once de la noche, La Fura dels Baus levanta el telón de cinco meses de exposiciones y espectáculos, instalaciones y performances que agitarán (en el mejor de los sentidos) la vida artística valenciana.

Son más de 200 los artistas convocados en esta primera edición de la Bienal que este año gira en torno al tema de las pasiones, los "vicios y virtudes humanos". Articulada en siete exposiciones y eventos, la Bienal quiere demostrar ante todo esa "comunicación entre las artes" que grita el lema oficial, quiere ser una gran manifestación dedicada a la totalidad de los lenguajes artísticos porque, como dice su director, el crítico y comisario italiano Luigi Settembrini, "la idea de las artes separadas es un concepto caduco. Vivimos en los aeropuertos, nos comunicamos a través de la red, atravesamos el mundo por medio de internet: el no-lugar ha conquistado un espacio concreto en nuestra existencia. La Bienal quiere ser un laboratorio y un observatorio de esta confrontación. Un observatorio en condiciones de proveer, cada dos años, el proceso de esta fundamental dialéctica". Por ello se han programado, además de las dos exposiciones más "tradicionales" (partiendo de la base de que nada en esta Bienal es tradicional), seis acciones (incluyendo el espectáculo inaugural) articuladas en torno a la música, el teatro, la performance y el vídeo. De modo que el visitante se encontrará sumergido en el nuevo concepto de Bienal que aquí se plantea, en los espectáculos que durante día y noche van a pintar las calles de Valencia de arte y, por qué no, de fiesta.

Los espacios ideales

Superar los rígidos hábitos museográficos y abrirse y conectar con la ciudad y sus diferentes públicos ha sido uno de los retos de la organización a la hora de elegir los lugares para el desarrollo de las actividades -el centro histórico, el puerto, los edificios del pasado urbano-industrial de la ciudad- y de marcar los horarios -hay eventos que se desarrollan sólo por la noche o al atardecer-.

Settembrini no podía elegir el lugar de la Bienal, pero de haberlo hecho, no hubiera dudado en apostar por Valencia: primero, "por su capacidad y medida, una especie de concentrado equilibrio entre tradiciones y modernidad", y segundo, "por sus espacios expositivos de gran belleza, espacios cuya cantidad y calidad hacen palidecer la oferta de muchas importantes ciudades europeas". Pero no sólo serán los museos y los centros de arte de esta ciudad (ya de por sí especiales por haber sabido, en muchos casos, recuperar espacios en desuso, como La Gallera, antiguo centro de peleas de gallos) los que se unan a la Bienal, también la calle, el puerto, el Jardín Botánico o el L’Hemisfèric de Calatrava (centro neurálgico de la Bienal y escenario de la intervención de la Fura dels Baus) formarán parte de los escenarios en los que se desarrolle el programa.

Son ocho espacios con una particular personalidad que hacen que las exposiciones y los espectáculos sean originales puestas en escena diseñadas por artistas como Peter Greenaway (Cuerpo y pecado) o Bob Wilson (Russian Madness), por citar dos ejemplos en los que el montaje se ha cuidado especialmente. El antiguo Convento del Carmen (hoy, el Museo del Siglo XIX y una de las sedes del IVAM), el recuperado granero medieval del Almudín, el Tinglado del Puerto de Valencia, La Gallera, Las Reales Atarazanas, San Miguel de los Reyes y el Jardín Botánico se convertirán durante los próximos meses en escenario del arte contemporáneo internacional.
No hay que olvidar que, además del objetivo artístico y cultural, la Bienal (cualquier bienal) no oculta el filón publicitario y de marketing que supone para Valencia la organización de un evento de esta magnitud, que congrega a personalidades del mundo del arte y del espectáculo y que espera recibir miles de visitantes este verano.

Publicidad y marketing

Consuelo Císcar, subsecretaria de Promoción Cultural de la Generalitat y alma mater del encuentro, hace alusión, en uno de los textos publicados, a "la proyección internacional que se abre ante nuestros ojos por un lado, y a la repercusión económina que va a tener sobre un sector cada vez más amplio como es el turístico, por otro". También en un comunicado de la Bienal se habla de ésta como de "un proyecto ligado a la producción de cultura creativa y a la imagen internacional, factores que revisten hoy una enorme importancia para la economía material e inmaterial del territorio". Por todo esto califica Císcar de "coste mínimo" los 900 millones de pesetas que conforman el presupuesto total (y oficial) de la Bienal.

En cuanto a la elección de los comisarios, también aquí Settembrini ha querido diferenciarse de otros certámenes de estas características: "En otras bienales el director es un crítico de arte invitado para realizar ‘en solitario’ una exposición. Para Valencia ha sido formado un equipo de expertos internacionales y valencianos de diferentes disciplinas". En esta ocasión, el director ha querido que fuera Achille Bonito Oliva el responsable de la muestra principal (de los 200 artistas, 100 participan en esta exposición): El cuerpo del arte, que el italiano ha ideado, con la colaboración de Peter Greenaway, para el Convento del Carmen. Aquí expondrán sus obras un centenar de artistas entre los que hay nombres tan conocidos como Andreas Gursky, Mona Hatoum, Yasumasa Morimura, Erwin Olaf, Per Barclay, Tunga, Loris Cecchini, Dinos y Jake Chapman, Tracey Moffat o Hiroshi Sugimoto. Los españoles están representados por Jaume Plensa, Miquel Navarro, Manolo Valdés, Santiago Sierra y Equipo Límite y la participación de Manuel Vázquez Montalbán.

La contaminación


"El criterio adoptado para elegir a cien artistas de todo el mundo -explica Bonito Oliva a EL CULTURAL- es fruto de un punto de vista personal que ha venido tomando forma desde que en 1973 llevé a cabo en Roma la muestra Contemporánea. Desde entonces he profundizado acerca de la tendencia del arte contemporáneo hacia la contaminación y la invasión lingöística", una tesis que queda patente en esta exposición. "La colaboración con Peter Greenaway -continúa el comisario- ha generado un inédito modelo expositivo, en tanto que ha llevado a cabo un recorrido de la obra que atraviesa toda la muestra y que se encuentra dividida a su vez en las cinco partes del cuerpo humano".

Artistas del cuerpo

Se refiere Bonito Oliva al cerebro, columna vertebral, corazón y órganos internos, genitales y extremidades que agrupan al centenar de artistas que componen el núcleo duro de la Bienal.

Más poética es la exposición de David Pérez, Líneas de fuga, una muestra en la que se citan artistas (Silvia Martín Marí, Mira Bernabeu y Pedro Ortuño, entre otros), poetas (Enric Sòria, Vicente Gallego o Carlos Marzal), coreógrafos, músicos y diseñadores; todos jóvenes y valencianos. En este caso cada uno de los artistas articula un discurso en torno al rasgo poético que considere ineludible defender ante la globalización. Un tema bien distinto del desarrollado por el cineasta Emir Kusturica en Una tierra que mira al continente (Los cuatro jinetes), en El Almudín: el director de cine, el director teatral Mladen Materic y dos artistas serbios han preparado una instalación (con tierra transportada simbólicamente desde Sarajevo) sobre los horrores de la guerra. También Bob Wilson ha concebido y diseñado una muestra para la Bienal, Russian Madness. Junto con el comisario Viktor Misiano ha seleccionado obras de doce artistas rusos que se confrontarán con el trabajo del propio Wilson.
En el apartado de las instalaciones, Scanner y José Antonio Orts se alternan en La Gallera para mostrar sus proyectos en los que predomina el elemento sonoro. Por las noches, el grupo Dumb Type animará a los más noctámbulos con Iris (Las noches del Bien y del Mal) y sus espectaculares imágenes electrónicas y esculturas de humo. Y La Bienal Móvil, también por la noche, recorrerá las calles de la ciudad con los proyectos Videorom y Videoroad, que reúnen vídeos de artistas internacionales.

Con todo esto y como dice Bonito Oliva haciendo gala de su sentido del humor: "Con esta primera edición de la Bienal, Valencia ganará la copa europea de las artes".